Jorge Cruz, Caracas 24 de julio de 2021
¡¡Gané!! ¡¡Tomo
todo!!
Recuerdo que de
infante había un juego de apuestas en la cual se utilizaba un objeto parecido a
un trompo, pero con seis caras en las cuales habían inscripciones como pon una,
toma una y la de mayor peso: Toma todo. El artefacto se hacía girar y
dependiendo que lo que dijera la cara superior se actuaba.
Lo anterior en la
teoría de los juegos se le llama: suma cero, uno gana todo y el resto pierde
todo.
Aquí no me interesa
el juego en sí, sino la actitud que toman algunos personajes cuando asumen el
poder, especialmente aquellos que tienen detrás una logia de entusiastas con
discursos ideológicos.
Hay una expresión
en latín que expone claramente la conducta que me voy a referir en este
artículo: Tabula rasa.
Ella significa
arrasar con todo, negar la validez de lo anterior, realizar un supuesto
arranque desde cero, la nada. Ahora bien, si están presente infraestructuras,
personas o historias, es necesario negarlas, destruirlas, desaparecer o incluso
asesinar, reescribir.
Ejemplos de ellos
hay muchos desde la historia reciente hasta la de siglos antes. Los talibanes
hicieron explotar joyas milenarias escultóricas de gran tamaño; el nazismo quiso
eliminar a todos aquellos que no eran de su mismo origen germánico, ario y
nuevos movimientos están realizando un revisionismo retroactivo, ya sea
derribando estatuas, sobrevaluado los pueblos originarios sobre la mezcla
posterior, entre otras acciones.
Voy a explayarme
un poco en el último punto señalado arriba: sobrevaluación de lo indígena sobre
lo grupos humanos posteriores. He recibido un número importante de fotos con
leyenda dentro de ellas incluidas y textos en los cuales hablan que los únicos
verdaderos habitantes no “extranjeros” en América son los indígenas, los negros
fueron traídos a la fuerza y los invasores son los blancos europeos. Ello es
parcialmente cierto por dos razones: la primera, las migraciones de seres
humanos no es nueva, ni fue exclusiva a América, los estudiosos afirman que el
homo sapiens apareció en África, de allí se esparció a otros continentes; y,
segundo, en esa movilización extinguió a otros grupos, se menciona a los
Neandertales, por ejemplo. Es decir, no son fenómenos nuevos las movilizaciones
geográficas, las conquistas de otros espacios, como tampoco la competencia y
depredación, subordinación o explotación de otras especies o, en este caso, de
otros humanos.
En otras
palabras, si se quiere ser retroactivo, tendríamos que alegar por los
neandertales, lo que sabemos ¡es una barbaridad!
En Venezuela
Hablando de
ilustraciones, tengo dos ejemplos en Venezuela, estoy seguro que habrá una para
cada localidad. Han sido comentarios de amigos, ambos simpatizantes del
oficialismo (chavismo): “Antes no podían estudiar los pobres”, esta frase la
soltó un amigo, colega quien además se orgullecía de haber crecido en una zona
popular. Yo me lo quedé mirando por unos segundo, sabiendo de sus orígenes y le
pregunté ¿me imagino que tus padres eran clase media? Inmediatamente respondió
que no, que todo lo contrario, él había nacido y crecido en un sector pobre, a
lo que yo riposté: Tú te graduaste en los 80 ¿cierto? Entonces tu eres la
negación absoluta de lo que acabas de expresar, eres un pésimo ejemplo, se
niega totalmente lo que le deseas endilgar a solamente este periodo de
gobierno, antes hubo posibilidades, posiblemente era más selectivo por lo de la
meritrocracia, pero si se podía. Luego de ello, esa persona no me ha vuelto a
contactar.
El otro caso es
algo similar, una conversación de diversos temas, entre tantos emergió lo
relacionado a lo deficiente de la construcción para los sectores populares. El
amigo afirmó alegremente que antes no existían políticas de Estado tan
consecuentes como ahora, que antes no se había apoyado a los de bajos recursos.
Yo le concedí parcialmente la razón, no ha sido suficiente, pero si se han
hecho obras bajo los diferentes gobiernos
anteriores al chavismo. Yo te respaldaría si me hubieras dicho que mucha
de esa población fue castigada con una vivienda mucho más costosa que la
realizada en conjuntos residenciales, ya que tienen que adquirir la arena, el
cemento, las cabillas, ventanas, puertas, etcétera al detal, de a poco, por
ello con precios superiores que las compras al mayor, además que debido a ello
tienen que realizar múltiples viajes llevando materiales, que incrementa los
costos. No tu punto no es ese, tú niegas que se haya hecho algo antes, aunque
si mal no recuerdo tú te criaste en Caricuao, una gran cantidad de bloques de
vivienda construidos por el Estado para personas con recursos restringidos, así
hay otras más regadas por toda la geografía nacional, no fue suficiente, pero
si se construyó.
Pudiera traer al
tapete más ilustraciones, de similar tenor, en otros ámbitos, pero no voy a
caer en esa tentación, ya que todas ellas marcadas por una perorata que vende
ilusiones, hechos no hechos, paraíso que nunca se construyen, utopías que crean
expectativas imposibles e irrealizables, mesianismo a toda prueba en un líder o
partido, una fervorosidad en los simpatizantes que no razonan, analizan, menos
aún critican, solo repite cual traganíqueles (aunque puede ser en algunos casos
dinero lo que recibe como beneficio, en otros es simplemente promesas de un
futuro magnánimo). En pocas palabras, es un discurso sensiblero que ataca las
emociones, para aflorar lo instintivo, aunque pareciera racional.
Como su megalomanía
es tomar todo, acaparan los poderes existentes: el judicial, el legislativo, y entre
ello se incluye los medios de comunicación, porque hay que difundir un solo
mensaje, “el verdadero”.
Al asaltar este
último, sea a la fuerza o a través de medidas intimidatorias que llevan a la
autocensura o subyugación, es un paso de peso, con ello garantiza una caja de
resonancia de alto poder para que sucedan casos como los comentados arriba,
sucedidos en la nación caribeña.
A manera de conclusión
Como podemos
percibir, hay un discurso de aparente innovación, la venta de que nunca se
había hecho antes políticas de Estado hacia ciertos sectores, se presenta como
si fueran programa novedosos, tal como sugería un logo usado por el régimen
venezolano: “Sólo en revolución”, lo que realmente nos muestra es una
maquinaria de publicidad y propaganda bien aceitada. De allí lo último
señalado.
Lo terrible de la
historia es que se va creando un metalenguaje, tal como lo expresó George
Orwell en su novela 1984, que intenta homogenizar, banalizar y reducir el
idioma. Todo se llena de lemas, eslóganes y propaganda, donde la justicia queda
detenida por un grupo que solo cacarea los deseos del grupo en el poder, repitiendo
lo mismo, las leyes sirven para legalizar y si saltan dudas el supremo de
justicia lo ratifica y refrenda.
En el siguiente
párrafo está retratado casi todo lo por mi expresado:
“Aquello
de labrar consensos mínimos en torno a ciertas ideas en aras de permitir
acuerdos que favorecen al pueblo, no aparece en su manual. Este se nutre de una
realidad alterna, construida evocando mitos épicos que dividen a la sociedad
–su campo de batalla—entre un “nosotros”, patriotas y “revolucionarios”, y un
“ellos”, formado por la chusma de traidores contrarios a su dominación. Esta
visión maniquea la alimenta incesantemente con nuevas fabricaciones. La mentira
es un arma de guerra. El fascismo tiene que mantener siempre la ofensiva,
tensando la confrontación con consignas sencillas que alebresten las pasiones
de partidarios, prestos al combate, no su apego a la razón.”*
Los gobiernos que actúan de esta
manera se les ha llamado totalitarios, lo que esta generalización esconde es
que hay algunos tipos de gobierno que aparentan no ser del toma todo, sino que
juegan a la estrategia de la zanahoria y el garrote, porque utilizan fuerzas “civiles”,
correligionarios armados para violentar los DD.HH., no en nombre del gobierno,
sino de la ideología que profesan (que es la misma que profesan quienes están
en el poder). Luego entran en juego los otros poderes y las fuerzas represivas
para reafirmar.
No hay nada más perverso que esas
dictaduras, eliminar la diversidad, hasta la naturaleza nos enseña que no es lo
acertado. Pareciera ser rentable para sus seguidores, en el corto plazo, pero a
la larga son mayores los daños
En el toma todo gana una minoría, el
soberano o pueblo pierde.
Nota:
*García Larralde, Humberto
(2021) Está en su naturaleza. El Nacional, julio 19. En: https://www.elnacional.com/opinion/esta-en-su-naturaleza/ . Consultado el 19 de julio de 2021.
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