Thursday, June 25, 2020

Fanatismo religioso y laico (I)


Jorge Cruz, Caracas, 22 de junio de 2020

El cielo es azul porque es un reflejo del color del mar.
Esta afirmación podría generar diversos comentarios o reacciones. Desde, yo respaldaría lo planteado porque lo dice una persona con autoridad, hasta los que ni leerán el artículo y sus puntos intermedios, o sea, dirán que es un hablador de paja, no le paren u algunos buscarán confirmar lo cierto de tal frase.

Yo prefiero el último grupo, pero aquí intentaré profundizar sobre el primer grupo.

Antes de iniciar voy a mencionar unos puntos importantes: el ser humano por su naturaleza es gregario, pertenecer a un grupo le sirve para compartir con otros, sentirse parte de una manada, le da seguridad ante un medio “hostil”; a esta membresía los sociobiólogos le llaman tribu. La tribu es un aro de identidad, que va desde la familia, el de menor cantidad de participantes o más inmediato, hasta el de la especie sapiens; con puntos intermedios como la comunidad (vecinos, compañeros de trabajo, practicantes de una iglesia, fanáticos de un equipo de deportes…), la ciudad (caraqueño, valenciano, maracucho…), regional (tachirense, aragüeño…), nacional (venezolano, español, australiano…).

Si nos preguntamos cómo esto opera, es sencillo, en la familia hay tíos que no se reproducen (no tienen hijos) para proteger, ya sea a sus sobrinos o progenitores, “sacrifican” su supervivencia como individuo, por el bien del grupo familiar. Otro ejemplo, al suceder una catástrofe natural, cuando un huracán arrasa con muchas viviendas en una isla del Caribe, un japonés, a cientos de miles de kilómetros de distancia y sin conocer el lugar, se siente identificado con las víctimas y hace donaciones para el bienestar y supervivencia de la especie sapiens.

Como se puede percibir, hay impulsos instintivos para la conservación de la tribu, eso sí, esto opera en mayor grado entre más cercano es el aro de identidad comprometido. Con ello también quiero afirmar que TODOS actuamos a dos niveles permanentemente: el individual y el grupal, algunas veces damos mayor peso a alguno de ellos, dependiendo de la situación. Cuando los dos se unen en nuestro accionar, mucho mejor nos sentimos, la “victoria” es superior.

Segundo, al reunirnos, por ser una especie con imaginación, como forma de cohesión de la asociación se crea cultura: símbolos, lenguajes… Hay discursos y narrativas que justifican y dan validez emocional a nuestras conductas; es decir, se genera una comunidad de fieles que se sienten identificados en lo sensorial, físico e intelectual.

Tercero, a pesar de los cambios que hemos tenido desde la aparición del Homo sapiens, lo animal aún domina nuestro actuar, la emoción ante que el raciocinio, lo instintivo prevalece sobre lo racional. Por ejemplo, somos territoriales, hay guerras, acuerdos, alianzas, asesinatos o construimos sitios inexpugnables para mantenernos a salvo de los otros. Voy a ilustrar con un hecho sucedido en el año 2000, el decreto 1011, que proponía cambios en el sistema educativo, el eslogan fue: “Con mis hijos no te metas”, liderado en un alto porcentaje, creo que más de un 80%, por mujeres; esta protesta pudiera parecer una de tantas, obtuvo una victoria y pareciera totalmente racional. Lo real, aunque fue con textos y movimientos muy “racionales” lo que sucedió fue la mamá leona defendiendo a su cría, es decir, instinto de protección al primer aro de identidad de la tribu.

Cuarto, lo que existe son interpretaciones de la realidad, que al final esta última es construida, es un constructo, cada quien tiene su “verdad” y en función de ella modela su accionar, parte de esa verdad limita o minimiza los instintos, pero nunca los elimina. El conocimiento adquirido a través de la educación (formal e informal, desde las entrañas de la madre hasta la muerte) es quien ordena y da sentido a todas las experiencias humanas, incluyendo las discrepantes y penosas.

Por último, esa pertenencia a una tribu, hace que defendamos nuestro aro contra el “acoso o ataque” de los otros, que pueden ser personas, otra especie (podemos incluir los virus) o fenómeno natural.

También quiero aclarar, que en este texto no intento analizar los fines, sino los disparadores conductuales.

Rechazo o aceptación.
Al inicio he expuesto que una afirmación puede tener diversos tipos de respuestas, esas conductas responden a lo instintivo o a la cultura de un nivel x de la tribu. Tomemos el caso de los que evitan leer la oración, ellos han bloqueado a su interlocutor, porque con anterioridad sus argumentos no son lo políticamente correcto para su verdad o hace tambalear sus dogmas y tabúes, como manera de conservación opta por evadir el contacto.

También está el que cree en lo allí anunciado, no confirma, no analiza, solamente acepta como cierta la afirmación, tiene fe en la fuente.

Estos son los fanáticos, los que pueden llegar a defender sin importar lo que defienden, es una reacción instintiva de tribu.

Analicemos un poco más esto. Comencemos por las características:

Un fanático se considera miembro de una tribu, aunque también la “tribu” tiene que aceptarlo como tal.

Él tiene un grado de identificación con los valores de dicho grupo, generalmente, extremadamente altos.

Disfruta de los logros del grupo y sufre en las derrotas, siente ambas situaciones como propias.

No importar su grado de instrucción, sector social al que pertenece o lugar donde viva.

Responde de manera instintiva ante los estímulos que envía el grupo, si es a marchar, se camina, si es a atacar, se agrede; si es a negar al otro, no se le escucha, lee o ve.

Respeta las jerarquías que se han conformado, aunque haya subgrupos en disputas por el poder y se alinee con alguno de los subconjuntos, siempre va a responder hacia los que lideran aunque sea tapándose la nariz.

Hay dogmas y ritos, los cuales se convierten en entes que son más que la suma de sus miembros.

Hay mucha confianza en la cultura del grupo y en especial en los líderes.

Quizás el rasgo de mayor valor es que para el fanático la verdad del grupo es inamovible, escrita en piedra, es un producto acabado y definitivo y definitorio. La visión que se ha construido dentro del grupo es la que única que puede explicar los fenómenos que acontecen fuera de si mismo. La información que se produce dentro, no es información es formación, es lo verdadero. Por ese motivo podemos apreciar como personas que tenían un tipo de comportamiento, al asumirse como parte de otra congregación devalúa, denigra o blasfema contra su pasado o los herejes que no participan de la nueva luz que guía sus pasos ahora.

Debo afirmar que, como se puede percibir, el fanatismo es una actitud que no distingue si se practica en lo laico o lo religioso, ambos responden a un mismo patrón.

 En pocas palabras se halla inmerso en una narrativa. Una narrativa donde hay victima(s) y victimario(s), y no puede faltar: el salvador.  Estos héroes no actúan solos, tienen apoyos, como también los victimarios.

Voy a terminar esta primera parte con una ilustración sobre este último tema, que además espero sirva para explicar el resto de lo señalado:

De un artículo anterior, titulado: Cuando el discurso es sólo palabras¹, voy a tomar una de las figuras allí resaltadas: los empresarios.

Para ciertos grupos, estas personas son tratadas como los enemigos, explotadores, que se roban la plusvalía, entre otros estigmas que se le han endilgado; es decir, son los victimarios o villanos. Estos villanos no actúan solos, tienen el apoyo del imperio y la oposición. Del otro lado, están las víctimas que hay que apoyar: los trabajadores, que a su vez cuentan con el respaldo, cuando el gobierno es revolucionario, del Estado. Nos falta una de los personajes en la narrativa: el salvador, el cual es el líder o cogollo que está en el poder.

Otro ejemplo nos los presentan las iglesias cristianas. Los practicantes entre si se llaman hermanos, donde no hay lazos sanguíneos o por alianzas nupciales; el líder es pastor o padre; es una forma de marcar que se está en una nueva familia unidos por la narrativa; el libro de cabecera es la biblia, la cual se lee y relee permanentemente, es una forma de refrendar la verdad del grupo, la lectura de puntos de vistas contrarios son anatema, el contacto con los otros (herejes) es básicamente para buscar su conversión o, en el peor de los casos, la agresión.

Como podemos apreciar, hay un discurso reductor, filtrado por la visión, en este caso revolucionaria. No nos menciona los salarios y beneficios que perciben los trabajadores en el área privada, pero esto lo señalaré, con mayor profundidad en la segunda parte.

Se pueden topar con datos que contradice esta narrativa, pero su respuesta es: negación, no cree nada de lo que ve, lee o escucha, se bloquea; si tiene alguna relación, responde con frases fáciles, prefabricadas o repite eslóganes que permanentemente fluyen en su grupo; algunos pocos intentan aprender, pero eso generalmente significa el abandono de ese castillo de naipes de la narrativa en la cual participa.

Por último, debo aclarar que el fanatismo tiene grados, tal como se puede apreciar en lo antes citado, el de mayor militancia bloquea; el de mediana creencia se da sus “visitas” al otro, pero generalmente va bloqueando, es un acercamiento más para conocer que para crecer; y el grupo light es el que menos arraigo tiene, en algunos momentos cierra filas con su feligresía y en otros solo mira los toros desde la barrera, como expuse, es el más propenso a abandonar, a saltar la talanquera.
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Notas: ¹ Cruz, Jorge (2020) Cuando el discurso es sólo palabras. En: http://jorgecruzo.blogspot.com/

2 comments:

  1. Es que somos seres sociales,y nos vamos habituando a las normas y costumbres!

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  2. Aunque hay también momentos de rupturas.

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