Nosotros los miopes, cuando no tenemos ayuda externa de unos
lentes, nuestra distancia de percepción se reduce, el resto es algo borroso que
no logramos distinguir, por ello preferimos explicarnos todo en función de lo
que podemos visualizar claramente, sabemos que el mundo es mucho más que lo que
percibimos, pero como no podemos ir muy lejos (visualmente) preferimos
quedarnos con lo que tenemos.
Eso que se llama izquierda padece de miopía, su explicación
de la realidad es limitada. Para aclarar mis argumentos voy a utilizar dos
preceptos básicos del marxismo, fuente principal donde se sacian la sed.
Para empezar veamos cuando surge el marxismo. Carlos Marx
vivió en el siglo XIX, una época de afianzamiento y crecimiento del
capitalismo, tenía poco tiempo de haber aparecido las máquinas a vapor, un
periodo de crecimiento de los obreros, que fueron abandonando el campo por
diversas razones, y un momento cuando la explotación de recursos de diversas partes
del mundo, que parecían inagotables.
CM ve esos movimientos de protesta contra la explotación a
la que eran sometidos los obreros, pero también se nutre del entusiasmo entre
los economistas de un mundo con recursos ilimitados.
Para facilidad analítica, más no explicativa o descriptiva
de la realidad, redujo el mundo a un duelo de opuestos: ricos y pobres y que
esa travesía terminaría con el triunfo de los pobres en una sociedad
igualitaria, todo esto lo esgrime bajo sus propias palabras, en ser una método
científico.
El paradigma que tocaré primero es lucha de clases. Su esquema de Modos de Producción, donde
construye dos polos opuestos: esclavos-esclavistas, nobleza-servidumbre y
capitalista-obrero es, como lo expreso, un esquema bipolar, negativo y positivo,
negativo el propietario de los Medios de Producción y positivo el explotado,
son polos que se oponen y repelen. De allí surge el concepto de Lucha de
Clases, sometiendo el discurso a un blanco y negro.
La realidad siempre rebelde nos dice que es mucho más rica
que ello: hay hombres y mujeres, pero tenemos transexuales, incluso se habla de
un tercer sexo; tenemos un reino animal y vegetal, pero hay 5 reinos, tenemos
hacendados y campesinos, pero también capataces; entre otros miles de ejemplos;
en pocas palabras, hay más de una dualidad en la realidad.
Ahora, casi dos siglos de por medio, más aún se notan que
ese esquema, no es más que un esquema: hay en los países hay sectores medios
que han crecido enormemente y las diferencia entre obreros de diferentes países
también es enorme, al mismo, tiempo que están bajando los números de obreros,
siendo sustituidos por robots y operarios, que nada tienen que ver con un
obrero rural, por ejemplo.
También vemos que las LUCHAS no solamente por reivindicar
los derechos de los obreros, sino que han surgido muchos otros movimientos:
feministas, ambientalistas, LGTB, étnicos, religiosos … que no tienen lugar en
ese esquema reduccionista a dos polos opuestos.
El segundo paradigma es relacionado al periodo final de la humanidad
(no se puede negar el carácter religioso, el paraíso, eso fue tratado en un
libro de Edgardo Lander, entre otros temas, en: Contribución a la crítica del
marxismo realmente existente, Fundación El Perro y la Rana, 2008) y mi tema es
por otro lado, arriba mencioné que CM se sumó a la lista de entusiastas por los
recursos ilimitados.
Por ello promete una era donde todas las necesidades pueden
ser cubiertas, donde no existirán ni explotados ni explotadores. Como podemos
notar, todas las necesidades tendrán suministro, es decir, la naturaleza o el
planeta en general estará a nuestros pies para dotarnos de lo necesario.
Voy a hacer un paréntesis, porque es un tema que los
marxistas se engrinchan cuando escuchan, los planteamientos de Thomas Malthus:
la población crece geométricamente y los recursos aritméticamente, con el
tiempo esos lleva a una escasez de recursos, es posiblemente uno de los
primeros pensadores que rompe con el entusiasmo que ha reinado desde el siglo
de Marx y continua hasta nuestros días, algo que van a retomar los economistas
que tienen una visión ambientalista y que los biólogos y ambientalistas también
tienen en sus argumentos.
El pasar del tiempo nos ha demostrado que los recursos
naturales, ya sean renovables como las árboles o un grupo de ellos (un bosque),
por ejemplo, o no renovables (con mayor razón aún) son finitos, podemos
agotarlos sin no hacemos un uso sustentable de ellos; por lo tanto, el
Comunismo, esa última etapa humana, es un espejismo, un discurso político y no
más de allí. Las sociedades han y seguirán colapsando cuando no hacen un uso
amigable de su ambiente, las guerras y conquistas por recursos son parte del
juego que ha prevalecido y seguirá (recomiendo la lectura del libro de Jared
Diamond Colapso, Editorial Random House Mondadon S.A., 2006). No habrá plena
satisfacción de necesidades y, extensión, no habrá comunismo, como lo promete
la religión marxista.
Si llevamos la primera premisa debatida al terreno concreto,
podemos ver que se cristaliza en los partidos políticos, son ellos quienes se
han encargado de mantener viva esa propuesta seudocientífica y absolutamente
política. Tal vez la mejor ilustración es el Partido Comunista de Venezuela,
entre sus fundadores y/o miembros de peso se encontraban los hermano Machado,
que pertenecían a la “rancia” burguesía, un grupo de clase media (para utilizar
su terminología) y obreros. Es decir, los que llevan a adelante el proyecto de
difundir e instaurar (por medio del acceso al poder) son policlasistas, no son
proletarios para imponer la dictadura, sino son grupos de diversos estratos que
se unen en la venta de su proyecto.
Pero revisemos otro accionar de la “izquierda” mundial, ella
cae en ese facilismo de la dualidad antagónica, si hay una revuelta liderada
por simpatizantes de sus tendencias ideológicas, es tratada por sus analistas
como una rebelión contra la opresión por parte del pueblo, que puede ser desde
resistencia pacífica hasta violenta, con las armas o guerrillas. Ahora, cuando
es de signo contrario, siempre se alega que es empujada por fuerzas externas,
generalmente se habla del imperialismo.
Un esquema reducionista: si están conmigo es un movimiento
interno, si es en mi contra, son por aupamiento y soporte de fuerzas externas.
El simplismo encerrado allí se expresa en un desprecio y
condena por las protestas de grupos contrarios al gobierno de “izquierda”, no
solo se les tilda de vendidos a la ideología foránea, sino que son comprados
(reciben dinero) por esos mismos países con poder; claro está que cuando era esta
izquierda la que protestaba, no menciona si también recibía fondos externos
¿será que el ladrón juzga por su condición?
Se habla de pueblo, pero sólo mientras los respalde, luego
es un gentío infiltrado por la ideología burguesa y financiado por el imperio o
peor aún, son un grupo de terroristas, aunque sus protestas sean pacíficas.
También resulta patético argumentos contra el imperio por la
fluctuación de los precios del petróleo del gobierno venezolano, si bajan es
por culpa del imperio y si suben es por la acción del difunto comandante
eterno. Una simplicidad tan pasmosa que mi reacción regular es hilaridad.
Un maniqueísmo enfermizo es lo que en esa llamada izquierda
existe, como vemos, y unos diagnósticos, en líneas generales, predecibles y
pobres.
Creencia en un Edén, que no pasa de más que un discurso
político, marketing de ilusiones, por lo que sus militantes responden cual
devoto ante su deidad y un esquema de desarrollo basado en la destrucción, en
la guerra (lucha de clases), que solo será innecesaria al alcanzar la gloria
comunista.
Definitivamente la izquierda o los que se titulan como tal
necesita de prótesis que amplíe su visión de realidad, que se desprenda del
anquilosamiento a los que los ha sometido un enfoque que se quedó en los anaqueles
de la historia, anquilosada y esclerótica; en fin que deje de ser un fanático
religioso, ya que hay más que blanco y negro como colores, que la gama es más
cercana a lo que percibimos y mucho más excitante y expande y actualiza sus
argumentos.
¡Aprovechen! ¡Se regalan anteojos!