Monday, July 26, 2021

¡Con ellos siempre pierdo!

Jorge Cruz, Caracas 24 de julio de 2021

¡¡Gané!! ¡¡Tomo todo!!

Recuerdo que de infante había un juego de apuestas en la cual se utilizaba un objeto parecido a un trompo, pero con seis caras en las cuales habían inscripciones como pon una, toma una y la de mayor peso: Toma todo. El artefacto se hacía girar y dependiendo que lo que dijera la cara superior se actuaba.

Lo anterior en la teoría de los juegos se le llama: suma cero, uno gana todo y el resto pierde todo.

Aquí no me interesa el juego en sí, sino la actitud que toman algunos personajes cuando asumen el poder, especialmente aquellos que tienen detrás una logia de entusiastas con discursos ideológicos.

Hay una expresión en latín que expone claramente la conducta que me voy a referir en este artículo: Tabula rasa.

Ella significa arrasar con todo, negar la validez de lo anterior, realizar un supuesto arranque desde cero, la nada. Ahora bien, si están presente infraestructuras, personas o historias, es necesario negarlas, destruirlas, desaparecer o incluso asesinar, reescribir.

Ejemplos de ellos hay muchos desde la historia reciente hasta la de siglos antes. Los talibanes hicieron explotar joyas milenarias escultóricas de gran tamaño; el nazismo quiso eliminar a todos aquellos que no eran de su mismo origen germánico, ario y nuevos movimientos están realizando un revisionismo retroactivo, ya sea derribando estatuas, sobrevaluado los pueblos originarios sobre la mezcla posterior, entre otras acciones.

Voy a explayarme un poco en el último punto señalado arriba: sobrevaluación de lo indígena sobre lo grupos humanos posteriores. He recibido un número importante de fotos con leyenda dentro de ellas incluidas y textos en los cuales hablan que los únicos verdaderos habitantes no “extranjeros” en América son los indígenas, los negros fueron traídos a la fuerza y los invasores son los blancos europeos. Ello es parcialmente cierto por dos razones: la primera, las migraciones de seres humanos no es nueva, ni fue exclusiva a América, los estudiosos afirman que el homo sapiens apareció en África, de allí se esparció a otros continentes; y, segundo, en esa movilización extinguió a otros grupos, se menciona a los Neandertales, por ejemplo. Es decir, no son fenómenos nuevos las movilizaciones geográficas, las conquistas de otros espacios, como tampoco la competencia y depredación, subordinación o explotación de otras especies o, en este caso, de otros humanos.

En otras palabras, si se quiere ser retroactivo, tendríamos que alegar por los neandertales, lo que sabemos ¡es una barbaridad!

 Además, una de las características importantes de la naturaleza es la diversidad, ella permite que las variedades de una especie pueda sobrevivir en caso de un tipo de extinción aparezca, cuando se homogeniza, lo que empieza a dominar es el desierto, la desaparición de la vida, tal como vemos en el actuar del ser humano, como en la explotación minera a cielo abierto.


En Venezuela

Hablando de ilustraciones, tengo dos ejemplos en Venezuela, estoy seguro que habrá una para cada localidad. Han sido comentarios de amigos, ambos simpatizantes del oficialismo (chavismo): “Antes no podían estudiar los pobres”, esta frase la soltó un amigo, colega quien además se orgullecía de haber crecido en una zona popular. Yo me lo quedé mirando por unos segundo, sabiendo de sus orígenes y le pregunté ¿me imagino que tus padres eran clase media? Inmediatamente respondió que no, que todo lo contrario, él había nacido y crecido en un sector pobre, a lo que yo riposté: Tú te graduaste en los 80 ¿cierto? Entonces tu eres la negación absoluta de lo que acabas de expresar, eres un pésimo ejemplo, se niega totalmente lo que le deseas endilgar a solamente este periodo de gobierno, antes hubo posibilidades, posiblemente era más selectivo por lo de la meritrocracia, pero si se podía. Luego de ello, esa persona no me ha vuelto a contactar.

El otro caso es algo similar, una conversación de diversos temas, entre tantos emergió lo relacionado a lo deficiente de la construcción para los sectores populares. El amigo afirmó alegremente que antes no existían políticas de Estado tan consecuentes como ahora, que antes no se había apoyado a los de bajos recursos. Yo le concedí parcialmente la razón, no ha sido suficiente, pero si se han hecho obras bajo los diferentes gobiernos  anteriores al chavismo. Yo te respaldaría si me hubieras dicho que mucha de esa población fue castigada con una vivienda mucho más costosa que la realizada en conjuntos residenciales, ya que tienen que adquirir la arena, el cemento, las cabillas, ventanas, puertas, etcétera al detal, de a poco, por ello con precios superiores que las compras al mayor, además que debido a ello tienen que realizar múltiples viajes llevando materiales, que incrementa los costos. No tu punto no es ese, tú niegas que se haya hecho algo antes, aunque si mal no recuerdo tú te criaste en Caricuao, una gran cantidad de bloques de vivienda construidos por el Estado para personas con recursos restringidos, así hay otras más regadas por toda la geografía nacional, no fue suficiente, pero si se construyó.

Pudiera traer al tapete más ilustraciones, de similar tenor, en otros ámbitos, pero no voy a caer en esa tentación, ya que todas ellas marcadas por una perorata que vende ilusiones, hechos no hechos, paraíso que nunca se construyen, utopías que crean expectativas imposibles e irrealizables, mesianismo a toda prueba en un líder o partido, una fervorosidad en los simpatizantes que no razonan, analizan, menos aún critican, solo repite cual traganíqueles (aunque puede ser en algunos casos dinero lo que recibe como beneficio, en otros es simplemente promesas de un futuro magnánimo). En pocas palabras, es un discurso sensiblero que ataca las emociones, para aflorar lo instintivo, aunque pareciera racional.

Como su megalomanía es tomar todo, acaparan los poderes existentes: el judicial, el legislativo, y entre ello se incluye los medios de comunicación, porque hay que difundir un solo mensaje, “el verdadero”.

Al asaltar este último, sea a la fuerza o a través de medidas intimidatorias que llevan a la autocensura o subyugación, es un paso de peso, con ello garantiza una caja de resonancia de alto poder para que sucedan casos como los comentados arriba, sucedidos en la nación caribeña.


A manera de conclusión

Como podemos percibir, hay un discurso de aparente innovación, la venta de que nunca se había hecho antes políticas de Estado hacia ciertos sectores, se presenta como si fueran programa novedosos, tal como sugería un logo usado por el régimen venezolano: “Sólo en revolución”, lo que realmente nos muestra es una maquinaria de publicidad y propaganda bien aceitada. De allí lo último señalado.

Lo terrible de la historia es que se va creando un metalenguaje, tal como lo expresó George Orwell en su novela 1984, que intenta homogenizar, banalizar y reducir el idioma. Todo se llena de lemas, eslóganes y propaganda, donde la justicia queda detenida por un grupo que solo cacarea los deseos del grupo en el poder, repitiendo lo mismo, las leyes sirven para legalizar y si saltan dudas el supremo de justicia lo ratifica y refrenda.

En el siguiente párrafo está retratado casi todo lo por mi expresado:

Aquello de labrar consensos mínimos en torno a ciertas ideas en aras de permitir acuerdos que favorecen al pueblo, no aparece en su manual. Este se nutre de una realidad alterna, construida evocando mitos épicos que dividen a la sociedad –su campo de batalla—entre un “nosotros”, patriotas y “revolucionarios”, y un “ellos”, formado por la chusma de traidores contrarios a su dominación. Esta visión maniquea la alimenta incesantemente con nuevas fabricaciones. La mentira es un arma de guerra. El fascismo tiene que mantener siempre la ofensiva, tensando la confrontación con consignas sencillas que alebresten las pasiones de partidarios, prestos al combate, no su apego a la razón.”*

Los gobiernos que actúan de esta manera se les ha llamado totalitarios, lo que esta generalización esconde es que hay algunos tipos de gobierno que aparentan no ser del toma todo, sino que juegan a la estrategia de la zanahoria y el garrote, porque utilizan fuerzas “civiles”, correligionarios armados para violentar los DD.HH., no en nombre del gobierno, sino de la ideología que profesan (que es la misma que profesan quienes están en el poder). Luego entran en juego los otros poderes y las fuerzas represivas para reafirmar.

No hay nada más perverso que esas dictaduras, eliminar la diversidad, hasta la naturaleza nos enseña que no es lo acertado. Pareciera ser rentable para sus seguidores, en el corto plazo, pero a la larga son mayores los daños

En el toma todo gana una minoría, el soberano o pueblo pierde.

 

Nota:

*García Larralde, Humberto (2021) Está en su naturaleza. El Nacional, julio 19. En: https://www.elnacional.com/opinion/esta-en-su-naturaleza/ . Consultado el 19 de julio de 2021.

Wednesday, July 7, 2021

Tribalismo SRL

 Jorge Cruz, Caracas 5 de julio de 2021.

Un martillo es un instrumento que sirve para incrustar clavos

Lo peor que le puede pasar a una población es tener en el poder a fanáticos, esos que se creen dueños de la verdad absoluta…

¿Por qué es terrible?, pues somos animales gregarios, hemos necesitado de la manada para sobrevivir, sumar energías, capacidades y habilidades. Esto es algo que se ha potenciado con las nuevas tecnologías, los intercambios y alianzas de investigación y desarrollo de innovaciones son mucho más frecuentes o permanentes.

Además, como toda la fauna social, tendemos a construir estructuras de poder, liderazgos. Los grupos delegan ciertas labores a uno o un pequeño número de integrantes para que sean los que tomen las decisiones que los implique.

Sin embargo, hay una característica importante entre los humanos: generamos un discurso que nos sirva de amalgamador. El mismo no es inmutable, sino que puede cambiar en el tiempo, tiene fuerza por periodos de tiempo, creando manadas numerosas o fragmentadas en subgrupos que se pueden ir diferenciando en su cultura.

El discurso puede derivar en fanatismo, ya lo he desarrollado en anteriores artículos: el cual no se puede distinguir por ideologías, son cosmovisiones que trasgreden esa arcaica y espuria división de izquierda-derecha.

El problema emerge cuando el discurso pasa de ser un fusionador de la grey a radical, donde cualquier diferencia es considerada un ataque, peor aún si llegan a asumir el poder, entonces se utilizan epítetos como “terrorismo”, que ha sido una palabra maleable y útil para calificar cualquier acción contraria, lo que permite justificar, “legalmente”, el condenar, perseguir o asesinar.

Es decir, no pueden haber disidencias, todos debe ir por un solo carril, quien, aunque sea ligeramente,  tome otro rumbo es considerado enemigo al que hay que destruir, sea física, intelectual o económicamente.

Voy a ilustrar con algunos casos lo dicho anteriormente.  Elias Jaua fue un ministro en varios despachos, además de otros cargos de peso con Chavez y Maduro. En su última función ha criticado ciertas líneas políticas, pues recientemente, mes de junio, se realizaron “elecciones” para seleccionar los candidatos a las próximas elecciones regionales y municipales, EJ no pudo inscribirse, no se lo permitieron. Sigue siendo chavista con posiciones críticas ello es suficiente para ser defenestrado, apartado.

Javier Tarazona es la cabeza visible de la ONG Fundaredes, la cual ha estado muy activa en este año por los ataques de la disidencia de la FARC en Apure y las acusaciones de presencia permanente de otros grupos en Venezuela. Según Sebastiana Barraez lo que disparó la molestia para ser detenido y acusado de TERRORISMO fue una foto de un personaje de peso en el PSUV*

En el año 2004 la oposición recogió firmas para solicitar un revocatorio a Chávez, las rúbricas y los datos de identificación se entregaron para avalar el documento, el ente (Consejo Nacional Electoral) que debía ser imparcial permitió el acceso a tales papeles al chavismo, con lo cual se elaboraron una lista negra en un programa informático que llamaron Maisanta, que implicó (aún de vez en cuando la sacan al ruedo nuevamente) que muchas personas fueran despedidas de sus trabajos con el Estado o incluso en contratistas, a otras no se les permitió ingresar a prestar servicios, en pocas palabras, sirvió para una cacería de brujas, reviviendo etapas como el Macartismo en los EE.UU.

Por último, si revisamos la historia nos toparemos con que han habido representantes tanto de un “bando” como del otro (para aquellos que les encanta colocar etiquetas): Hitler, Mussolini, Franco de un supuesto lado y del otro: Lenin, Stalin, Mao… o de más actuales como Trump, Bolsonaro y los Castros, Ortega y Chávez-Maduro. Su actuar es similar: atacar los medios de comunicación, recomponer la historia, crear neolenguaje, perseguir a ONG o sus miembros, reprimir con virulencia las protestas, tratar de monopolizar todos los entes del Estado, el monopolio de un solo partido, entre otras.

 

La naturaleza

La tribu es parte de la estrategia de la naturaleza para aumentar la resiliencia de las especies sociales, al incrementar la diversidad de tribus, se agrandan las posibilidades que algo que ataque a un grupo no tenga similares resultados en otro.

En el último artículo señalaba que hay tribalismo de nuevo cuño potenciado por las redes, el cual ha perdido la referencia geográfica, está en cualquier parte del mundo. Una de las mayores expresiones de ello fue lo sucedido en las elecciones de noviembre del año pasado en los EE.UU. los foros estaban llenos no solamente de gringos, sino de habitantes de muchas naciones, donde habían dos posiciones irreconciliables, que aún se mantienen, en la cual se percibía radicalismo aunque no fuera un votante y menos aún viviera en dicho país.

El tribalismo se alimenta de las incertidumbres que reinan, de los cambios violentos y rápidos que está provocando la irrupción de la inteligencia artificial y sus algoritmos, de las grandes migraciones de personas, el aumento de los riesgos ambientales provocados por el cambio climático, entre otros factores.

Esas inseguridades hacen que nos intentemos aferrar a cualquier liderazgo, a militar en sectas que como ya he descrito anteriormente, pueden que vayan en contra de nuestros principios y valores, pero nos un ancla al cual asirnos. Lo cual es peligroso y crea aún mayores ambivalencias.

Guadalupe Nogués nos dice en un audio** que cuando solo se escucha a los similares las opiniones tienden a ser extremas y homogéneas y con ello el diálogo no existe.

 

Concluyendo

He intentado demostrar que la militancia o simpatía por una tribu tiene sus pro y contras, minimizar los efectos negativos es tarea de cada uno de nosotros.

Como el martillo, tiene su parte positiva y negativa, puede unir cosas, darle sentido, identidad, pertenencia, y, a su vez, puede ser un arma que destruye al otro, que intenta acabar con la diversidad.

Permitir que el tribalismo sea dominante nos exponemos a sufrir las consecuencias de la exclusión en su sentido más extremo, que muchas veces puede ir acompañado de destrucción del tejido social, ambiental, jurídico, institucional y económico

Armando Rojas Guardia en la Universidad Metropolitana (UNIMET) el 16-10-2013 pronunció un discurso que podemos tener como objetivo de vida (agradezco al poeta y maestro José Pulido por reproducirlo en su muro de FB): “Vivir poéticamente es vivir desde la atención: constituirse en un sólido bloque sensorial, psíquico y espiritual de atención ante toda la dinámica existencial de la propia vida, ante la expresividad del mundo, ante la sinfonía de detalles cotidianos en los que esa expresividad se concreta (ello implica un refinamiento orquestal de la vida de nuestros sentidos y un esfuerzo consciente por aquilatar nuestra percepción de los objetos que pueblan nuestro entorno).”

Debemos vivir, entonces, poéticamente, no tribalmente, no dejarnos dominar por la intolerancia y el fanatismo. Ciertamente, necesitamos de la tribu, también de la diversidad, mas no del tribalismo y la homogeneidad, revisarnos es nuestra propia decisión. Podemos usar el martillo para destruir los fortines que construimos y con ellos procurar que la democracia tenga larga vida.

 

Bibliografía

*Barraez, Sebastiana (2021) La fotografía que desató la furia del régimen de Maduro contra Javier Tarazona, el activista detenido e imputado por terrorismo e instigación al odio. Infobae, 4 de julio 2021. En: https://www.infobae.com/america/venezuela/2021/07/04/la-fotografia-que-desato-la-furia-del-regimen-de-maduro-contra-javier-tarazona-el-activista-detenido-e-imputado-por-terrorismo-e-instigacion-al-odio/ . (Consultado el 4 de julio de 2021)

**Nogués, Guadalupe (2019) Cómo hablar con otros que piensan distinto. TEDxRiodelaPlata

18 noviembre. https://www.youtube.com/watch?v=ESwDIXXyh_Y

Thursday, June 24, 2021

¡Apartad de mi ese cáliz!

 Jorge Cruz, Caracas 24 de junio de 2021

Cuando nos pica un mosquito ¡que se espere un manotazo!

Esa es la respuesta inmediata, instintiva ¡el ataque!, al tener frente a nosotros, ya sea un texto, un audio o un video que nos presentan otras visiones o formas de ver la vida

Me han “condecorado” con diversos epítetos, me han loado con eslóganes de mucho esplendor y valor dudoso, algunos de ellos apuntan a que soy un partidario de la “derecha” porque no la critico. Para comenzar, los que se autotitulan de izquierda alegan que son diferentes que la derecha, que esta última es una permanente violadora de los derechos humanos, la realidad nos enseña otra cosa: son acérrimos críticos cuando no están en el poder, pero al acceder a él son como los cochinos del famoso texto de George Orwell: La Rebelión en la Granja. Por ello, aunque en mis escritos hablo de la “izquierda” en realidad estoy criticando ambas, porque para mi su actuar es similar, para no decir peor, Venezuela es un claro ejemplo.

Por ello puedo afirmar que ¡Soy rico! Si, tal como se lee, tengo botija y media llena, gracias a mis escritos o respuestas en otros post. Es una riqueza efímera, sólo aparece instantes, son como flashes que tienen diversas voces que generalmente intentan ser un garrotazo, pero que tienen el peso de una pluma.

Ello es simplemente porque alguien se atreve a echar un poco de agua a nuestros pies de barro, razón por la cual lo descalificamos inmediatamente: eres de ultra derecha o izquierda, opositor u oficialista, enemigo de la verdad, sin mencionar los improperios; sin mirarnos tan siquiera el ombligo, que esos endilgarmientos al otro sólo demuestran nuestras falencias, la falta de respuestas o argumentos, la forma fácil, pero vacía de achacar al adversario de ideas que nos ha agarrado con la guardia abajo.

Es que el lodazal en el cual se convierte nuestros cimientos no nos permite avanzar, ver más allá, solamente patinamos en el mismo lugar y sentimos que lentamente nos hundimos en la nada.

Es una resistencia al cambio, un sentido de espacio desocupado, un hoyo negro que nos engulle; el descubrir que tanta energía invertida en construir nuestro discurso se va de repente por un albañal. ¡Da miedo!, y él nos conduce a defendernos con la agresión verbal, generalmente, en otras situaciones, si hay presencia física, se puede llegar a la embestida corporal.

La intolerancia, como lo afirmé en un artículo reciente, no se mide por el grado de educación  o formación, cualquiera la ejerce.

 

Rol de las redes sociales

Las RRSS han ayudado a que esa burbuja en la cual queremos permanecer inmaculados se refuerce, los algoritmos escogen por nosotros los tipos de lectura o videos que están en sintonía con nuestros gustos, nuestra verdad.

Es parte de ese ritmo despiadado en el que nos hemos envuelto, queremos reafirmar nuestras creencias, nuestra verdad y estas nuevas geografías fortalecen la muralla que deseamos construir para mantenernos en un gueto donde solamente escuchamos nuestro parecer.

Permanecemos en un limbo en el cual no queremos ser perturbados por los ruidos que generan las voces disonantes. No queremos crecer, transformarnos y con ellos hacerlo en nuestro entorno ¡NO! Únicamente estar en ese castillo de cristal que nos hace intachables entre  la tribu, un borrego más que rumia oraciones prefabricadas en laboratorios, propaganda y como tal, barata, de “belleza” y maleabilidad para construir escudos y otras artillerías con las cuales arremeter contra los otros.

Las RRSS se convierten en una camisa de fuerza para los miembros de la tribu o ring para dar y recibir golpes sin tener que digerir, solo escupir o lanzar gritos de guerra.

Lo terrible es que su poder puede ser constructor y destructor, dado su grado de penetración  y seducción, por su símil con las conversaciones reales, aparentan ser grupos de amigos que charlan, en disimiles territorios, muchas veces sin tener contacto visual, sin conocer con quien se interactúa, pero crea conjuntos de seres humanos conectados virtualmente. 

 

La tribu en acción.

Las tribus han proliferado por la amplia difusión de ellas, lo  perverso es que ese amasijo de personas se pueden ir amalgamando como una maquinaria que comienza a operar muchas veces sin objetivos finales, o mejor decir, en los que desemboca finalmente. Digo maquinaria porque realmente es una maquinaria, cada individuo es solo ejecutor de unas tareas.

En ellas se utiliza a personas comunes y corrientes para ejecutar las ordenes, los cuales cumplen sin medir totalmente las consecuencias, cuando lo hacen se autojustifican como parte del gran objetivo del partido o de su revolución.

Hay mucho metalenguaje en la correspondencia, no se dice claramente lo que se persigue, solo los implicados entienden claramente el mensaje.

Otra peculiaridad es que cumplen órdenes a pesar que ello esté en contra de los principios, se cumplen con la automentira que si no lo hacen peor será el castigo, la exclusión. Es decir, puede que el feligrés tenga dudas de su actuar, pero se siente impotente para cambiar los hechos y no quiere perder el sentido de comunión que existe dentro de esas comunidades.

Por último quiero señalar que el liderazgo puede incluso guiar hasta la muerte y es aceptada como un beneficio. Ha habido variados casos de suicidios colectivos, por ejemplo. No quiero iniciar un debate sobre si es bueno o mal, no es sobre ética que estoy hablando, porque, como lo he anotado anteriormente, los que aparentemente están guiados por buenas acciones, realmente buscan su propio beneficio, disfrazando sus intereses personales. Otro aspecto, el líder no es solamente la cara visible, sino quién da el perfil del grupo, son sus pareceres los que marcan la ruta a seguir, es él y su equipo quienes dirigen y manipulan, si es necesario, para, por un lado, mantenerse en el poder, y, por el otro, para que la congregación siga sus designios. Los 

Como vemos la tribu tiene factores positivos y negativos, aunque da sentido de pertenencia e identidad, también puede llevar a realizar acciones que niegan sus valores fundamentales, el portarse como un cardumen de pirañas que atacan sin piedad y reducen a casi la expresión menor a la víctima o víctimas.

En pocas palabras, he querido mostrar cómo opera el fanatismo y la intolerancia, tanto en lo individual como grupal. No es tan evidente como se piensa, tampoco se es consciente de ser parte de la movida, el bosque que no permite ver a árbol.

Atacamos a los otros, los diferentes porque el único mundo apropiado es el de las creencias propias, no se acepta que puedan haber otras visiones o pareceres. Por el contrario la naturaleza nos expone que la diversidad es la norma, la capacidad de subsistencia de una especie se multiplica al tener más de una oportunidad o posibilidad genética.

El mundo de las ideas es diverso como la madre de todos los seres vivos y no, hay un decir muy cierto: “Cada cabeza es un mundo”, procurar homogenizar es un enorme error, las guerras son la expresión más siniestra de ello por lo masivo de las muertes, pero hay violencia casi permanente en todos lados, producto de intolerancia y fanatismo.

Por todo lo hasta aquí escrito, yo seguiré mi rumbo, es el que me trazado y considero acertado para mi, intento mantenerme ajenos a fanatismos, dispuesto a aprender, asimilar nuevas experiencias y puntos de vista, y cambiar con las nóveles influencias, no es ser una veleta, sino buscar el mejor viento a babor y estribor para llegar a puertos  y partir, cuando sea necesario, a derroteros por conocer y asimilar. No quiero beber del cáliz que produzca daños a otros o a mi persona, esa copa se la dejo a otros.

No quiero caer en sus juegos malsanos, mis respuestas serán siempre con argumentos, palabras razonadas y respetuosas, no puedo esconder que en algunos momentos llenas de cinismo.

Que sepan que sus vinos agriados no pasaran por mi garganta. Es un problema de cada quien y esa cruz la deben o pueden cargar por largo trecho o proponerse abrirse a nuevas ideas, no es con la violencia verbal o física como podrán solventar su carencias o construir un mundo mejor.

Ciertamente somos animales básicamente instintivos, pero de allí a dejarse dominar por las emociones y con ello destruir o golpear a otros, física o verbalmente, no tiene justificación.

Como es el decir venezolano contra esos cantos de sirena: ¡Va de retro Satanás!

Sunday, June 6, 2021

La intolerancia como credo

Jorge Cruz, Caracas, 5 de junio de 2021

Yo solamente tolero mi intolerancia. Una frase como esta se la deben haber dicho consciente o inconscientemente muchas personas, sobre todo aquellas que están fanatizadas por algún tipo de creencia.

En nombre de religiones, ideologías se han masacrado miles de millones de personas a lo largo de la historia, lo ha hecho el cristianismo, el islamismo, judaísmo, para solo mencionar las tres monoteístas, aunque no han sido las únicas en nombre de una religión; también en nombre de la “derecha” o “izquierda”, por factores culturales, o biológicos, como la pigmentación de la piel, entre otras

En este texto voy a tocar algunos puntos referidos a la intolerancia, esa conducta que tanto daño produce cuando no se tiene control sobre ella, con énfasis en la política o partidista.

Voy a intentar responderme a las preguntas: ¿Qué es la intolerancia? ¿Quién puede ejercerla? ¿Por qué la ejerce?, y por último dar algunas formas de combatirla para minimizarla.

 

¿Qué es la intolerancia?

Hay dos tipos de ella, la biológica, tal como trastornos que se producen al ingerir ciertos alimentos o la social. Aquí argumentaré sobre la segunda, que en pocas palabras, puedo resumir como rechazo y/o discriminación al otro.

Es otro tiene muchas variantes, puede ser por el color de la piel, por sus puntos de vistas o cosmovisión, por su creencias, por su orientación sexual, por su militancia política, entre otras.

En todo estos tipos de intolerancia lo que reina es la segregación del otro. La segregación es algo instintivo, como animales sociales tendemos a reunirnos o buscar pertenecer a manadas donde reina la similitud, por ejemplo, asistimos a un templo en el cual todos los que allí van comparten creencias o el vecindario donde moramos debe ser de profesionales, máximo comerciantes, pero con similares preparaciones o nivel económico.

Esa tendencia a la búsqueda o pertenencia a similares hace que segreguemos a los diferentes, los ingenieros, como ilustración, se burlan de los sociólogos o viceversa, los deportistas de los administradores y así por el estilo. En pocas palabras, segregamos y ella conduce a la intolerancia.

Lo más llamativo es que generalmente es inconsciente, como es parte de la cosmovisión de cada individuo, actúa de manera “normal” para si mismo o su grupo-manada.

 

¿Quién puede ejercerla?

Hay un texto que inició la indagación sobre el actuar del ser humano cuando se cometen atrocidades como masacres: Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la Banalidad del Mal (Hannah Arendt  *), en el cual nos retrata que puede ser cualquiera de nosotros quien actúa mecánicamente para provocar daño al otro, que pudiera ser desde lo menos grave como despreciar o insultar hasta cometer actos de violencia.

La intolerancia, como señalé arriba, es inconsciente generalmente, por lo que nadie escapa a comportamientos tales como: insultar, acosar, amenazar, agredir físicamente, asesinar..., los disparadores pueden ser variados, en todos ellos, generalmente hay una escala de grados de intolerancia que refuerzan dichas acciones. Lo paradójico, como señala la autora es que no se sienten culpables de lo hecho o su actuar cotidiano, es asumido como su “normalidad”.

Aquí debo resaltar unos punto: primero, no hay una hoja de ruta a seguir, como un destino, sino que es algo latente, al ser instintivo, cuando se dan ciertas condiciones, se incrementan las posibilidades de su desarrollo. Segundo, uno de los principales ingredientes para que se dispare son la envidia y resentimiento; nos molesta que un individuo o grupo de ellos sean más exitosos o que lleguen a similares posiciones sociales, si se les considera que tienen menores capacidades u otro caso es cuando el que asciende en poder se transforma en “jefe”, Ítala Scotto nos describe esto así: “La rabia sorda, generalizada y reprimida que lo embarga encontrará objeto en los miembros de su propio grupo cuyas características se adecuen a la proyección de los aspectos rechazados o conflictivos de sí mismo.”, por ese motivo, es muy probable que se malestar se descargue en los que presume son inferiores. Para finalizar estas conductas no están limitadas por una formación académica, por ejemplo, en la Alemania pre-nazi la población tenía un nivel importante de formación, sin embargo cayeron en las redes de tal partido.

Si damos una ojeada a lo político, nos encontramos con lo siguiente: el extremo de la intolerancia política lleva al autoritarismo casi ineludiblemente, en el cual se pisotean todos los derechos, que van desde represión hasta la desaparición física, pasando por chantajes, encarcelamientos y torturas. Es un aglutinador muy utilizado dentro de los partidos, sin distinción de que defienden o utilizan como discurso. Generalmente se difunde y señala que es uno de las conductas en los partidarios de eso que llaman derecha, pero los canarios también cantan en otros tejados.

Los marxistas o “izquierda” que abogan ser los defensores de los derechos humanos y por ellos ser tolerantes, realmente desde sus principios son segregacionistas, así lo anota Andrés Della Chiesa***: “…la dialéctica marxista se diferenció rápidamente de la de Hegel gracias a su poco y nulo interés por lo trascendental. Con Marx la «verdad» debía pasar por lo objetivo, lo tangible y no por lo sensitivo o lo mental que, a su juicio, eran experiencias indescifrables. De modo que si existía un conflicto sólo podía darse a nivel material: en la explotación de una «clase» por otra. Así, al prescindir de la parte metafísica, el marxismo hizo de la dialéctica idealista de Hegel una dialéctica materialista. ¿Y qué mejor manera de resolver el problema de la dignidad humana, único obstáculo ante el Terror revolucionario, que arrebatándole al hombre aquello que precisamente lo dignifica, es decir, su carácter moral y espiritual?” Es decir, si la lucha de clases es objetiva, la violencia e intolerancia son del mismo tenor, por lo que se justifican como lo “normal”.

 

¿Por qué la ejercen?

Tal vez una de las principales premisas de un intolerante es: Yo tengo la verdad, mi grupo o las escrituras (Coran, Tanaj, Biblia, o no necesariamente sacras, como Mi Lucha para los nazis o El Capital para los marxistas, para citar algunas) son las poseedoras de ella. Quiero hacer la salvedad que existen tanto movimientos religiosos como partidistas que no tienen textos de calibre similar, pero ello no resta su peso para la génesis o valores unificadores de los movimientos.

Arnaldo Esté**** nos expone: Las ideologías son sistemas de recursos argumentales para soportar y expresar intereses compartidos por sectores de la población. Acompañan el crecimiento de la racionalidad moderna ocupando espacios tradicionalmente tomados por las religiones. Son criterios y referentes que le permiten a grupos o partidos distinguir, con cierta fidelidad, lo falso de lo cierto, lo correcto de lo incorrecto, los próximos de los extraños.”

Por ello necesitan de: “Los grupos o personajes que buscan poder económico, militar, religioso, artístico tienen que negociar con esas maneras de la verdad, como ya lo hicieron las religiones creando santos, mártires, símbolos, historias, milagros.” En breve, las ideologías sustituyen a la palabra santificada que está en esos libros primigenios y cumplen con similar rol dentro de los grupos.

Debido a ello, las membresías están inmersas en prejuicios: juicios de valor muchas veces sin respaldo, por no conocer; maniqueísmo, una visión dual, que hasta se puede decir superficial o simple; y por último, para no extenderme, pero no limitante, se considera a los oponentes como enemigos que no tienen derechos, son una cosa, y se deben eliminar o extinguir.

Voy a exponer un ejemplo del tema. Recientemente en una RRSS escribí que mi madre tenía paralizado un tratamiento por las protestas en Colombia, una persona me dijo que no debería criticar a las protestas por una ayudita a ella (fue mucho más sarcástico). Los que protestan tienen su derecho a realizarlo, pero también deberes, uno de ellos es respetar los derechos de mi madre, como en este caso su salud. Tenemos entonces, la intolerancia desde los que protestan por no respetar a los otros, como también, el de la persona que me interpeló por no aceptar que hayan otros puntos de vistas.

 

¿Hay solución?

Lo primero que debo apuntar, que por ser instintiva no se elimina, se puede minimizar. Dos serían las principales herramientas:

Educación, no me restrinjo a la formal recibida en aulas, ahora virtual, sino a la fundamental, la recibida en casa desde nuestra gestación y toda la que aprendemos y aprehendemos fuera de una escuela. Ella puede hacernos entender que el mundo es mayor a dos versiones opuesta, desde el yo y los otros, hasta esa concepción dualista y reductora de blanco y negro. Debemos asumir que toda información que percibimos tiene un propósito de sus creadores, por lo tanto no es neutra, que nuestra tarea es analizarla, criticarla y rehacerla cuando sea necesario.

Legislar, si el anterior punto es importante, no menos lo es que se emitan cuerpos de leyes que resguarden, conserven, fomenten y protejan a quien sean los otros o a quienes asumen la lucha por su reconocimiento y luchas.

Como hemos visto no es un camino sencillo, pero imprescindible el recorrerlo. Es un deber respetar los derechos de los otros, como un derecho el hacer que se respeten los nuestros.

La intolerancia por ser muchas veces sutil, no nos percatamos que la ejercemos, pero no por ello niega que sea tal y cause daños en el otro. Estar atentos para minimizarla es tarea de todos.

 

Bibliografía

*Arendt,  Hannah (2003) Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la Banalidad del Mal. Cuarta edición. Editorial Lumen. Barcelona.

** Scotto Domínguez, Ítala (1991)  Los Cuchillos de la Ausencia. Aproximación Psicológica del Desarraigo. CEVIAP KSK editores, Caracas

***Della Chiesa,  Andrés  (2021) La superación del marxismo. El Nacional, 2 de junio. En: https://www.elnacional.com/opinion/la-superacion-del-marxismo/. Revisado el 2 de junio de 2021

**** Esté,  Arnaldo (2021) Un Mundo de Aldeas: La ideología. El Nacional, 5 de junio. En: https://www.elnacional.com/opinion/un-mundo-de-aldeas-la-ideologia/.  Revisado el 5 de junio  de 2021.

Wednesday, June 2, 2021

Manual para destruir un país (y II)

Jorge Cruz, Caracas, 2 de junio de 2021

El camino al infierno está lleno de buenas intenciones. Este decir popular describe perfectamente lo que ha sucedido en Venezuela.

Las leyes de termodinámica nos dicen que nada es gratis, toda transformación de la energía genera entropía, contaminación; por ello aunque podamos obtener beneficios en el corto plazo, en el mediano o largo viene “el cobro de factura”, terminamos en el infierno. Para ilustrar lo expresado algo sencillo es una tea: en una noche oscura y fría genera energía lumínica y calórica, que nos puede ser útil para ver, cocinar, calentarnos o simplemente para reunirnos a conversar: pero también hay un residuo, las cenizas (contaminación), ya que es algo no deseado, su acumulación es un fastidio, aunque pudiera tener otros usos, eso es otra historia.

El régimen venezolano ha intentado ocultar su pésima gestión mediante la evasión de la publicación de datos. Es una fórmula trillada y utilizada, especialmente, por gobiernos autoritarios. No hay datos oficiales por lo que se han burlado públicamente a los presentados por ONG que se dedican a compilar y distribuir información, pero la verdad tiene patas cortas.

Ese no es el deber ser, ya que el Estado o quienes están allí no tienen que ser los únicos que controlan la “verdad”, se debe permitir que otros actores ejerzan funciones de auditoría, supervisión o propongan alternativas. El creer que su opinión o punto de vista es el acertado, negándose a escuchar otros (peor aún es perseguirlos, apresarlos y/o torturarlos), pues más pronto de lo pensado viene el cobrador, con terribles consecuencias para la población.

 

Regresando al tema agrícola

Luego se esa introducción, para dar pistas de por dónde va este texto, continuaré enumerando partes de las medidas que fueron cercando hasta asfixiar el campo.

Bajo el gobierno de Chávez se realizaron diversas expropiaciones e invasiones refrendadas jurídicamente, hasta se habló de una metodología para esconder este robo: Método Chaz, por Chávez y Carlos Azpúrua, propietario del hato La Marqueseña. En el cual, se llegó a un “acuerdo” (donde el dueño tenía figurativamente una pistola en la sien) para “donar” parte de sus terrenos, por tal motivo el empresario tuvo que aceptar a que su finca se redujera a un cuarto el tamaño de su tamaño original. Hoy las áreas confiscadas,  son un recuerdo doloroso de algo que fue próspero, no hay producción, un lugar que tenía ganado y recursos forestales, brilla por su ausencia la actividad humana. En este video, 7 años posteriores a la intervención, podemos escuchar a Carlos Azpúrua:  https://www.youtube.com/watch?v=x6CukidEf_A

Como señalé, los dueños de terrenos tenía una espada de Damocles, porque Chávez expresó en una de sus interminables y permanentes alocuciones: "La tierra no es privada. Es propiedad del Estado", algo que es falso, la ley dice que el subsuelo es propiedad, pero sirve para los fines que se proponía: amedrentar y satisfacer a una jauría de hienas hambrientas.

La producción  agrícola sufrió mucho con el chavismo, desde controles de precios de rubros que hicieron que desaparecieran al no ser rentables su producción, posteriormente, al nacionalizar Agroisleña (empresa que distribuía casi como un monopolio todo lo necesario para los rubros agropecuarios, que incluso servía de “banco” al dar crédito a los productores para ser pagados cuando tuvieran la cosecha) no hubo agroquímicos (fungicidas, insecticidas, fertilizantes…) y la renombraron como Agropatria, cambio en el nombre y dueño, que no fue útil para los agricultores o ganaderos, ya que han manejado pésimamente los inventarios, como tampoco han habido préstamos, tan necesitados durante la siembra hasta que se obtuvieran los frutos.

Tampoco funcionó la adquisición por los dos sistemas de mercadeo creadas por el poder: Red Mercal y PDVAL, ambas dieron prioridad para abastecerse a los productos importados (las comisiones eran más rentables, en dólares, que buscar ingresos similares, en Bolívares, con los empresarios nacionales). Una muestra de lo dicho es que en el 2010, después que el gobierno nacionalizara el puerto de Puerto Cabello, más de 120.000 toneladas de alimentos se pudrieron en el dicho espacio. La importación era lo que reinaba. La cacareada soberanía alimentaria estaba en las aduanas por donde ingresaban todas las mercaderías del extranjero.

Además, las importaciones se llevaban a cabo con dólar subsidiado, mientras que la producción nacional debía pagar a Bolívares (“libres”), por ello, por ejemplo, en una ocasión al comparar precios de quesos, me encontré con un queso uruguayo madurado, que implica mayor procesamiento y tiempo para ser puesto en venta, costaba un 30% menos que un queso fresco venezolano. Esto provocó una competencia deshonesta, donde lo nacional era golpeado duramente, por una revolución salvajemente corrupta y capitalista.

Para completar la película en el 2012 se triplicó el déficit del país, la reelección de Chávez le costó un ojo de la cara a la nación, que generó una inflación cada vez mayor, aunque nunca se controló bajo el comandante, ya para el 2013 se hace imparable hasta que en el 2017 comienza a ser una hiperinflación hasta nuestros días. Con lo cual se golpeó aún más a este sector.

La guinda la están poniendo la cantidad de alcabalas en las cuales los comerciantes de vegetales deben dejar una bolsa de comida para las gloriosas fuerzas represivas del Estado. Recientemente dio declaraciones un comerciante que transporta hortalizas desde La Grita (centro de distribución de tales rubros en el Táchira) hasta Caracas, en la cual afirmaba que debía preparara 40 bolsas con sus productos para distribuir en cada puesto de control. 

Quizás uno de los casos que más ira causó entre la oposición fue el de Franklin Brito. Él era un productor agropecuario en el estado Bolívar, cuyo fundo fue intervenido en su gran mayoría, por lo que este productor inició una huelga de hambre de la cual nunca salió con vida y su caso nunca fue resarcido por las autoridades, las cuales prometieron, sin nunca cumplir. Lo anecdótico es que esta persona era militante del partido en el poder, a pesar de ello sufrió las consecuencias de las políticas de robos “legales”.

Todos esos desatinos ha provocado la mayor migración a escala mundial sin una guerra de por medio. Se ha gestado un “exilio” de profesionales (incluidos investigadores de experiencia), estudiantes a media carrera, técnicos calificados y mano de obra no especializada.

Lo anterior ha dado como resultado la destrucción de centros de investigación agrícola, por ejemplo el de mayor peso: Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIA) ha casi totalmente desaparecido, básicamente se ha dedicado a programar y publicitar talleres que son producido en el exterior, fuera de ello, sus acciones son contadas. En las universidades públicas ha sucedido algo similar, los laboratorios no tienen presupuestos, menos aún personal. Ha sido un proceso de muerte lenta.

¡Todo se paga! ¡Tarde o temprano! El chavismo ha dejado desolación en lo agrícola y pecuario, como también en los otros sectores de la economía, servicios y vida social, en general. Prometieron villas y castillos, todo era una vil escenografía mientras han intentado monopolizar todas las instancias, repitiendo el esquema fracasado por las naciones socialistas como la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), China antes de su viraje hacia el capitalismo, Vietnam de similar camino al anterior, Cuba (empantanada, no sabe hacia dónde ir), Corea del Norte (en donde lo militar y su cúpula son los únicos beneficiados), entre los más populares.

No solo es una sola verdad, es un solo partido, un monopolio del Estado en cuanto a producción y distribución, un control de todas las instancias o poderes del Estado; todo ello cargado de mucha retórica de cambio, realmente, con ello sólo se buscó el sustituir un empresariado por otro más leal, cooptar los movimientos sociales, reprimir como única “arma” disponible y distribuir hambre.

Desde hace pocos años han iniciado una traslación de 180 grados. Se han vendido empresas nacionalizadas en bancarrota a precio de gallina flaca o negociado el retorno a sus anteriores propietarios; el dólar, una moneda maldita y por años acusada de culpable de una guerra económica que saboteaba el quehacer nacional, es alabada y se ha convertido en casi una moneda oficial, ha sustituido al Bolívar por lo escaso (ya que pierde valor diariamente y es costosa su impresión, porque cada cierto periodo de años se tiene que cambiar de cono monetario); el cambio también es casi libre, hay un precio oficial y otro negro, que diariamente se actualizan para estar cercanos en su monto; a un alto número de las importaciones se les has eliminado los impuestos, se sigue con una economía de puertos; hay dos tipos de salarios, uno paupérrimo para los funcionarios y pensionados y jubilados (en Venezuela son diferentes) que no pasa de los $15 verdes y otro de un grupo de empresas que pagan en dólares y con salarios más o menos cercanos a los internacionales; han casi desparecidos lo controles de precios de las mercaderías, entre otras medidas, que pudiéramos llamar capitalistas. Capitalismo de bodegón*, lo ha llamado Ignacio Ávalos.

Repetir modelos que dejaron en números rojos a otras naciones lleva al mismo lugar de ellas. La agricultura, que ha sido mi tema, es un reflejo de lo que sucedió en el resto del acontecer nacional.

Ese no escuchar a otros, el creerse poseedores de la verdad absoluta ha creado un legado que se tardará varias generaciones para recuperar. La intolerancia, que aún continúa, ha demostrado que no es la vía, que tales conductas llevan a la ruina, porque toda acción tiene su entropía y quien la acumula o paga los platos rotos es, especialmente, la población de menores recursos.


* El bodegón son unos nuevos locales que venden casi exclusivamente productos importados, la moneda de pago es el dólar y por sus precios es sólo accesible para cierto grupo de la población.

Monday, May 31, 2021

Manual para destruir un país (I)

 Jorge Cruz, Caracas, 27 de mayo de 2021

¡Si repites lo mismo el resultado será el mismo! Se ha dicho que una frase similar ha sido expresada por el famoso físico Albert Einstein, no ha sido comprobado, sin embargo se asume como tal. Yo la usare para dar inicio a dos textos en los cuales pienso desarrollar mis puntos de vista sobre lo que ha acontecido con la producción en el campo venezolano.

Supuestamente el chavismo era, porque prometió, una alternativa para varios de los deseos postergados de la ciudadanía, aunque terminó convirtiéndose en un calvario.

El mesianismo que promulgó fue beneficioso para sus propósitos, pero fatídico para la nación. Porque el que creen en los mesías recompone la historia, desecha lo que pudiera enlodar la figura y sólo se queda con la epopeya, eso épico que fue solamente promesas, proyectos inacabados que venden la sensación de que se están haciendo obras para favorecer, provocar acciones que supuestamente llevan al paraíso, como la participación, aunque realmente solo es para controlar y poder mantenerse el líder mesiánico en el poder.  

No importan los productos, únicamente la venta de sensaciones, la ilusión que se está construyendo, por ello tantas iniciativas que a medio camino eran desechadas, mientras se construía un sistema tautológico, que se explicaba a si mismo, que permitía perpetuarse en el poder, como fue la enseñanza de los Castro.

 

Revisando la historia

Si echamos una ojeada, no exhaustiva y más como crónica, del devenir de Venezuela nos podemos percatar como se destruyó una producción agrícola, que podemos casi automáticamente extender a otros sectores y aún más arriba: un parque industrial relativamente importante, una economía, un país. En este artículo haré exclusivamente énfasis en la primera mencionada.

Todo comenzó con la radicalización de un proyecto el 13 de noviembre 2001, con 49 leyes aprobadas mediante una ley anterior, Habilitante (del 14 de noviembre en Gaceta Oficial N° 37076 y corregida en la N° 37077), que permitía pasar por encima de algo que la Constitución exigía: discusión por los gobernados. Varias de esas legislaciones causaron escozor en una parte significativa de la población, por ejemplo, una ley de tierras que abrió la posibilidad de expropiar o invadir terrenos, algunos “improductivos”, otros con siembras que eran destrozadas, en otros sus trabajadores abandonaron en masa para que pudiera ser declarada tierra yerma...

Desde ese año se inicia un proceso de robos, se mencionan más de 5 mil, porque muchas de las fincas, haciendas, hatos o terrenos expropiados nunca fueron cancelados, esto se ejecutó bajo el mando de Chávez hasta que abandonó el poder, ya que era una de las formas de ganar votos, aunque realmente significaran pan para hoy hambre para mañana y continuó hasta nuestros días, aunque ahora se nota un giro de 180 grados, intentos de devolución a sus propietarios originales, pero nunca se ha eliminado abiertamente la amenaza de la confiscación.

Con el tiempo se comenzó a hablar de una Reforma Agraria, a pesar de que en décadas anteriores, en buena parte de Latinoamérica se llevaron a cabo iniciativas de este es tenor que terminaron en un rotundo fracaso, incluyendo Venezuela. No importaba repetir figuras que auguraban un fin fantasioso, lo importante era seducir a una masa que ansiaba sangre: quitar a los que tenían.

En el 2010 se promulgó otra Ley de Tierras y Desarrollo Agrario (Gaceta Oficial Nº 5.991 Extraordinaria del 29 de julio de 2010), como también una reforma del Código Penal, en el cual despenalizaron la ocupación de tierras; todas esas medidas dieron como resultado lo que era conocido por experiencias previas: destrucción de lo productivo por la rapiña, promesas de ayuda técnica que nunca apareció, intentos de convertir a campesinos en gerentes agrícolas, regalos de algunas reses, cerdos, gallinas y/o semillas, que en la totalidad de los casos simplemente sirvieron para alimentar a los propietarios o los animales que luego eran sacrificados, hubo tentativas de crear cooperativas que terminaron en una nada, intentos y más intentos, ilusiones y más ilusiones.

También se crearon figuras diversas, por ejemplo: Fundos zamoranos, cooperativas agrícolas o  nudes (Núcleo de Desarrollo Endógeno) que terminaron siendo un rotundo fracaso y con ello la reducción de la oferta de rubros agropecuarios.

 

Medidas desmedidas

Todas estas deleznables decisiones crearon un caldo de cultivo para casos aberrantes. Voy a mencionar algunos conocidos en primera persona y otro por los medios.

Por hechos que no vienen al caso describir, conocí a un productor pecuario: tenía ganado y cría de caballos desarrollados en su finca. Su propiedad estaba compuesta por la zona de pastoreo y otra que era la falda de una montaña desde la cual bajaban las quebradas que surtían de agua a la propiedad, tal como sucedía en el hato arriba mencionado; pero no solamente de agua, sino también de leña o palos para reparar los corrales. Esa falda era un bosque el cual se intervenía para obtener lo mencionado, pues esa área fue declarada improductiva e invadida con el aval del Estado y la “justicia”, cuando realmente era una zona de amortiguación y conservación, al deforestarla disminuyó volumen de agua que de allí venía, con perjuicio para los invasores como para el ganadero aguas abajo. Luego de un tiempo, robos de ganados y caballos, los invasores abandonaron la tierra, afortunadamente ya hay algunos parches de árboles por lo que se espera que el bosque pueda recuperarse.

Otros casos son mencionados en un artículo por un querido amigo Pablo Kaplum, quien expone casi todo lo que he dicho para dos zonas de Venezuela: Aquí hago una interrupción como geógrafo al relato, para exponer una opinión profesional sobre algo que con nuestros colegas, no hemos analizado a fondo acerca del devenir agrícola de nuestro país. Y es que en un tiempo pasado pudimos – en tanto muchos de  nosotros de izquierda y en mi caso personal lo sigo siendo, pero una cosa es la visión ideológica y otra es si un país llega a los actuales niveles demoledores de autoritarismo vividos hoy en Venezuela-; personalmente he cambiado de parecer acerca de lo que normalmente se conoce como “empresariado agrario”.

Con compañeros estudiantes de la Escuela de Geografía de la UCV, haciendo extrapolaciones poco rigurosas, del referente académico merideño Luis Fernando Chaves, juzgábamos como grandes dañadores del ambiente a este perfil de empresarios. Hoy mi mirada es distinta, después de patear el Sur del Lago o adentrarnos en los Llanos venezolanos y conocer la bravura de esas tierras, con escasa fertilidad y alta acidificación del suelo (lo último vale para los del Llano, no es así el Sur del Lago), he pasado a admirar a esos emprendedores que arriesgaron capitales no siempre provenientes de las arcas del Estado (como generalizábamos burdamente) y lograban niveles de productividad notorios ante condiciones tan adversas….una cosa es pasearse por los campos europeos y otra, muy distinta, salir de tu casa con muy poca indumentaria y encontrarte a una serpiente mapanare en medio de tu caminata o hasta un jaguar…o que simplemente te ataquen los mosquitos en esas calientes tierras…o lograr dominar esa espesura de sabana tropical y saber cuál árbol tumbar y cuál es útil como sombra o como equilibrio de especies en el ecosistema.

Hay toda una sabiduría allí que esta “revolución” ha anulado, vejado, humillado, expulsado, expropiado en forma arbitraria sus tierras, calificando de “ociosas” terrenos sabiamente separados para el imprescindible barbecho…y, sin embargo, ni siquiera pagado a sus antiguos dueños, para entregarlos a dudosas asociaciones, integradas casi todas por personas que no sabían cómo carrizo (“know how” es el término gringo) gerenciar esas tierras para hacerlas producir más allá de saber el hecho de sembrar y cosechar...” (https://www.elnacional.com/opinion/gaucho-y-no-gocho-el-criador-de-un-caballo-de-la-urbe-andina-2/ ).

Resumiendo, las expropiaciones, nacionalizaciones son un robo descarado por los que detentan el poder, que a la larga solo traen pobreza.

Copiar modelos que han demostrado en diversas partes del mundo que son fallidos e intentar hacer creer que pudieran ser exitosos es la venta de una ilusión, que tiene beneficios políticos para quienes la promueven y manejan el poder, pero aguas abajo sólo dejan un desierto.

 El seguir pregonando que el Estado debe asumir más funciones de las que puede es dañino. Más aún si insisten con las reformas agrarias, el campesino necesita educación para mejorar su Know how, capital para sembrar y aguantar hasta que se tengan frutos, aprender a administrar mayores cosechas y dinero, saber vender, entre otras medias, ello no se logra simplemente auspiciando o permitiendo invadir

Venezuela es un ejemplo claro, como Cuba, lo fue la URSS, China … que no es mediante la creación de un monopolio en manos del Estado que se puede superar los problemas del campesinado. Sustituir con algo similar o más control estatal no es la solución.

¡Aquellas lluvias trajeron esto lodos!

Monday, May 24, 2021

Identidad: Ser o no ser

Jorge Cruz, Caracas, 24 de mayo de 2021

¡Estamos en épocas de reencuentros! ¡Con nosotros mismos!

Uno de los fenómenos de la diáspora es que al entrar en contacto con otras nacionalidades, algo que era relativamente ajeno para muchos, sobre todo desde el rol como un foráneo, nos miramos y nos decimos, generalmente en voz interna: ¡Yo no soy como ellos!

El primer golpe para muchos es en el habla. Aunque en cualquier país hispanoparlante, supuestamente, deberíamos entendernos sin problemas, descubrimos que parte de nuestras palabras, dichos o incluso construcción semántica no existen o tienen otro significado, algunas veces hasta nos sonrojan al saber que hemos dicho. Nada que apuntar si es otro el idioma que domina, del cual empezamos a dar unos primeros pasos: es un sentirse desvalido, hasta que podemos expresar nuestros sentimientos o comprender lo que nos exponen, al principio muy a medias, donde la imaginación o la kinestesia es importante.

Luego empezamos a notar otros aspectos: forma de responder ante los problemas; el significado de la amistad o conocidos; la forma de comenzar una conversación para matar el tiempo, sea en la espera del transporte, la cola de un trámite, el encuentro casual en un autobús o ascensor… (esa forma de hacer “amigos” instantáneos y fugaces), entre otros.

Las sensaciones del que abandona su lugar es de desconcierto, sabe que no pertenece allí, pero ha tomado una decisión, algunas veces por ser la única vía que ve como escape a una situación económica angustiante, en otros casos como una forma de desarraigo, de no pertenencia y otro grupo por acoso político.

Al arribar al nuevo territorio hay un sentimiento de falta de raíces, puede llevar a tomar varias vías, dos extremos opuestos son: intento de mimetización, asumir lo más pronto posible sus modismos, formas de actuar…; el contrario es una lucha permanente por mantenerse como un extraño, no se intenta aprender las nuevas formas de hablar o idioma, por ejemplo.

Aunque, a pesar de todos los esfuerzos y energía “invertida” en la transformación, más aún si es de resistencia, siempre tendrá una sensación de no pertenencia, de estar en un limbo cultural, se sabe ajeno a la nueva y desear renunciar (o no) o desligarse de la original.

Emerge aquí una pregunta: ¿hay una cultura venezolana? La realidad es que si y no, es un mosaico de diversas localidades, ya sean andinas vs costeras; orientales contra occidentales y centrales; hijos de inmigrates europeos o latinoamericanos llegados hace unas décadas en el siglo pasado y del otro lado los que tienen mayor tradición, desde indígena hasta español (con sus diversos orígenes: península o las islas) y africano, también con lugares distintos de la geografía de dicho continente. Además, debemos sumar a ello, la extensa vías de comunicación que se construyó desde mediados del siglo pasado, como también de los medios de comunicación, especialmente la televisión, con mucha penetración porque era relativamente barato adquirir un televisor, lo que permitió ir creando estereotipos que se distribuyeron a lo largo y ancho de la nación. Traigo un ejemplo: el habla del malandro.

En pocas palabras, el venezolano no es un ente definible, sino un agregado de préstamos culturales, de resistencia y descarte, de selección de opciones (generalmente inconscientes) y por último de sentido de identidad con símbolos, discursos, maneras de hacer, que aunque dispares se pueden decir que dan un sentido de pertenencia; como también cambios, no es estática.

Voy a extenderme un poco más en los dos últimos mencionados: una cosa es la identidad y otro el sentido de pertenencia.

 

Las elecciones

La identidad, casi como la nacionalidad, se adquiere por haber nacido en un territorio o por consanguinidad, en términos legales les llaman: lus soli, para el primero y lus sanguinis para el segundo.

Aclaremos un poco, por ver luz en un lugar no significa automáticamente ello, sino por los lazos que se crean a lo largo de su transcurrir en la vida, por la asimilación o copia de los modelos de conducta de sus progenitores, familiares, amigos y lo aprendido en la escuela o medios. Es decir, se asume la cultura en la cual se transita.

Por consanguinidad, debo señalar que es algo no real, pero lo utilizo para poner un nombre; no es por los genes o la sangre que corre en nuestras venas, sino porque en casa nuestros padres y/o abuelos nos transmitirán la cultura en la cual están “registrados”. En diversos casos los padres deciden no enseñar el idioma materno, pero ello no significa que no trasladen a ellos su forma de ver el mundo. En breve, por más que se intente que sus hijos se integren, siempre tendrán formas de comportamiento que son ajenas a la cultura en la cual viven. Como dice una adagio que se origina en un verso de una canción: “Por más que te tongonés, se te ve el bojote”; por ello considero que es preferible ofrecer la “herramienta” del idioma es un plus que sería de utilidad, con toda seguridad en el futuro de ese niño.

Ahora el siguiente concepto: sentido de pertenencia.

Él, se puede percibir en su definición, escoge. Yo pertenezco a donde yo decida, es una selección, algunas veces conscientes, aunque generalmente son inconscientes, ya que en la escogencia hay elementos que son sensitivos y algunos mínimos racionales. Yo secundo plenamente esta frase de quien recientemente falleció, Humberto Maturana: No es cierto que los seres humanos somos seres racionales por excelencia. Somos, como mamíferos, seres emocionales que usamos la razón para justificar u ocultar las emociones en las cuales se dan nuestras acciones.”.

Yo puedo estar rodeado de contenidos de una cultura y “decido” pertenecer a otra, por ejemplo, en la comunidad donde vivo se escucha, baila y canta salsa, yo puedo escoger el rock como mi música preferida, con ello inicio una transformación, que puede abarcar mi vestimenta, comportamiento, filosofía...

Esto es lo mismo que sucede cuando se traslada a una cultura o territorio diferente al original, como está ocurriendo a los migrantes venezolanos. Hemos visto en los medios fotos o videos en los que aparecen con la franela vinotinto, la que utiliza la selección nacional de fútbol o con gorras con la bandera o con la bandera ondeando, que nos da el mensaje de adaptación a medias o resistencia ante un entorno en el cual se sienten extraños, de no pertenencia.

Aunque pareciera que me he referido principalmente para el caso venezolano, es algo que está presente para todas las culturas, con más o menos similar dinámica, sin embargo, la venezolana está siendo sometida a un proceso de mayor aceleración, dada su gran movilización, tanto dentro como fuera de su territorio.

Por este motivo, cada vez que viajamos, ya sea dentro o fuera de casa, al regresar sentimos esa sensación de estar en el lugar indicado. Una de las manifestaciones común al avión tocar tierra es aplaudir, no por estar en tierra sino por estar en el hogar, ese lar grande que es la nación o ciudad, pero especialmente por la “cueva” donde habitamos, la cual puede estar en el lugar donde nacimos o cualquier otro espacio que hemos elegido como tal. Esto también funciona para la cultura.

 

Conclusiones

He querido argumentar que una cosa es que se nazca e identifique con una cultura como propia y otra que se asuma como tal. Son dos momentos diferentes.

Desde el momento del embarazo comenzamos a recibir información y sensaciones de nuestros padres, especialmente de nuestra progenitora, esta se va acumulando a medida que crecemos, por ello se convierte en nuestra identidad y primera cosmovisión.

Por muchos siglos esta fue la forma tradicional, la comunidad en la cual crecimos era el centro de toda la información que aprendíamos y asimilábamos.

Al aparecer los centros urbanos, que se fueron enriqueciendo con migraciones, esta historia comenzó a tener otro perfil, los recién llegados traían otra formas de ver y comportarse, pero además, iniciamos una pertenencia a diversos espacios o comunidades: el vecinal, el religioso (que no necesariamente eran los mismo participantes), el de centros educativos, el equipo de un deporte x, entre otros; con ello nuestro acervo se expande, son diversos los encuentros y diversas las informaciones.

Por ese motivo, podemos tener una divergencia entre la identidad y la sensación de pertenencia, el ser miembro de una cultura que no necesariamente es la que nos vino de “fabrica”.