Jorge Cruz, Caracas 30 de mayo de 2011
En los años 70 un alemán, cuyo nombre no quiero publicar, lanzó
la siguiente teoría: la pirámides egipcias, las construcciones precolombinas
centroamericanas, Machu Pichu, Nasca, entre otras, habían sido hechas por
extraterrestres. Ella demostraba su carácter racista, como los europeos, máximos
representantes del avance de las culturas no tenía algo parecido, no podían
haber sido hechas por culturas “menos inteligentes”.
Algo parecido sucede con los movimientos sociales. Cuando no
son a favor del grupo en el poder, se culpa al imperialismo. No es posible que
puedan surgir levantamientos desde abajo.
Los movimientos sociales que están creando inestabilidad y
cambios en el medio oriente son una muestra que si es posible, tildarlos de auspiciados por el imperialismo es negar sus capacidades.
Dictadores enraizados en el poder por varias decenas de años
o algunos con al menos como en Irán, se aferran al poder y llaman a todo
levantamiento popular como una intervención del imperialismo, como grupos de
terroristas armados (lo que “permite” masacrar a los protestantes, porque quien
tiene las armas realmente es el que está en el poder).
Es una burla a la capacidad de empoderamiento de la población,
gracias a las redes sociales y otras formas de intercambio de información, es
negar que la información asimétrica se ha disminuido por su velocidad, allende
de fronteras, fácil acceso y bajos costos. Es negar que el soberano se cansa y
gracias a tener otras posibilidades de comparación de gobierno, busca y
pelea por los cambios.
Luego surge otra protesta que desnuda el discurso de los dictadores:
España. Allí no se puede hablar de intervención del imperio, de terrorismo, de
estar armados o cosas por el estilo.
Lo peor que puede suceder es que gobierno de otros países
secunden a los dictadores solo por que en algún momento ellos hablaron en
contra del imperialismo.
En Venezuela estamos viviendo eso, nuestro gobierno decidió
apoyar a dictadores como el empotrado en Libia o su similar en Siria.
Lo que más molestia me causó fue la actitud del presidente:
un Poncio Pilatos cualquiera. Expresó algo parecido a esto: No puedo culpar a
mis amigos de sus actos (masacres realmente). Pero si ha apoyado e incluso
ha justificado por los medio de comunicación nacional sus actos.
En pocas palabras, es una línea que surge del presidente y
sus idolatras, lo secundan inmediatamente. Hay un respaldo automático, sin
pensar o ponerse a pensar que es un error tal actitud. Porque lo que dice el
comandante es sellado en piedra, es la verdad absoluta.
Ahora vemos como los medios del Estado, tienen una línea
editorial para justificar cualquier desafuero, con su grupo de “pensadores y
analistas”.
Es triste ver que personas que tuvieron algo de coraje hace
unos años atrás ahora se arrodillan y dan loas. No hay crítica, no se acepta,
si algo parecido se asoma es considerada una herejía y por lo tanto debe salir
del panteón, solamente la sumisión es considera como posibilidad.
No pondría en duda que dentro de poco también, si el “imperio”
sigue con su rosario de problemas, se empiece a culpar a los alígenas de dotar
de armas y malas ideas al pueblo arrecho.
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