Jorge Cruz,
Caracas, 14 de agosto de 2013
Hace ya algún tiempo un amigo me dijo una de esas frases que
te dejan mucha enseñanza: “Si un hombre
no cumple una ley, es un pobre hombre, pero si hay una ley que nadie cumple es
una pobre ley”.
Tal vez parezca existencial la afirmación, pero a lo largo
de mi recorrido por este amado planeta y en especial Venezuela, he leído,
comentado, participado en debates sobre leyes. Muchas de ellas, para no decir
la mayoría, no han servido para aguantar libros en un estante porque no tiene
tanto volumen para dicha labor, pero si
quedan tragando polvo y cada cierto tiempo, cuando conviene, es sacada de su
marasmo; es decir, nuestro cuerpo legal está pleno de pobres leyes.
He expresado lo anterior porque cada vez con más frecuencia
escucho o leo leyes que me parecen innecesarias desde sus orígenes o que no se
pueden aplicar por razones que voy a exponer más adelante.
Para comenzar, esa visión que TODO se tiene que legislar es
un desperdicio de recursos: humanos,
económicos, de tiempo, etc. las razones son varias, voy a enumerar dos:
toda ley tiene costos en su ejecución y para su ejecución se necesitan adaptar
el Estado a esta nueva situación.
Vamos con mi primer argumento. Cualquier acción tiene su
impactos, positivos y negativos, ninguna acción es absolutamente positiva ni
negativa, sino una combinación de ambas. Lo que a corto plazo luce como
positivo, el largo tiende a desmentirlo o lo contrario.
Esto significa que cuando se aprueba una ley se tienen que medir
sus impactos, entre ellos está los recursos para resarcir o minimizar los
impactos negativos. En pocas palabras, no es solamente discutir sobre los
beneficios de una ley, aparentes en muchos casos o menores de lo esperado en
otros tantos, sino de los costos
asociados en su ejecución.
Mucho mayor es el costo o dañino el hacer que aparezcan
leyes en la Gaceta Oficial, sin reglamentos para la implementación de algunos
de sus artículos, porque allí se genera un gran vacío que es alimento para la
corrupción o injusticia: la discrecionalidad de quien la aplica es lo que
prima, por lo que se puede sancionar a favor o en contra, si hay una compra de
“conciencia” o solamente se usa para castigar a quienes me adversan o tengo que
ajusticiar como un hecho de venganza o ejemplo para otros.
El segundo caso es otro vicio: no hay preparación en las
instancias del Estado para la entrada en vigor de una ley, en ellas reina la
premura, se necesitan leyes para ayer (lo cual demuestra que muchas veces se
legisla con un objetivo de castigar y no de gobernar), por lo que se aprueban
hoy y mañana aparecen publicadas en la GO, con lo cual se hace que sean de
aplicación inmediata.
Voy a utilizar un ejemplo hipotético para demostrar ello. Se
decreta una ley sobre el grado de pureza de debe tener el agua que debe
considerarse potable. Para ello se necesitan equipos que sirvan para medir los
estándares requeridos, personal técnico que pueda hacerse cargo de los equipos
de medición, laboratorios, con sus espacios, reactivos, vehículos para el
traslado del personal y sus equipos, vestimenta especial para evitar la
contaminación del personal, y otros, solamente tomando en cuenta la ejecución
del cumplimiento de la ley, se suma a ello la parte penal, grupos de jueces que
se encarguen de procesar a los que incurran con denunciados como faltantes a la
ley, cárceles para apresar a quienes sean hallados culpables, personal para
retener a los denunciados, desde el momento de su captura hasta su retención en
un recinto penitenciario, entre otros.
Como podemos observar, hay una cantidad de inversiones que tiene que
realizar el Estado, como también los entes o individuos privados, para poder
hacer que una ley pueda ser cumplida.
Otro aspecto también que se suma, una ley no es eterna, por
lo que requiere de ser evaluada y monitoreada para medir su efectividad y
eficiencia; ya que con el pasar de los años, se transforma en una carga por
inadecuada o que su accionar fue inútil por no tener suficientes recursos para
su ejecución.
Yo puedo decir que en el país hemos sido líderes en
legislación sobre algunos aspectos, por ejemplo, recuerdo cuando estuve en Río de Janeiro,
Brasil, por la Cumbre de la Tierra, participantes de ONG de varios países
latinos se me acercaron para solicitarme les enviara diversas leyes,
éramos considerados los líderes en lo
ambiental en ese momento; también ha sucedido en cuanto a derechos humanos,
aunque también nos hemos convertido en líderes del no acatamiento de la
legislación. Yo miro con envidia a diversos países por sus logros legislativos
y reales en el cumplimiento, posteriores a los nuestros pero que si se
ejecutan.
Sin embargo, hay otras áreas donde no hemos avanzado, a
pesar de lo necesario, hemos visto leyes aprobadas que no son tan apremiantes.
Pongo un ejemplo, nuestro retiro laboral. En el país existe
un doble ingreso luego del retiro: la pensión que nos otorga el Seguro Social y
la jubilación que se da por la cantidad de años (desde los 20 en el sector
público o en la empresa privada a los 30); en principio ahora todos podremos
percibir una pensión, pagando cuotas o no (primera injusticia para el que
trabajo, que le restaron parte de sus ingresos para cumplir con sus cuotas),
pero la jubilación es aún más injusta, si alguien trabajó por su cuenta puede
(ahora) cotizar si lo desea, pero advertencia es para cumplir con las cuotas
del SS, que hasta el momento es para todos;
si trabajó para varias empresas privadas o combinación de privada e
independiente, no se acumula por lo que no tiene derecho a una jubilación; el
único caso que permite ingresos o que no sea continuos o en lugares diferentes
es como funcionario del Estado, allí si se acumula el tiempo de servicio para
que a partir de los 20 pueda tener el derecho a la otra remuneración.
Esta justa unificación (pensión y jubilación juntas y
acumulativas al retiro, sin importar donde se trabajó) que debió ser una de las
banderas del gobierno actual, con 14 años en el poder, no ha sido prioritaria y
no vemos intensiones de cambio en el futuro próximo.
Ahora menciona una ley que no creo que se debió discutir y
menos aún aprobar por intrascendente: la lactancia materna. Quiero aclarar que
estoy absoluto partidario de la lactancia materna, mi hija y su madre
compartieron esa experiencia, algo que hubiera deseado poder también yo ser
participe (la naturaleza no me lo permite), si el argumento principal es que
muchas madres dejan de amamantar a sus hijos por las fórmulas, se puede
combatir con una campaña a favor de dar pecho, sin necesidad de una ley o más
aún de tanto alboroto en los medios. Yo escasamente he visto que la ley se esté
aplicando, porque más que legislar es cuestión de enseñar sobre las ventajas de
la leche y su convivencia entre madre e hijos.
En resumen, debemos preguntarnos si tenemos que tener leyes para
reglamentar la TODO en la vida, hay muchas, leyes que no debieron ser aprobadas
o ser prioritarias, por el contrario otras que si debieron tener espacio por lo
necesarias y justas no han corrido con igual suerte.
Lo que me parece peor es percibir que muchas de nuestras
leyes no se aplican, que solamente son utilizadas para castigar cuando me
conviene discrecionalidad; que muchas otras no tengan reglamentos, nuevamente
discrecionalidad; que no se estudien concienzudamente sus impactos: que no se monitoreen
y menos aún evalúen; que creamos que la única vía para poder vivir en sociedad
es por medio de leyes escritas, dando poco peso a la jurisprudencia (por
ejemplo)…
Necesitamos reales leyes con sus costos y tiempos de entrada
en vigencia. Cuando una ley queda para adornar bibliotecas no cumple con su
cometido, sino que es una pobre nación con ilegalidad permanente.
No comments:
Post a Comment