Saturday, September 10, 2011

¡Dios salve al imperialismo!

Jorge Cruz, Caracas 29 de mayo de 2011
Los últimos acontecimientos del imperialismo con relación a Venezuela nos muestra varias caras interesantes.
La primera, es la reacción o mejor dicho uso por parte del gobierno venezolano de la situación. Se habla de imperialismo, el imperio de EE.UU., de la intromisión al decidir de quien me hago amigo, entre otras. Sin embargo, no se menciona otros aspectos del mismo o se dicen de forma velada.
El primero, mi abuela siempre me decía que guerra avisada no mata soldado y si lo mata es por pendejo; pues en el país no mata si no que se utiliza para crear una línea de pensamiento proselitista: “el imperio ataca” pero nosotros vamos a comer ñame y sardinas.
Otra, el imperio decide mis amistades, esto es una verdad a medias. Cuando el golpe de Estado del 2002, algunos personeros del gobierno corrieron a las OEA y otros organismos internacionales a buscar apoyo, que lo obtuvieron casi por unanimidad, ahora a una resolución de la Organización de Naciones Unidas con relación a Irán se argumenta que nadie debe “intervenir” en las decisiones soberanas. Cuando me conviene lo que es bueno para el pavo no es bueno para la pava.
Otra más, el imperio nos ha castigado a la empresa más importante del país para hacer camino a una intervención. Hay que señalar que desde hace tiempo se le venía advirtiendo que podrían caer penalizaciones por incumplir con las resoluciones de las ONU, por ello el gobierno en su momento afirmó que no se le estaba proveyendo gasolina a Irán; además, se le hizo saber hace meses atrás que se estaba cocinando una decisión por ello en contra de la nación. Esta nueva “intervención” no debió sorprender sino todo lo contrario, pero si se desea utilizar políticamente es otra la historia.
Por último, las sanciones no perjudican el envío de petróleo  a EE.UU. sino a obtener crédito por parte de PDVSA con empresas estadounidenses. En pocas palabras, es más bien un aviso que una real penalización sino se aclara las actuaciones con relación a la resolución de la ONU.
Por ello toda la alharaca  al respecto no es sino humo. Nunca se toman las decisiones que sean verdaderamente anti imperialistas.
Por ejemplo, el gobierno venezolano se jacta de afirmar que está luchando contra la hegemonía del imperio, pero acepta malos tratos como por ejemplo, hace unos años EE.UU. puso en funcionamiento un trato violatorio de la privacidad al ingreso a los aeropuertos, son un grupo de medidas que tratan a toda persona que los visita como terroristas. De parte del gobierno no hubo ninguna reacción, hecho que si hizo el gobierno de un país vecino y menos “duro” en su política anti imperialista: Brasil.
Por otro lado, a pesar de toda la perorata con la Nación del norte de su política intervencionista e invasora, que posiblemente esté entre ellos Venezuela, el gobierno “revolucionario” de Venezuela sigue enviando petróleo; es decir, está alimentado a la maquinaria de guerra que posiblemente lo invada. ¡Vaya paradoja!
También hay mucho de gritos destemplados, como el decir que nos alimentaremos de ñame y sardina. ¿Cuáles sardinas? Si la producción de ellas viene cayendo desde hace años, que hemos tenido que importar desde Ecuador y otros países para abastecer el mercado nacional. O ¿Cuál ñame? Si caemos en lo mismo, nuestra producción escasamente nos alimentará, debemos recordar que ahora la demanda de ellos es reducida por sustitutos como el arroz o principalmente trigo que son importados.  Hay mucho de diretes que no son más que consignas políticas vacías de contenido real.
Tampoco podemos olvidar que Venezuela ha utilizado su producto estrella (petróleo) para chantajear  a otros países, por ejemplo hace unos años atrás se suspendió el envío del mismo a República Dominicana para obligarlo a que enviara a Carlos Andrés Pérez al país, amén de otras movidas similares en Centroamérica, el Caribe y Suramérica.
Es fácil señalar o utilizar la paja en el ojo ajeno, pero intentar hacernos olvidar de la viga en el propio no es ni debe ser la misma historia.

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