Jorge Cruz, Caracas 9 de octubre de 2013
No sé qué palabras utilizar para describir el sentimiento que despierta
en mi cuando escucho, especialmente a quien está al frente del
gobierno, que los problemas actuales son por la existencia de la burguesía.
Siento o veo tanta hipocresía. Me surgen tantas dudas, preguntas que cualquier respuesta lo que hace es generar nuevas.
Voy a señalar dos puntos que pueden dar luz sobre mis divagaciones.
Se utiliza como respaldo teórico al marxismo (diría más como discurso
estridente y vacío). Lo real es que esa propuesta no explica (ni ha
explicado) lo que sucede en la vida real, es un discurso político y más
nada. Por un lado nos habla de que el motor de la historia ha sido la
lucha de clases, nada más distante de la realidad. Lo cual redujo la
historia a dos clases enfrentadas: esclavos-esclavistas, señores-siervos
y la última dualidad, burgués- proletario. Los otros grupos son
considerados insignificantes y anexos a alguno de ellos; p.e. la pequeña
burguesía a los capitalistas y los lumpenproletarios a los
trabajadores. Con ello se negaron grupos poderosos que conquistaron y
sometieron comunidades, hasta lo hoy llamados países (los Sátrapas en la
India, los mongoles con Gengis Kan especialmente, los romanos y su
imperio); eran etnias o grupos de comunidades que aliados dominaron y
explotaron grandes extensiones de territorio y sus habitantes. Todos
ellos eran una mezcla de “clases” que se unían para someter y obtener
beneficios de ello. Allí se encontraban generales y soldadesca, señores y
siervos o esclavos, todos unificados en busca de riqueza del saqueo o
el sometimiento a otros y de los recursos que los territorios tenían.
Por otro lado, tampoco nos ayuda a explicar a los movimientos como
feministas, diversidad sexual, religiosos, partidos políticos,
indígenas, entre otros; todos ellos son cruzados por diversas “clases”,
son agregados de grupos sociales que se unen para luchar por sus
derechos y, en algunos casos, para asumir el poder (sea de forma
pacífica o violenta). Su nexo son la pertenencia a una comunidad y su
respectiva cultura; esta última actúa como pegamento de tan diferentes
intereses, orígenes o riqueza. No es la clase las que los motoriza, son
sus derechos como grupo. Algunos incluso han propuestos nuevas formas de
formas de vida, como p.e. el Sumak Kawsay de los grupos quechua del
altiplano andino.
Finalmente, no explica la preponderancia del
sector servicios sobre la producción o explotación a los trabajadores
(se utilizan robots en muchas fábricas). Los sectores medios son los que
han crecido, los trabajadores han reducido su número en buena parte de
la industria, solo algunas ramas como construcción, alta tecnología (por
su rápido cambio y obsolescencia)… necesitan de ejércitos humanos en
sus espacios. Los servicios como educación, generación de innovación,
diseño, mercadeo y otros similares son los que dominan el mercado
empleador.
En pocas palabras, es una teoría que no nos sirve
para diagnosticar y menos aún debe ser el puntal para planificar el
futuro de una nación.
Pero allí no termina mis preocupaciones.
Cuando se dice que hay que combatir a la burguesía me emerge una
pregunta: ¿Cuál? La tradicional o la nueva, que tiene en su filas a
familiares de muchos de los que actualmente regentan el Estado (hace
poco circuló la hoja del pago de cuotas al IVSS de uno de los hijos de
Maduro, en la cual se veía que ganaba, lo declarado, más de Bs. F.
100.000, es decir, más de 25 veces un salario mínimo con su Cesta Ticket
sumado). Ni decir del presidente de la Asamblea Nacional, si pudo
regalarle por los 15 años a la hija de Hugo Chávez una camioneta que
estaba en el mercado a cerca de unos Bs.F. 300.000, cuánto será lo que
puede ganar por todas sus corruptelas. Esto son solo dos de los muchos
que están enquistados en el gobierno y que por nada del mundo quieren
perder, de allí sus ladradas de socialismo y otros ismos alimentados por
no se sabe que teorías.
En resumen, la hipocresía de quienes
detentan el poder crea en mi más interrogantes que respuestas,
especialmente porque ese discurso incendiario está basado en una teoría
que no nos explica la realidad actual, pero esconde sus reales
intenciones Mantenerse en el poder.
Es una realidad como la
que nos retrata Ignacio Ávalos en su artículo que apareció hoy 9 de
Octubre en El Nacional “El viaje del presidente Maduro es la
consecuencia de no haber descifrado los signos de los tiempos. De no
enterarse en qué códigos viene expresado el siglo XXI y haber mirado con
más atención el siglo XIX. De haber jugado a la ideología y soslayar la
realidad. De haber dejado intacta la esencia de nuestra condición
rentista. De haber ceñido la estrategia de desarrollo social al reparto
poco cuidadoso de la riqueza petrolera. De haber militarizado la gestión
de lo público. De asumir la política como voluntarismo, es decir,
cuestión de testículos y ovarios. De creer que un país puede ser dos
países distintos y hasta enfrentados, que el diálogo es debilidad y la
negociación traición. De ocultar las estadísticas o manipularlas y
volverlas propaganda. En fin, la consecuencia de evadir siempre la
responsabilidad respecto a los errores cometidos y trasladarla a
terceros.” (En: http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=992977 )
No hay lucha de clases, hay un partido en el poder, con diversas clases
en él, que pretende mantenerse con venta de discursos e ilusiones.
¡¡Me provoca vómito tanta hipocresía!!
Wednesday, October 9, 2013
¡¡Ahí va un partido!! ¡¡Qué le vaya bien!!
Jorge Cruz, Caracas 23 de Septiembre de 2013
Mi ateísmo o agnosticismo hace que todo aquello que huele, noto, palpo, oigo o saboreo como religioso o militancia ciega me causa rechazo. Mi primera reacción es engrincharme como un gato, huir despavorido, sentir urticaria subiendo por mi cuerpo; no lo puedo evitar. Posteriormente lo analizo.
Sé que pertenecer a un partido (para mí es muy similar a iglesia o religión) tiene sus ventajas: se pertenece a una comunidad, se fortalece el sentido de pertenencia e identidad, se tiene un sentido a la vida (hay un futuro que promete el partido), se esconden los miedos propios y debilidades en el grupo, se crean lazos de amistad nuevos (en las iglesias se incluso llegan a llamarse hermanos o para el que “dirige” el rebaño: padre); en pocas palabras se crea o se es feligresía de una comunidad con su cultura.
También tiene sus perjuicios: si por un lado se integra a un nuevo grupo, por el otro se excluye al que no se considera parte de su comunidad. Puede comenzar con simple desprecio por lo que comenta, hasta llegar a cortar la comunicación (se le borra como amigo en Facebook o cualquier otra red de intercambio), se proyectan todos los males hacia el otro (el otro es el causante de todos los problemas que surjan, se convierte en el chivo expiatorio). Así se rompen amistades de años, matrimonios, comunidades (he visto comunidades indígenas divididas), hasta un país. Porque todo se simplifica a dos bandos: los que simpatizan con mi grey o los que no, por ello, no se aceptan puntos intermedios, todos los que no están conmigo están contra mí, el mundo se convierte en una dualidad.
Peor aún es cuando se respalda la desaparición física, ya sea por emigración (ese si no les gusta váyanse) o por la muerte. No existe el diálogo, solo debe prevalecer los dictados del partido.
Como resultado de ello, la justicia (siempre está de los que tienen el poder, ya sea político y/o económico) pasa de una exclusión a otro tipo de exclusión; ella sirve para castigar a los “pecadores”, los agentes del mal, los apátridas, los vendidos a entes extranjeros…
Si hay incomunicación o incluso violencia, la culpa es del otro. Quien la provoca son los que no están con mi partido. La intolerancia es la invitada de honor.
Esto opera porque las culturas, si bien son un elemento integrador, también son una barrera que evita las fugas. Si por un lado te permite crecer, por el otro te prohíbe crecer más de los debido, todo tiene que ser dentro de los límites de lo permisible. Se debe evitar los saltos de talanquera, porque merman al partido de miembros e imagen. Todo debe estar dentro de los “principios y valores” que ha generado el partido.
Para ello es necesario el control de la información: el partido es quien emite la verdad, lo que viene del otro lado es simple saboteo, mentiras, inventos para destruir la “realidad” que se está construyendo.
No voy a caer en extremismo y afirmar que todos los partidos tienen esa tendencia TAN excluyente, algunos o en algunos momentos apelan al fanatismo, al rebaño que repite como un MP3, especialmente si están en una etapa de crecimiento, otros buscan su expansión con exclusión (siempre presente), pero sin atacar para acabar o desaparecer al otro como premisa fundamental.
Esta última manifestación, intentar desaparecer al otro, son propios de movimientos que desean permanecer en el poder por largo rato, con tendencias monopolizadoras, son antiparticipación, la mayor contradicción y fin último de los monopolios es acabar con la competencia o participación de otros. En pocas palabras, son antidemodráticos, no se desea la pluralidad, aunque se manifieste como principio, son tendientes o directamente una dictadura; ejemplos hay muchos y todos con resultados nefastos y dolorosos por lo costos humanos: los nazis, los fascistas, los bolcheviques son posiblemente los más sonados, pero no los únicos, porque podemos mirar a diversos países de todo el planeta, por solo citar unos pocos: Medio Oriente, África, América y Asia.
En resumen, los partidos son la negación de lo que manifiestan: antimonopolio, democráticos, pluralista, laicos; o lo pudieran ser, pero solamente para los que realizan dichas actividades dentro de las líneas del partido, bajo la dictadura del partido. Los derechos son pisoteados en nombre de los derechos de los simpatizantes, que son los que cuentan.
La actitud de sus militantes es despectiva contra todos los otros y justifica o intenta justificar los actos de su partido, aun cuando van en contra de sus principios personales, siempre se tendrá una excusa a la mano para validar los aciertos, pero especialmente los desaciertos. Hay un temor enorme de sentirse apartado, de expulsión, de no pertenencia, aunque ello pueda, en sus momentos de reflexión, significar estar claro que se están haciendo mal las cosas, se autojustifica con un después se podrá corregir (no sé porque me parece tan similar a los argumentos de los tecnologistas, que pueden notar un problema causado por una tecnología, pero alegan que se puede solventar con otro invento).
El colmo de su religiosidad es cuando aparecen profetas o apóstoles, los cuales son seguidos con una devoción que no dista mucho de los dioses. Les recomiendo para entender esto la lectura del artículo del Dr. Enrique Alí González Ordosgoitti: Del Profeta Chávez al Apóstol Capriles. La Dimensión Religiosa en la Lucha Política en Venezuela, en http://ciscuve.org/?p=3782 .
Prefiero a los movimientos: amorfos, en permanente cambio, con pocas metas, pero claras, plenos de energías, donde todos se escuchan y respetan, donde la tolerancia es aún enorme.
No puedo negarlo, cada vez que escucho de un partido, me cruzo para la acera de enfrente.
Mi ateísmo o agnosticismo hace que todo aquello que huele, noto, palpo, oigo o saboreo como religioso o militancia ciega me causa rechazo. Mi primera reacción es engrincharme como un gato, huir despavorido, sentir urticaria subiendo por mi cuerpo; no lo puedo evitar. Posteriormente lo analizo.
Sé que pertenecer a un partido (para mí es muy similar a iglesia o religión) tiene sus ventajas: se pertenece a una comunidad, se fortalece el sentido de pertenencia e identidad, se tiene un sentido a la vida (hay un futuro que promete el partido), se esconden los miedos propios y debilidades en el grupo, se crean lazos de amistad nuevos (en las iglesias se incluso llegan a llamarse hermanos o para el que “dirige” el rebaño: padre); en pocas palabras se crea o se es feligresía de una comunidad con su cultura.
También tiene sus perjuicios: si por un lado se integra a un nuevo grupo, por el otro se excluye al que no se considera parte de su comunidad. Puede comenzar con simple desprecio por lo que comenta, hasta llegar a cortar la comunicación (se le borra como amigo en Facebook o cualquier otra red de intercambio), se proyectan todos los males hacia el otro (el otro es el causante de todos los problemas que surjan, se convierte en el chivo expiatorio). Así se rompen amistades de años, matrimonios, comunidades (he visto comunidades indígenas divididas), hasta un país. Porque todo se simplifica a dos bandos: los que simpatizan con mi grey o los que no, por ello, no se aceptan puntos intermedios, todos los que no están conmigo están contra mí, el mundo se convierte en una dualidad.
Peor aún es cuando se respalda la desaparición física, ya sea por emigración (ese si no les gusta váyanse) o por la muerte. No existe el diálogo, solo debe prevalecer los dictados del partido.
Como resultado de ello, la justicia (siempre está de los que tienen el poder, ya sea político y/o económico) pasa de una exclusión a otro tipo de exclusión; ella sirve para castigar a los “pecadores”, los agentes del mal, los apátridas, los vendidos a entes extranjeros…
Si hay incomunicación o incluso violencia, la culpa es del otro. Quien la provoca son los que no están con mi partido. La intolerancia es la invitada de honor.
Esto opera porque las culturas, si bien son un elemento integrador, también son una barrera que evita las fugas. Si por un lado te permite crecer, por el otro te prohíbe crecer más de los debido, todo tiene que ser dentro de los límites de lo permisible. Se debe evitar los saltos de talanquera, porque merman al partido de miembros e imagen. Todo debe estar dentro de los “principios y valores” que ha generado el partido.
Para ello es necesario el control de la información: el partido es quien emite la verdad, lo que viene del otro lado es simple saboteo, mentiras, inventos para destruir la “realidad” que se está construyendo.
No voy a caer en extremismo y afirmar que todos los partidos tienen esa tendencia TAN excluyente, algunos o en algunos momentos apelan al fanatismo, al rebaño que repite como un MP3, especialmente si están en una etapa de crecimiento, otros buscan su expansión con exclusión (siempre presente), pero sin atacar para acabar o desaparecer al otro como premisa fundamental.
Esta última manifestación, intentar desaparecer al otro, son propios de movimientos que desean permanecer en el poder por largo rato, con tendencias monopolizadoras, son antiparticipación, la mayor contradicción y fin último de los monopolios es acabar con la competencia o participación de otros. En pocas palabras, son antidemodráticos, no se desea la pluralidad, aunque se manifieste como principio, son tendientes o directamente una dictadura; ejemplos hay muchos y todos con resultados nefastos y dolorosos por lo costos humanos: los nazis, los fascistas, los bolcheviques son posiblemente los más sonados, pero no los únicos, porque podemos mirar a diversos países de todo el planeta, por solo citar unos pocos: Medio Oriente, África, América y Asia.
En resumen, los partidos son la negación de lo que manifiestan: antimonopolio, democráticos, pluralista, laicos; o lo pudieran ser, pero solamente para los que realizan dichas actividades dentro de las líneas del partido, bajo la dictadura del partido. Los derechos son pisoteados en nombre de los derechos de los simpatizantes, que son los que cuentan.
La actitud de sus militantes es despectiva contra todos los otros y justifica o intenta justificar los actos de su partido, aun cuando van en contra de sus principios personales, siempre se tendrá una excusa a la mano para validar los aciertos, pero especialmente los desaciertos. Hay un temor enorme de sentirse apartado, de expulsión, de no pertenencia, aunque ello pueda, en sus momentos de reflexión, significar estar claro que se están haciendo mal las cosas, se autojustifica con un después se podrá corregir (no sé porque me parece tan similar a los argumentos de los tecnologistas, que pueden notar un problema causado por una tecnología, pero alegan que se puede solventar con otro invento).
El colmo de su religiosidad es cuando aparecen profetas o apóstoles, los cuales son seguidos con una devoción que no dista mucho de los dioses. Les recomiendo para entender esto la lectura del artículo del Dr. Enrique Alí González Ordosgoitti: Del Profeta Chávez al Apóstol Capriles. La Dimensión Religiosa en la Lucha Política en Venezuela, en http://ciscuve.org/?p=3782 .
Prefiero a los movimientos: amorfos, en permanente cambio, con pocas metas, pero claras, plenos de energías, donde todos se escuchan y respetan, donde la tolerancia es aún enorme.
No puedo negarlo, cada vez que escucho de un partido, me cruzo para la acera de enfrente.
Sunday, September 22, 2013
La velocidad de la naturaleza
Jorge Cruz, Caracas 20 de Septiembre de
2013
Una de las grandes enseñanzas que me ha
dado mi cruce de conocimientos con los temas ambientales ha sido entender que
la naturaleza tiene su ritmo, su velocidad de cambios; el cual es muy diferente
del que queremos imprimir nosotros los
animales humanos.
Ha habido mucha arrogancia de nuestra
parte, mucha muestra de somos los machos alfa de la naturaleza, tenemos un inmenso poder y podemos hacer lo
que nos venga en gana, porque siempre habrá una solución tecnológica o idea
genial que lo solventará.
Esa visión antropocéntrica también la hemos
extendido hacia nuestro congéneres de especies, los otros humanos.
Permanentemente, los que están en el poder dan muestras de tales “superioridades”.
Lo real es que la naturaleza es lenta en
sus cambios, generalmente van a mucha menor velocidad que un caracol, el resto
aún más lento, toman más tiempo del que nuestra vida individual quisiéramos.
Pero no solamente es lenta, sino es quien
realmente tiene el sartén por el mango. Ella, cada cierto tiempo, nos somete a
cambios bruscos: terremotos, huracanes, tormentas eléctricas, entre otro.
Siempre nos pasa la factura, tarde o temprano. Su velocidad se impone, queramos
o no.
En esos cambios violentos quedan son pedazos
de un pasado desperdigados, donde ella posteriormente pone orden y nosotros
participamos en esa recomposición.
Cuando queremos demostrar lo contrario,
gritar que somos superiores, lo hacemos temporalmente y luego viene un
recordatorio. Yo recuerdo que en el año 1982 estuve en Manaos, Brasil, de allí
partía una autopista a dos canales por ambas vías hacia Porto Belo, al sur de
la primera ciudad, hacia el corazón de la selva. Unos diez años después era
solamente un recuerdo, la naturaleza se había “devorado” esa faraónica
iniciativa. Hoy es solamente un recuerdo de una idea fallida.
Con bastante frecuencia aparecen ideas tan estruendosas
como un relámpago, algunas se les ha llamado revolución, porque supuestamente significan
cambios drásticos, por ejemplo la revolución verde, que iba a solucionar el
problema del hambre en el planeta por un aumento significativo de la producción,
eran semilla que incrementaban la cantidad de las mismas por mata y, con ello,
el rendimiento por hectárea sembrada; unas
cuantas década después, realmente solo ha revolucionado los bolsillos de cierta
transnacionales.
También en lo social hemos llamado
revoluciones a diversos movimientos: la francesa, la rusa, entre otras.
Todas ellas han terminado como la autopista
Manaos- Porto Belo: reagrupando algunas nuevas figuras en el poder (reacomodos,
gatopardismo), algunos nuevos machos alfa en el cenáculo; pero migajas, sobras
para los que verdaderamente necesitan de los cambios.
Muchas de ellas comienzan con mucha
arrogancia: hay que destruir TODO lo “viejo”, hay que imponer nuevas formas de
hacer las cosas. La Revolución Verde es un gran ejemplo de ello: se crearon
nuevas especies de cereales, se confiscaban las especies tradicionales y se
imponía, hasta por la fuerza, las
nóveles. Al final, no se ha acabado con el hambre, se han destruidos especies
que pudieran dar beneficios en el futuro, se han homogenizado las especies
disponibles para el cultivo, los campesinos sufre con los cambios y los
poderosos hacen grandes negocios.
Eso me hace recordar unas declaraciones de
un indígena estadounidense que leí hace mucho tiempo; decía algo parecido a
esto: el hombre occidental comienza con un toque de tambor y al poco tiempo
cambia, luego cambia otra vez, y otra vez y nuevamente; al final se olvidó
porque tocaba, cuál era sonido original, es un cambio permanente que no tiene
son ni ton.
Así andamos, de cambio en cambio, sin son
ni ton, cada cierto tiempo aparece una nueva ilusión, un acto de magia novel,
una prestidigitación que sorprende a sus seguidores.
Ayer fueron las cooperativas, después los
núcleos endógenos, posteriormente los Consejos Comunales, ahora son las
Comunas. Es una historia sin fin, experimentos y más proyectos, propuestas y
planes, crecen como los hongos, pero no son hongos son simples inventos que
generalmente se quedan en derroches de dinero (que alguien se guarda en sus
bolsillos) y la nota de cierre de capítulo: luego de tanto movimiento, que lamentablemente
tienen más de tintes electorales, poco
es lo que ha mudado.
Es que la naturaleza tiene su ritmo y
nosotros como animales seguimos los ritmos de ella. Nos rebelamos, pataleamos,
gritamos, desordenamos; ella, como toda madre condescendiente, permite y luego
acomoda el cuarto a su manera.
Los cambios que destrozan todo a su paso,
solo dejan desolación o estantes vacíos.
Sunday, August 25, 2013
Pobres leyes o ¿no?
Jorge Cruz,
Caracas, 14 de agosto de 2013
Hace ya algún tiempo un amigo me dijo una de esas frases que
te dejan mucha enseñanza: “Si un hombre
no cumple una ley, es un pobre hombre, pero si hay una ley que nadie cumple es
una pobre ley”.
Tal vez parezca existencial la afirmación, pero a lo largo
de mi recorrido por este amado planeta y en especial Venezuela, he leído,
comentado, participado en debates sobre leyes. Muchas de ellas, para no decir
la mayoría, no han servido para aguantar libros en un estante porque no tiene
tanto volumen para dicha labor, pero si
quedan tragando polvo y cada cierto tiempo, cuando conviene, es sacada de su
marasmo; es decir, nuestro cuerpo legal está pleno de pobres leyes.
He expresado lo anterior porque cada vez con más frecuencia
escucho o leo leyes que me parecen innecesarias desde sus orígenes o que no se
pueden aplicar por razones que voy a exponer más adelante.
Para comenzar, esa visión que TODO se tiene que legislar es
un desperdicio de recursos: humanos,
económicos, de tiempo, etc. las razones son varias, voy a enumerar dos:
toda ley tiene costos en su ejecución y para su ejecución se necesitan adaptar
el Estado a esta nueva situación.
Vamos con mi primer argumento. Cualquier acción tiene su
impactos, positivos y negativos, ninguna acción es absolutamente positiva ni
negativa, sino una combinación de ambas. Lo que a corto plazo luce como
positivo, el largo tiende a desmentirlo o lo contrario.
Esto significa que cuando se aprueba una ley se tienen que medir
sus impactos, entre ellos está los recursos para resarcir o minimizar los
impactos negativos. En pocas palabras, no es solamente discutir sobre los
beneficios de una ley, aparentes en muchos casos o menores de lo esperado en
otros tantos, sino de los costos
asociados en su ejecución.
Mucho mayor es el costo o dañino el hacer que aparezcan
leyes en la Gaceta Oficial, sin reglamentos para la implementación de algunos
de sus artículos, porque allí se genera un gran vacío que es alimento para la
corrupción o injusticia: la discrecionalidad de quien la aplica es lo que
prima, por lo que se puede sancionar a favor o en contra, si hay una compra de
“conciencia” o solamente se usa para castigar a quienes me adversan o tengo que
ajusticiar como un hecho de venganza o ejemplo para otros.
El segundo caso es otro vicio: no hay preparación en las
instancias del Estado para la entrada en vigor de una ley, en ellas reina la
premura, se necesitan leyes para ayer (lo cual demuestra que muchas veces se
legisla con un objetivo de castigar y no de gobernar), por lo que se aprueban
hoy y mañana aparecen publicadas en la GO, con lo cual se hace que sean de
aplicación inmediata.
Voy a utilizar un ejemplo hipotético para demostrar ello. Se
decreta una ley sobre el grado de pureza de debe tener el agua que debe
considerarse potable. Para ello se necesitan equipos que sirvan para medir los
estándares requeridos, personal técnico que pueda hacerse cargo de los equipos
de medición, laboratorios, con sus espacios, reactivos, vehículos para el
traslado del personal y sus equipos, vestimenta especial para evitar la
contaminación del personal, y otros, solamente tomando en cuenta la ejecución
del cumplimiento de la ley, se suma a ello la parte penal, grupos de jueces que
se encarguen de procesar a los que incurran con denunciados como faltantes a la
ley, cárceles para apresar a quienes sean hallados culpables, personal para
retener a los denunciados, desde el momento de su captura hasta su retención en
un recinto penitenciario, entre otros.
Como podemos observar, hay una cantidad de inversiones que tiene que
realizar el Estado, como también los entes o individuos privados, para poder
hacer que una ley pueda ser cumplida.
Otro aspecto también que se suma, una ley no es eterna, por
lo que requiere de ser evaluada y monitoreada para medir su efectividad y
eficiencia; ya que con el pasar de los años, se transforma en una carga por
inadecuada o que su accionar fue inútil por no tener suficientes recursos para
su ejecución.
Yo puedo decir que en el país hemos sido líderes en
legislación sobre algunos aspectos, por ejemplo, recuerdo cuando estuve en Río de Janeiro,
Brasil, por la Cumbre de la Tierra, participantes de ONG de varios países
latinos se me acercaron para solicitarme les enviara diversas leyes,
éramos considerados los líderes en lo
ambiental en ese momento; también ha sucedido en cuanto a derechos humanos,
aunque también nos hemos convertido en líderes del no acatamiento de la
legislación. Yo miro con envidia a diversos países por sus logros legislativos
y reales en el cumplimiento, posteriores a los nuestros pero que si se
ejecutan.
Sin embargo, hay otras áreas donde no hemos avanzado, a
pesar de lo necesario, hemos visto leyes aprobadas que no son tan apremiantes.
Pongo un ejemplo, nuestro retiro laboral. En el país existe
un doble ingreso luego del retiro: la pensión que nos otorga el Seguro Social y
la jubilación que se da por la cantidad de años (desde los 20 en el sector
público o en la empresa privada a los 30); en principio ahora todos podremos
percibir una pensión, pagando cuotas o no (primera injusticia para el que
trabajo, que le restaron parte de sus ingresos para cumplir con sus cuotas),
pero la jubilación es aún más injusta, si alguien trabajó por su cuenta puede
(ahora) cotizar si lo desea, pero advertencia es para cumplir con las cuotas
del SS, que hasta el momento es para todos;
si trabajó para varias empresas privadas o combinación de privada e
independiente, no se acumula por lo que no tiene derecho a una jubilación; el
único caso que permite ingresos o que no sea continuos o en lugares diferentes
es como funcionario del Estado, allí si se acumula el tiempo de servicio para
que a partir de los 20 pueda tener el derecho a la otra remuneración.
Esta justa unificación (pensión y jubilación juntas y
acumulativas al retiro, sin importar donde se trabajó) que debió ser una de las
banderas del gobierno actual, con 14 años en el poder, no ha sido prioritaria y
no vemos intensiones de cambio en el futuro próximo.
Ahora menciona una ley que no creo que se debió discutir y
menos aún aprobar por intrascendente: la lactancia materna. Quiero aclarar que
estoy absoluto partidario de la lactancia materna, mi hija y su madre
compartieron esa experiencia, algo que hubiera deseado poder también yo ser
participe (la naturaleza no me lo permite), si el argumento principal es que
muchas madres dejan de amamantar a sus hijos por las fórmulas, se puede
combatir con una campaña a favor de dar pecho, sin necesidad de una ley o más
aún de tanto alboroto en los medios. Yo escasamente he visto que la ley se esté
aplicando, porque más que legislar es cuestión de enseñar sobre las ventajas de
la leche y su convivencia entre madre e hijos.
En resumen, debemos preguntarnos si tenemos que tener leyes para
reglamentar la TODO en la vida, hay muchas, leyes que no debieron ser aprobadas
o ser prioritarias, por el contrario otras que si debieron tener espacio por lo
necesarias y justas no han corrido con igual suerte.
Lo que me parece peor es percibir que muchas de nuestras
leyes no se aplican, que solamente son utilizadas para castigar cuando me
conviene discrecionalidad; que muchas otras no tengan reglamentos, nuevamente
discrecionalidad; que no se estudien concienzudamente sus impactos: que no se monitoreen
y menos aún evalúen; que creamos que la única vía para poder vivir en sociedad
es por medio de leyes escritas, dando poco peso a la jurisprudencia (por
ejemplo)…
Necesitamos reales leyes con sus costos y tiempos de entrada
en vigencia. Cuando una ley queda para adornar bibliotecas no cumple con su
cometido, sino que es una pobre nación con ilegalidad permanente.
Monday, July 29, 2013
Seguimos en lo mismo, aunque digamos lo contrario
Jorge Cruz,
Caracas 25 de julio de 2013
“La mona aunque de seda se vista mona se queda”, esta
sabiduría popular se puede aplicar a los gobiernos que se tildan de progresistas
en Latinoamérica.
Voy a señalar dos puntos que argumenten porqué hago esa
afirmación.
Uno de los discursos más comunes de tales gobiernos es su
soberanía, su independencia con respecto a los países de mayor poder
tecnológico, en especial aquel que titulan como imperio: EE.UU.; pero esta
“libertad de acción” también la extienden a los entes que utilizan los países
poderosos para dominar: Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial,
Organización del Comercio mundial. Ellos alegan que pueden actuar así gracias a
que se están creando nuevos centros de poder, para ello señalan los países
miembros del BRIC (Brasil, Rusia, India y China).
Quiero hacer una aclaratoria, yo digo titulan como imperio,
porque para mi los reales titiriteros son las transnacionales y los países
simple marionetas.
Por otro lado, en los años ochentas en Latinoamérica
padecimos una serie de medidas llamadas como de shock macrofiscal, estás
medidas eran parte de la lista de acciones que debían tomar los países que
necesitaban ayuda financiera del FMI; casi paralelamente el BM comenzó a
diseñar otra lista de acciones post shock.
Muchas de las recomendaciones del BM eran programas
sociales, ya que el shock generaba fuertes protestas o resistencias por parte
de la población y era necesario poder aplacar tales demandas, muchas de ellas
con alta violencia incluida, para no comprometer la gobernabilidad de nuestras
naciones y con ello la tasa de ganancia de las transnacionales.
En este siglo hemos visto que casi la totalidad de
Latinoamérica se ha recuperado y muchas de ellas tienen buenos resultados en su
economía, a pesar de la crisis mundial desde el año 2008. En la gran mayoría
hemos visto que la llamada clase media ha recuperado su vitalidad y los
sectores de menores recursos han mejorado, lo cual ha significado una reducción
de los índices de pobreza e inclusos menor desigualdad de ingresos (el índice
Gini, que mide la brecha de ingresos entre los sectores sociales, ha
disminuido).
Surgen preguntas: ¿qué ha influido en esa estabilidad y
mejora de la economía en Latinoamérica? ¿Qué tipos de productos han permitidos
esa “bonanza”?
Voy a comenzar por responder la última: básicamente nuestras
naciones se han dedicado a la explotación de minerales. La nueva
reconfiguración que se está dando en el planeta exige que los países poderosos
tecnológicamente continúen al frente, pero para ello necesitan de materias
primas, minerales, que deben provenir de los menos poderosos, entre ellos
Latinoamérica. Es por este motivo que
incluso naciones con escaso pasado minero, p.e. Argentina y Uruguay, están
embarcadas en tales tipos de actividades y por ende, incrementado la presencia
de ellos en la balanza de pagos. Este nuevo periodo se le ha llamado
neoextractivismo, recordando mucho el primer periodo de la conquista española.
Esto es algo que podemos comprobar en todos los países de
Suramérica, sin distinción de si son progresistas o no: Colombia, Perú, Chile
(no progresistas) o Venezuela, Ecuador, Bolivia (progresistas). En los cuales
una buena tajada del motor de la economía viene de la explotación minera, que
puede variar entre un 60% Chile y Colombia a un 90% Venezuela (no incluyo
Argentina y Uruguay, porque la minería es aún pequeña con relación a los
sectores agropecuarios.
Ha influido en ello los altos precios de los minerales, gracias
también a la demanda de ellos, no solamente de los países de tecnología
poderosa, sino también de los llamados BRIC, en especial China.
En resumen, hemos visto que todos los países están en un
periodo de relativa “estabilidad” económica y social, sin distinción si son
progresistas o no (con ello no quiero decir que no ha habido protestas en cada
nación, sino que en líneas generales ha habido mayor tranquilidad); también he señalado que todos han ejecutado
programas sociales, con diversos nombres, para su identificación, pero en el
fondo son similares de nación a nación; por último, he afirmado que estamos en
una etapa de explotación de minerales(neoextractivismo). Es decir, TODOS han
seguidos los mandatos de los países poderosos o entes que son su avanzada (FMI,
BM…), aquí no hay distinción si son progresistas o no: gestionar sus gobiernos
con programas sociales que aminoren las protestas e incrementen su
gobernabilidad y todos tienen que aportar materias primas, en especial
minerales con escaso valor agregado.
En pocas palabras, queda en entredicho eso de que hay
gobiernos progresistas, porque al final actúan similares a sus pares que no lo
son. Me hago otra pregunta ¿por qué
lucen tan similares a pesar de su discurso “más” social, que incluso la constitución
de Ecuador señala otro camino: Sumak Kawsay? La respuesta es sencilla,
realmente ninguno ha abandonado los principios de la cultura occidental (madre
de los pensamientos capitalistas y socialistas), ninguno ha tomado el camino
que señala el Sumak Kawsay o Buen Vivir, que implicaría mirar hacia esos
valores que están relativamente presente en nuestra cultura latina (la cultura
occidental no es uniforme) y que están muy vivos en las culturas de nuestros
indígenas. De otra manera seguiremos siendo una Mona vestida de seda.
Thursday, June 13, 2013
El fin de los partidos
Jorge Cruz, Caracas, 13 de Junio de 2013
Quizás el mayor error conceptual del chavismo es haber intentado
unificar los objetivos del Estado con los del partido.
Así como un empresario (capitalista) tiene como objetivo
central el incrementar sus ganancias, los partidos tienen como objetivo central
el acceder al poder y cuando se está en él, permanecer lo más largo posible.
Los objetivos del Estado es el bienestar de su población (en teoría, claro
está).
Como vemos son diferentes lo buscado y por ello hemos podido
tener en el país diversas acciones que van en contra del buen vivir de la
población.
Voy solamente a señalar dos casos, los cuales profundizaré
un poco en sus consecuencias o manifestaciones:
1. Control
total: Es bien conocido que las empresas buscan el monopolio como el fin último
que les permite maximizar sus ganancias. Los partidos también tienden a procurar
el monopolio del poder, ya que esos le garantiza poder dominar o subyugar al
país, sea por medio de uniformizar los medios de comunicación, justicia,
contraloría, etc.
En el país hemos visto como esto ha operado
de manera casi absoluta, los poderes responden al designo del ejecutivo, que a
su vez es el “jefe máximo” del partido.
Otro de sus expresiones es el monopolio por
pequeño grupo del poder, por ello vemos casi siempre las mismas caras que se
reciclan de ministerio o cualquier organismo público e incluso, otro perversión
mayor en la ostentación de dos o más cargos a la vez.
Otro síntoma es la destrucción o
reformulación de las organizaciones populares, de base o gremiales. Hemos visto
como la mayoría de los sindicatos de las empresas del Estado han pasado a mejor
vida (para peor vida de los que quedan en ellas); como las asociaciones de
vecinos se reformularon en Consejos Comunales pero buscando que solamente sean básicamente
oficiales los subscritos al partido de
gobierno (yo en un anterior artículo comenté el caso de lo tortuoso que fue la
afiliación del CC en el cual participé); igual sucede con las organizaciones de
base de los pueblos indígenas, hay una imposición
de los CC en ellas, destruyendo las formas de gobierno existente en ellas; las
ONG han sido atacadas y mermadas en su accionar al no permitir la financiación,
ya sea nacional (FONACIT es la que decide hacia donde deben ir los dinero que las
empresas destinan a esos fines y los internacionales son tan intrincado sus
vías de ingreso que no existen), esto se cumple para las de todo tipo: sociales,
ambientales inclusive; entre otros
ejemplos.
Como he dicho todo estas medidas solamente
tienen como meta el tener bajo custodia todo el aparato del Estado y sus.
2. Explotación
de los trabajadores. Otro de los aspectos conocidos de las empresas para
alcanzar sus objetivos es la explotación del hombre por el hombre, como
afirmaba Carlos Marx.
Estamos siendo testigos de la protesta de
los profesores de las universidades autónomas que no reciben un incremento
salarial desde 2008, algunos institutos autónomos sufren del mismo mal, yo
conozco uno que tiene dos años con cambio mínimos en sus ingresos, básicamente
para igualarlos al salario mínimo decretado por el ejecutivo nacional, esto es
válido para todos los funcionarios, exceptuado los jefes. Es decir, todas aquellas
personas que tienen años de experiencia y cursos o títulos obtenidos están rasados
con un bachiller que por primera vez obtiene un empleo.
Los logros o incrementos se alcanzan
mediantes luchas o protestas como si fuera una lucha contra la explotación
empresarial.
Hay otros temas, que sirven de ilustración
de esa perversión conceptual, pero creo que con lo aquí señalado tenemos una
visión de cómo funciona, solo mencionaré otra más: destrucción del aparato
productivo tradicional para un supuesto nuevo modelo, bajo la excusa de
perseguir a los capitalistas.
En pocas palabras, esa justificación (discurso)
de construir un socialismo ha dado licencia para controlar el Estado e intentar
convertirse en un solo partido hegemónico. Objetivo que más o menos han logrado
en perjuicio de los que moramos en Venezuela, un socialismo que nos demuestra
que es más discurso que hechos, más destrucción que construcción, más perseguir
o acosar que justicia, más control y menos libertad, más explotación que
beneficio; en fin, mas capitalismo de estado y menos buen vivir para la
población.
Sunday, May 19, 2013
¡¡Con la izquierda si!!
Jorge Cruz,
Caracas, 19 de mayo de 2013
Escena 1
-¡¡Me acabas de romper la mandíbula!!
-¡¡Tienes suerte que fue con la izquierda!!
Este tipo de expresión de una riña hipotética es un reflejo
de lo que sucede en el país. Si el gobierno hace algo que nos perjudica debemos
agradecer porque es de izquierda.
Escena 2
En un ataque del ejército, muere un guerrillero y un
soldado. Dependiendo de quién de la noticia, los titulares serían: Ha muerto en
combate un valiente miembro de nuestro ejército liberador; también: Cayó
fulminado un miembro de la oligarquía; u otra versión: El ejército repelió ataque
de terroristas dando muerte a uno de ellos; en la lucha, un héroe fue alcanzado
por el fuego del enemigo.
Escena 3
Recientemente hubo una agresión a diputados, entre ellos una
diputada, que fue golpeada en el piso. Resulta sorprendente que muchos de esos
que respalda la no agresión a la mujer, que se oponen a la agresión o tildan de
pacifistas aplaudieron o celebraron los golpes a dicha representante del género
femenino.
En los tres casos la violencia está presente, en todos ellos
hay agredidos y agresores, en uno de ellos un asesino y un asesinado.
La polarización también se expresa en la forma como abordamos los hechos.
Justificamos la violencia dependiendo si el agresor es cercano a nuestro
partido o creencia, escondemos sus secuelas bajo un manto de eufemismos como:
justicia popular contra la violencia burguesa, hay que acabar con los
terroristas, se lo merecen por oligarcas, su muerte sirve de ejemplo, y otras
cientos de frase más que oscurecen que hay victimarios y víctimas, que hay
violencia plana y llana, que alguien apretó un gatillo o botón y otro fue
destrozado o perforado de forma letal.
No hay violencia buena o mala, ni luchadores de la libertad
que combaten a terroristas, o abnegados guerrilleros que defienden los derechos
de los desposeídos. Es simplemente violencia, agresión, es la imposición del
macho alfa sobres sus súbditos, son peleas por la toma del poder que recurren a
la fuerza de las armas o física.
No tiene que ver con ideologías, sino con demostrar quién
está al mando de la manada o quién quiere acceder al trono. Es depredación del hombre por el hombre, que
como es normal, intentamos luego justificar con discursos. Es comportamiento
animal, instintivo, de defensa o ataque, porque no intentamos o creemos que
puede haber otros medios.
Yo no justifico ninguna de las forma de violencia, en todas
ellas hay un agredido, que en el peor de los casos, significa la muerte de alguno
de ellos. Ese soldado o guerrillero tiene familia o amigos cercanos que
sentirán la pérdida, incluso hay casos más dolorosos de la desaparición de alguien
que estuvo en el momento y lugar menos indicado, son esos daños colaterales
(como eufemísticamente se les llama),
que cobran víctimas no incluidas en los objetivos (pudiera que sí, pero que se cuentan
como muertes necesarias).
En resumen, no importa si un ataque es realizado con la
derecha o la izquierda, el golpe duele y el chichón o la fractura sale. No podemos
justificarla, porque cuando nos asalta a
nosotros o cercanos, muchas veces ni siquiera podremos exclamar: “Primero fueron… ahora soy yo,
y es tarde.”
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