Jorge Cruz,
Caracas, 6 de julio de 2020
-¿Viste la nueva
camioneta que adquirió Pedro?
-Sí, seguro debe
estar en algún guiso, uno de esos negocios sucios.
-No vale, ese ha
sido por su trabajo, varias veces lo he ido a visitar y me lo he encontrado con
muchos proyectos, algunos andando otros armándolos. Yo he estado cocinando algo
también para ver si puedo tener mejores ingresos.
Esa ficticia
charla entre dos amigos nos muestras dos tipos de actitudes ante el bien material
de otro, son muestras de un sentimiento: envidia.
La envidia puede
ser constructiva o destructiva, para el primer caso se intenta imitar o superar
al otro; lo contrario es que se intenta denigrar; acosar; quitar lo envidiado,
si es un objeto; o eliminar, físicamente.
Que no dicen
Wikipedia al respecto:
“En el ámbito
del psicoanálisis la
envidia es definida como un sentimiento experimentado por aquel que desea
intensamente algo poseído por otro. La envidia daña la capacidad de gozar
y de apreciar lo que posee uno mismo. Es el factor más importante del
socavamiento de los sentimientos de amor, ternura o gratitud. La envidia es un
sentimiento enojoso contra otra persona que posee o goza de algo deseado por el
individuo envidioso, quien tiene el impulso de quitárselo o dañarlo.”
“(… ) la envidia, según la
psicología evolucionista, sería una emoción que nos motiva a mejorar, y de ahí
su lógica en el mejoramiento de la evolución
Así se entiende que la comparación social juega un papel fundamental en
la manera en que nos percibimos a nosotros mismos.”
“(…) Tristeza o pesar del bien ajeno.”
“De
acuerdo a la primera definición, la envidia es sentir tristeza o pesar por el
bien ajeno. De acuerdo a esta definición lo que no le agrada al envidioso no es
tanto algún objeto en particular que un tercero pueda tener sino la felicidad
en ese otro. Entendida de esta manera, es posible concluir que la envidia es la
madre del resentimiento, un sentimiento que no
busca que a uno le vaya mejor sino que al otro le vaya peor.” ¹
Como podemos
ver, este sentimiento está casi a flor de piel, siempre tendemos a
compararnos y al percibir diferencias, deseamos lo que el otro posee, ya sea su
capacidad intelectual, física para el deporte, manual para manipular o crear
objetos, monetaria, recursos (territorio, aguas, minerales…), entre otros; es sentirse desvalido ante las
potencialidades y habilidades que tiene el objeto que tomamos como espejo para
medirnos, por tal motivo emergen diversos tipos de sentimientos y conductas.
Por otro lado,
la envidia es un arma que los líderes manejan a su antojo, les sirve para
buscar aliados o crear “enemigos”, para formar una grey y perseguir o saquear
al “contrincante”o,
en un sentido positivo, producir nuevas metas y logros. En pocas palabras, un líder es exitoso en la medida que sepa
manipular la envidia de sus súbditos, puede ser utilizada en los dos sentidos
señalados, un buen gerente saca lo mejor de los que tiene a cargo, generando
una competencia sana.
En acción…
Envidiamos al exitoso, al que podemos tildar de corrupto o
explotador, cuando vemos por el lente de lo destructivo. Este tipo de actitud
está muy presente en los partidos políticos, iglesias, partidario de un deporte
y en el grupo de fobias relacionadas a los que pertenecemos a la misma especie,
aunque diferentes, tales como: xenofobia, homofobia, aporofobia, entre otras.
Generalmente tiene un carácter agresivo contra el envidiado
o lo envidiado del otro, puede ser pasiva hasta que hay un disparador o
catalizador, desde ese momento puede pasar de acciones “suaves”, como burlas,
aunque algunas veces no se puede considerar como suave el ataque verbal, hasta
el odio y desprecio que genera actividades físicas como destrucción de
propiedades u objetos, robo, expropiación o invasión (las propiedades pueden
ser terrenos de siembra, edificaciones de viviendas, galpones dedicados a la
producción o incluso cosas menores como un bolígrafo, libro, ropa, utensilios,
equipos, etc.) y el caso extremo que es la desaparición física del envidiado.
Aquí aparece un sentimiento poco amigable: odio. Si además,
existe impunidad por parte de los que deberían legislar, los resultados pueden
ser graduales o finales; de suave, puede saltar rápidamente a violencia. La impunidad es un gran alimento para la envidia y el odio, el sentirse alguien con poder para determinar los objetivos o rutas de otra persona y sin que tenga que rendir cuentas ante nadie, es una mezcla peligrosa, que, en muchos casos, concluye con el asesinato. La más sanguinaria de las opciones.
Tengo que aclarar que muchas veces pareciera que fuera otro
el motivo, pero si analizamos a profundidad el origen de tales conductas nos
lleva a la envidia como la fuente. De forma natural, siempre tendemos a
comparar y en ese proceso puede aparecer la frustración de no ser similar o
superior al otro, por lo cual se puede transformar en resentimiento, si es alimentado
por discursos anti x.
Ya señalé arriba que también puede ser una actitud positiva,
como la barra que debemos superar con mucho entrenamiento y un buen salto.
En el área de gerencia se tiene un término de origen
idiomático inglés, benchmarking, que pudiera traducir como tener como faro el
mejor en el área en el cual se desempeña una corporación para mejorar el logro,
que pudiera ser para alcanzar un estándar de igual medida o por encima de la
misma.
En pocas palabras, en este caso nos encontramos con dos
términos: reto para superar la
situación actual, mediante sus propias habilidades y capacidades y competencia, ese deseo de emular para
superar al otro.
Resumiendo, la envidia puede ser un arma que permite
destruir o una herramienta para erigir. El uso por los líderes, especialmente
los políticos, es hacia lo destructivo, hay que dividir para reinar, tal como ha expuesto Maquiavelo en su famoso libro El Príncipe.
Por ello, tenemos que realizar una introspección para determinar nuestras
conductas hacia los otros, indagarnos porque tanta intolerancia hacia el otro.
Solo cuando lleguemos a descubrir el origen de nuestra envidia,
podemos redirigirla y comenzar un nuevo rumbo que sea para el crecimiento, ser similares
o mejores que nuestros maestros o guías.
Dejamos, además, de ser los borregos que seguimos fielmente a la masa y a los líderes podemos ponerlos en su sitio o luchar por cambiar el rumbo.
Dejamos, además, de ser los borregos que seguimos fielmente a la masa y a los líderes podemos ponerlos en su sitio o luchar por cambiar el rumbo.
En ese día Pedro sólo será una meta a alcanzar.
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Notas: ¹ Wikipedia Envidia.
En: https://es.wikipedia.org/wiki/Envidia#:~:text=Entendida%20de%20esta%20manera%2C%20es,algo%20que%20no%20se%20posee Revisado el
12-06-2020.
² Maquiavelo, Nicolás (1999) El
Príncipe. El Aleph.com. En: https://mega.nz/file/PYcTABxa#rnXqmWAGWMw6SCYlKUGLESRFuxB5lAxXJofH6g34nWY