Jorge Cruz, Caracas 14 de junio de 201
Esos grupos que se autodenominan de izquierda, en
Latinoamérica, tiene un modus operandi que es como una marca de fábrica: se han
dedicado al robo, en especial de bancos; la extorsión o cobro por secuestros o
vacunas; el narcotráfico, cobros por protección de espacios; a fomentar el odio
y la envidia por el diferente, principalmente si tiene algo de dinero (los
tildan de capitalistas y explotadores) o son xenófobos, aparados en un discurso
patriotero; son intolerantes contra el
que piensa de otra forma; son guarimberos que trancan vías, queman objetos
diversos o incluso vehículos y se tapan con capuchas; en otros casos han sido o
son guerrilleros que comenten actos terroristas, con asesinatos o ataque que
produce “daños colaterales” (como eufemísticamente se llama los muertos civiles
que no tenían nada que ver con el ataque); tienen gustos por las armas, las
estructuras militares (no olvidemos la célula leninista, tan extendida en su
uso por los Partidos Comunistas) y la figura del caudillo; culto a la personalidad
arraigado (Carlos Marx y su anquilosada teoría política, Mao, Lenín, Fidel
Castro o el más reciente, Hugo Chávez); deseos por las dictaduras, algo que en
la teoría marxista es un punto de honor: la dictadura del proletariado; por
último, reclutan jóvenes o bachilleres, que pueden ir a la guerrilla o
simplemente son los frentes de batalla en sus protestas.
Diversos miembros del alto gobierno venezolano no han
escapado a ello, algunos comenzaron su militancia siendo párvulos estudiantes
de bachillerato, también usaron capuchas y quemaron vehículos, muchas veces
causando apremios económicos al conductor que era el propietario, otros
participaron en secuestros o robos, que tiene otra versión: corrupción, robo al
erario público, entre otras perlitas.
En pocas palabras, el terrorismo, vandalismo, corrupción
(aprovechamiento de dinero mal habido), intolerancia, xenofobia (ha sido común
el sobreinflar el número de inmigración de colombianos para así poder crear la
percepción que ellos son culpables de muchos de los males del país) e incluso
la utilización de chamos ha sido y es su norma, es parte de sus valores, de su
cultura.
Si detallamos un poco más algunas una de esas conductas
podemos observar que no son ajenas mis afirmaciones: la corrupción ha sido su norma,
tenemos a Lula y parte de su círculo cercano acusado de peculado en Brasil, de
los Kirchner en Argentina ni hablar, en Nicaragua, Cuba, para solo nombrar
algunos casos, es más que notoria y, por último
Venezuela, donde billones de dólares que han ingresado al Estado ha
desaparecido o mejor dicho, ha aparecido en cuentas en el extranjero de
personajes que han u ocupan altos cargos en el poder, o son propietarios de
viviendas y otras inversiones, como empresas con las cuales hacen negocios con
la importación de alimentos, una de las formas más comunes para robar, o
utilizan a testaferros. Del reclutamiento de jóvenes, han sido diversos las
reformas a la educación, desde la primaria hasta el bachillerato, para “formar”
ideológicamente a sus militantes (lo patético es que a pesar de todo ese
esfuerzo las protestas están llenas de esos “hijos” de la revolución, por ello
es que unas de las últimas cortinas de humo ha sido el acusar de usar a los
chamos en las protestas, cuando esta ha sido una de sus costumbres, que ahora
“legalmente” hacen por medio del sistema educativo).
Recientemente ha habido protestas en variados puntos de la
geografía venezolana, las cuales han sido reprimidas con violencia, que ha ido
en incremento al notar el gobierno que no se han detenido y que no lo harán. Ya
hay un dato terrible de muertes, heridos con bombas lacrimógenas, ya sea con
fracturas de cabezas o miembros, heridos con fuertes hematomas por el impacto
de las mismas, pérdidas de ojos por disparos de perdigones, heridos por
perdigones “aliñados” con metras, pedazos de cabillas u otros objetos
contundentes, también hay robos de dinero, celulares, zapatos, entre otras
pertenencias, hay otro dato terrible torturas, encarcelamientos (algunos con
órdenes de libertad que no se cumple) con hampa común. El gobierno calcula que
son cercanos a los 70 los muertos, pero allí no incluye otros que no son
muertes directas, como asmáticos ahogado por los gases, hay más de mil heridos
con variados grados de gravedad y más de tres mil detenidos, con más de 1200
aún bajo arresto. Son datos fuertes que no demuestra que ha habido casi mil
detenidos por mes (son tres meses de protestas), más de 300 heridos por mes y
más de 10 muertos por mes. Sin contar, los daños sicológicos que han producido
en los torturados, que es un dato aún no contabilizado en su totalidad.
La última REPRESIÓN, hay que ponerlo en mayúsculas, se
realizó hace un día en un conjunto residencial en El Paraíso, popularmente
conocido como Los Verdes, fue un asalto tipo Swat, con una tanqueta que abre
camino al romper las rejas que impiden el paso de vehículos o personas, luego
ingresa un numeroso grupo de individuos vestidos de negro, con capuchas, sus
armadura, cual cachicamo, y armas largas; es un asalto por diversos accesos al
conjunto residencial, posteriormente comienzan los abusos: destrozos de rejas
de ingreso a los edificios, rompen todo a su paso, cámaras de seguridad,
lámparas, vidrios de una garita de vigilancia vacía desde hace años, vidrios de
vehículos, robos de radios en los vehículos, daños considerables en los
ascensores, cateo de apartamentos, en los cuales, si encuentran dinero se lo
llevan además de celulares y equipos de computación (los cuales son
expropiados, ese eufemismo para esconder un robo, porque nunca son devueltos y
que posiblemente se repartan como un botín de piratas), disparo a una mascota y
otros destrozos en las viviendas.
Lo cumbre de todo esto es que Carlos Pérez, director de la
Policía Nacional Bolivariana haya dado unas declaraciones en las cuales
afirmaba que el asalto se hizo con apego a la Constitución. Yo solo le
preguntaría que me señalara en cual artículo de la carta magna se expone que se puede hace vandalismo con
los vehículos, artículos del hogar, como muebles o televisores, o que los robos
son permitidos, que las mascotas deben ser asesinadas o por lo menos el intento
de ello, dando a objeto de duda la irrupción a una propiedad privada sin
ninguna orden para ello, el reventar cerraduras en las viviendas que no abrían
con armas de fuego, fuera por miedo o cualquier otra razón, entre otras
linduras que dejó dicha “actuación legal”. ¿Será que estamos hablando de
diferentes documentos?
Como dato curioso: una de las formas comunes de actuar,
luego de una “victoria”, es mostrar lo incautado o hacer alarde de la misma; el
gobierno venezolano se ha caracterizado por acusar sin mostrar o demostrar
pruebas o evidencias, solo acusa (muchas veces ha sido desmentido por la
realidad), en el caso del asalto señalado, antes de el mismo y como forma de allanar
o preparar a los habitantes la república, por diversos medios, desde Maduro,
medios de comunicación y programas dirigidos por Diosdado Cabello y Mario
Silva, le dedicaron minutos para ripostar que en ese conjunto residencial había
una célula terrorista dirigida por una mujer; luego de la violenta irrupción y
violación de todos los DD.HH. No mostraron su botín, porque era pobre: 23
detenidos, 80 % hijos de la revolución, en pocas palabras, menores
de edad, una pistola de un militar retirado y padre de uno de los detenidos, y
varias gaveras de botellas y bombas molotov ya preparadas. No habían armas de
fuego como se arengó en muchas ocasiones, tampoco dinero producto de su
financiamiento (si robaron dólares a varias personas, entre ellas una pareja
que recién se habían retirado como trabajadores de mantenimiento en el conjunto
residencial, porque se iban al extranjero). Tampoco mostraron los daños que
causaron a viviendas como rompimiento de cristalería, televisores y otros
enseres. Menos aún la líder de la célula. Mucho teatro para cometer una
canallada.
Fue un acto de vandalismo total, de saqueo, de aterrorizar a
los habitantes de ese conjunto residencial, creo que todos sabemos que la
violencia solo genera más violencia, la escalada del gobierno solo le veo dos
vías: acelerar su caída, por el continuo goteo de alejamiento de sus fieles
o, la otra, justificar un golpe de
Estado. El terrorismo nunca ha aplacado los malestares, solo hace que se
retraigan temporalmente los oprimidos hasta dar un mejor zarpazo o, peor aún,
hace que se apertrechen más y que la respuesta sea con similar grado de
violencia.
Vale preguntar: ¿quiénes son los verdaderos terroristas?
Aunque como señalé si los que están en el gobierno tienen
como cultura el terrorismo, no se podía esperar otro tipo de conducta, es en
ello que son expertos, es lo que su andar por la vida les ha enseñado, han
intentado tomar el poder por medio de las armas, protestas, saboteo, asesinato,
terrorismo, ahora en el poder solo tiene la represión como respuesta, como
forma de gobernar, por ello han importado recientemente 150 tanquetas más, no
es comida lo importante, es armarse para aterrorizar, para abusar cada uno de
los DD.HH.
Venezuela en estos momentos se traza, entonces, un camino
hacia una guerra civil, porque sus gobernantes, que han sido ineptos para
mejorar las condiciones de vida, pero si tienen experticia en aterrorizar.
La vida de los otros no vale nada, de los enemigos (no son
contrincantes u opuestos en un debate o modelo de país, son los que hay que
desaparecer, ya sea físicamente, que se vayan del país o económicamente, cuando
no pueden encontrar trabajo porque están vetados sus nombres). Es un régimen
que solo conoce de la violencia como forma de gobernar y “desarrollar” a la
nación. Es el miedo como institución de hegemonía.
Como bien me decía mi abuela, que en paz descanse: “La mona
aunque se vista de seda, mona se queda”.
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