Monday, May 31, 2021

Manual para destruir un país (I)

 Jorge Cruz, Caracas, 27 de mayo de 2021

¡Si repites lo mismo el resultado será el mismo! Se ha dicho que una frase similar ha sido expresada por el famoso físico Albert Einstein, no ha sido comprobado, sin embargo se asume como tal. Yo la usare para dar inicio a dos textos en los cuales pienso desarrollar mis puntos de vista sobre lo que ha acontecido con la producción en el campo venezolano.

Supuestamente el chavismo era, porque prometió, una alternativa para varios de los deseos postergados de la ciudadanía, aunque terminó convirtiéndose en un calvario.

El mesianismo que promulgó fue beneficioso para sus propósitos, pero fatídico para la nación. Porque el que creen en los mesías recompone la historia, desecha lo que pudiera enlodar la figura y sólo se queda con la epopeya, eso épico que fue solamente promesas, proyectos inacabados que venden la sensación de que se están haciendo obras para favorecer, provocar acciones que supuestamente llevan al paraíso, como la participación, aunque realmente solo es para controlar y poder mantenerse el líder mesiánico en el poder.  

No importan los productos, únicamente la venta de sensaciones, la ilusión que se está construyendo, por ello tantas iniciativas que a medio camino eran desechadas, mientras se construía un sistema tautológico, que se explicaba a si mismo, que permitía perpetuarse en el poder, como fue la enseñanza de los Castro.

 

Revisando la historia

Si echamos una ojeada, no exhaustiva y más como crónica, del devenir de Venezuela nos podemos percatar como se destruyó una producción agrícola, que podemos casi automáticamente extender a otros sectores y aún más arriba: un parque industrial relativamente importante, una economía, un país. En este artículo haré exclusivamente énfasis en la primera mencionada.

Todo comenzó con la radicalización de un proyecto el 13 de noviembre 2001, con 49 leyes aprobadas mediante una ley anterior, Habilitante (del 14 de noviembre en Gaceta Oficial N° 37076 y corregida en la N° 37077), que permitía pasar por encima de algo que la Constitución exigía: discusión por los gobernados. Varias de esas legislaciones causaron escozor en una parte significativa de la población, por ejemplo, una ley de tierras que abrió la posibilidad de expropiar o invadir terrenos, algunos “improductivos”, otros con siembras que eran destrozadas, en otros sus trabajadores abandonaron en masa para que pudiera ser declarada tierra yerma...

Desde ese año se inicia un proceso de robos, se mencionan más de 5 mil, porque muchas de las fincas, haciendas, hatos o terrenos expropiados nunca fueron cancelados, esto se ejecutó bajo el mando de Chávez hasta que abandonó el poder, ya que era una de las formas de ganar votos, aunque realmente significaran pan para hoy hambre para mañana y continuó hasta nuestros días, aunque ahora se nota un giro de 180 grados, intentos de devolución a sus propietarios originales, pero nunca se ha eliminado abiertamente la amenaza de la confiscación.

Con el tiempo se comenzó a hablar de una Reforma Agraria, a pesar de que en décadas anteriores, en buena parte de Latinoamérica se llevaron a cabo iniciativas de este es tenor que terminaron en un rotundo fracaso, incluyendo Venezuela. No importaba repetir figuras que auguraban un fin fantasioso, lo importante era seducir a una masa que ansiaba sangre: quitar a los que tenían.

En el 2010 se promulgó otra Ley de Tierras y Desarrollo Agrario (Gaceta Oficial Nº 5.991 Extraordinaria del 29 de julio de 2010), como también una reforma del Código Penal, en el cual despenalizaron la ocupación de tierras; todas esas medidas dieron como resultado lo que era conocido por experiencias previas: destrucción de lo productivo por la rapiña, promesas de ayuda técnica que nunca apareció, intentos de convertir a campesinos en gerentes agrícolas, regalos de algunas reses, cerdos, gallinas y/o semillas, que en la totalidad de los casos simplemente sirvieron para alimentar a los propietarios o los animales que luego eran sacrificados, hubo tentativas de crear cooperativas que terminaron en una nada, intentos y más intentos, ilusiones y más ilusiones.

También se crearon figuras diversas, por ejemplo: Fundos zamoranos, cooperativas agrícolas o  nudes (Núcleo de Desarrollo Endógeno) que terminaron siendo un rotundo fracaso y con ello la reducción de la oferta de rubros agropecuarios.

 

Medidas desmedidas

Todas estas deleznables decisiones crearon un caldo de cultivo para casos aberrantes. Voy a mencionar algunos conocidos en primera persona y otro por los medios.

Por hechos que no vienen al caso describir, conocí a un productor pecuario: tenía ganado y cría de caballos desarrollados en su finca. Su propiedad estaba compuesta por la zona de pastoreo y otra que era la falda de una montaña desde la cual bajaban las quebradas que surtían de agua a la propiedad, tal como sucedía en el hato arriba mencionado; pero no solamente de agua, sino también de leña o palos para reparar los corrales. Esa falda era un bosque el cual se intervenía para obtener lo mencionado, pues esa área fue declarada improductiva e invadida con el aval del Estado y la “justicia”, cuando realmente era una zona de amortiguación y conservación, al deforestarla disminuyó volumen de agua que de allí venía, con perjuicio para los invasores como para el ganadero aguas abajo. Luego de un tiempo, robos de ganados y caballos, los invasores abandonaron la tierra, afortunadamente ya hay algunos parches de árboles por lo que se espera que el bosque pueda recuperarse.

Otros casos son mencionados en un artículo por un querido amigo Pablo Kaplum, quien expone casi todo lo que he dicho para dos zonas de Venezuela: Aquí hago una interrupción como geógrafo al relato, para exponer una opinión profesional sobre algo que con nuestros colegas, no hemos analizado a fondo acerca del devenir agrícola de nuestro país. Y es que en un tiempo pasado pudimos – en tanto muchos de  nosotros de izquierda y en mi caso personal lo sigo siendo, pero una cosa es la visión ideológica y otra es si un país llega a los actuales niveles demoledores de autoritarismo vividos hoy en Venezuela-; personalmente he cambiado de parecer acerca de lo que normalmente se conoce como “empresariado agrario”.

Con compañeros estudiantes de la Escuela de Geografía de la UCV, haciendo extrapolaciones poco rigurosas, del referente académico merideño Luis Fernando Chaves, juzgábamos como grandes dañadores del ambiente a este perfil de empresarios. Hoy mi mirada es distinta, después de patear el Sur del Lago o adentrarnos en los Llanos venezolanos y conocer la bravura de esas tierras, con escasa fertilidad y alta acidificación del suelo (lo último vale para los del Llano, no es así el Sur del Lago), he pasado a admirar a esos emprendedores que arriesgaron capitales no siempre provenientes de las arcas del Estado (como generalizábamos burdamente) y lograban niveles de productividad notorios ante condiciones tan adversas….una cosa es pasearse por los campos europeos y otra, muy distinta, salir de tu casa con muy poca indumentaria y encontrarte a una serpiente mapanare en medio de tu caminata o hasta un jaguar…o que simplemente te ataquen los mosquitos en esas calientes tierras…o lograr dominar esa espesura de sabana tropical y saber cuál árbol tumbar y cuál es útil como sombra o como equilibrio de especies en el ecosistema.

Hay toda una sabiduría allí que esta “revolución” ha anulado, vejado, humillado, expulsado, expropiado en forma arbitraria sus tierras, calificando de “ociosas” terrenos sabiamente separados para el imprescindible barbecho…y, sin embargo, ni siquiera pagado a sus antiguos dueños, para entregarlos a dudosas asociaciones, integradas casi todas por personas que no sabían cómo carrizo (“know how” es el término gringo) gerenciar esas tierras para hacerlas producir más allá de saber el hecho de sembrar y cosechar...” (https://www.elnacional.com/opinion/gaucho-y-no-gocho-el-criador-de-un-caballo-de-la-urbe-andina-2/ ).

Resumiendo, las expropiaciones, nacionalizaciones son un robo descarado por los que detentan el poder, que a la larga solo traen pobreza.

Copiar modelos que han demostrado en diversas partes del mundo que son fallidos e intentar hacer creer que pudieran ser exitosos es la venta de una ilusión, que tiene beneficios políticos para quienes la promueven y manejan el poder, pero aguas abajo sólo dejan un desierto.

 El seguir pregonando que el Estado debe asumir más funciones de las que puede es dañino. Más aún si insisten con las reformas agrarias, el campesino necesita educación para mejorar su Know how, capital para sembrar y aguantar hasta que se tengan frutos, aprender a administrar mayores cosechas y dinero, saber vender, entre otras medias, ello no se logra simplemente auspiciando o permitiendo invadir

Venezuela es un ejemplo claro, como Cuba, lo fue la URSS, China … que no es mediante la creación de un monopolio en manos del Estado que se puede superar los problemas del campesinado. Sustituir con algo similar o más control estatal no es la solución.

¡Aquellas lluvias trajeron esto lodos!

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