Tuesday, December 3, 2013

Autoabastecimento vs dependencia


Jorge Cruz, Caracas 3 de diciembre de 2013


 La sabiduría popular habla de júzgame por mis hechos no por mis palabras.  Nada más cierto para indicar que el discursos es independiente de la realidad.



En las sociedades hidráulicas, como las llamó Karl Marx, los gobernantes se ocupaban de construir y mantener grandes presas, cuya función principal era un sistema de riegos para la agricultura; también, ellos brindaban protección contra las invasiones de otros pueblos, administraban las cosechas, para distribuir lo que se iba a consumir como alimento como lo que iba a servir como semilla para la siguiente siembra.



Esto generaba un sistema de control de los movimientos de población, como de las reservas alimenticias, por ello el primer sistema de escritura fue para llevar la contabilidad de las cosechas.



El sistema de riego permitía tener cosechas sin el limitantes de las lluvias, con ello se logró que los campesinos dependieran para sembrar de los riegos, que a su vez generó en un control por parte de lo que tenía el poder. La dependencia es la mejor forma de dominio.



En las sociedades actuales, estos niveles de dependencia se logran por la misma vía: dominio de las formas de satisfacer las necesidades básicas.



Vemos así como Monsanto hace que los gobiernos persigan a los productores que tienen semillas propias y que elimines las mismas. Con esto Monsanto obliga a los campesinos a tener que depender de sus semillas híbridas (son estériles) para cada cosecha.



Como vemos el monopolio surge casi de manera natural, cada vez tiene mayor control del mercado de semillas y los insumos necesarios para la cosecha de las mismas. Los gobiernos también se benefician de esa dependencia, ellos promueven la exportación de los alimentos, que es donde en muchos casos pueden nivelar los costos los productores, que significa divisas.



En pocas palabras, los que tienen el poder crean necesidades y controlan por medio de esa dependencia.



Nada es más contrario a ello que el auto abastecimiento. Un campesino que pueda producir sin necesidad de sistemas de regadío, que necesite de poco capital (no recurre a la banca), que guarde por si mismo las semillas para la próxima siembra, que lo poco que posee lo adquiere con la venta de sus excedentes, es un peligro potencial para la estabilidad de los que detentan el poder.



Por este motivo, los gobiernos buscan forma de poder controlar a los “independientes”; ya sea por medio de auspiciar sus formas de organización o controlar las formas de cómo se cubren las necesidades básicas.



Cuando los gobiernos no son lo suficientemente fuertes “delegan” esta labor a la iniciativa privada; sin embargo, hay otros tipos de gobiernos en los cuales el Estado se convierte en el que surte buena parte de las necesidades, en estos casos el gobierno controla e incentiva la dependencia, ella le brinda dividendos para que los que detentan el poder puedan permanecer en él.



Estos gobierno necesitan de MP3 o borregos (aclaro, cuando uso los términos anteriores no tiene nada que ver con nivel intelectual. El MP3 repite discursos sin análisis, el borrego sigue al líder o la manada sin preguntarse hacia dónde se dirige, actúa sin reflexionar; menciono coeficiente, porque el pueblo alemán antes de la Segunda Guerra Mundial tenía un alto nivel de escolaridad, pero eso no fue barrera para seguir al nazismo). No son brutos o idiotas, sólo responden al grito de la masa, la manada, rinden pleitesía al líder, que puede incluso tornarse en una acción de idolatría, religiosa.



Tenemos entonces, que si las formas de organización de las comunidades nacen con nexos de dependencia del Estado (realmente gobierno), partido o un ente privado, su futuro es un bozal de arepa. Igual sucede con los individuos que reciben prebendas, se crean lazos de dependencia, se convierten en mendigos, sin iniciativa propia, son esas personas que solo buscan sobrevivir con el esfuerzo mínimo, ya que el papá gobierno me solventará los problemas mayores a la supervivencia.



En síntesis, todo discurso que grite liberación, independencia, revolución y un largo etcétera es únicamente palabras vacías si no va acompañado por hechos; si la realidad nos señala que lo que ocurre es mayor dependencia de un monopolio, sea empresa privada, otro país, un partido y/o un gobierno, sin importar el tipo de mercadeo que se utilice para seducir, sólo hemos cambiado de amos.

Wednesday, November 27, 2013

La intolerancia e hipocresía como valor supremo



Jorge Cruz, Caracas, 24 de noviembre de 2013

Se dice que el invierno es de color blanco por estar todo cubierto de nieve. Yo lo recuerdo como algo falso, mientras nevaba, había una tendencia hacia ese color, luego el hollín de los carros iba cubriendo su aspecto para tornarse cada vez más oscuro. Así es la realidad. No es unicolor o el maniqueísmo de dos contrastantes, son tonalidades, tratar de reducirla a ello, es posible en un discurso pero no en la naturaleza.

Recientemente estaba en una reunión donde una persona que es “abiertamente” contraria al gobierno de turno en Venezuela, manifestó de la necesidad de revisar el Plan de la Patria porque era vital para pensar en el futuro del país y de las políticas que el gobierno sigue. Yo me sorprendí y cavilé desde entonces, creo que comprendí su posición.

Esta anécdota nos muestra varias lecturas que es sano resaltar: Los planes estratégicos de la nación no son nuevos, aunque ahora tengan nombres que son bueno para el marketing. Antes se les llamaba Plan de la Nación con un número romano agregado.

Segundo, los Planes son como la Constitución, la base sobre la cual se debe orientar el país. Ellos tienen que ser el referente para construir el porvenir de esta patria querida.

Tercero y posiblemente lo más importante, hay mucho de fanatismo de parte del chavismo que no intenta dialogar o comprender a esa diferenciada oposición. Toda persona que no muestra simpatías con el chavismo es tildada de caprilista (seguidoras de Henrique Carpiles), toda es unificada bajo una misma tolda.

Hay tanta intolerancia que cualquier muestra de punto de vista contrario es suficiente para catalogar a quien lo expresa como un apátrida, pitiyanqui, entre otros epítetos; porque aparentemente los únicos que quieren construir el futuro del país son los rojos rojitos.

No podemos negar que ha sido una estrategia de sus dirigentes, especialmente de quien fue su vocero principal, para tener un voto duro, dividir para reinar, decía Maquiavelo, convertir o crear la ilusión, por medio del discurso, de poner alpaís en dos puntos de vistas enfrentados, enemistados, irreconciliables y un largo etcétera.

Ha sido más de una década en la cual se niega al otro, se le arrincona,  se le niegan espacios, se busca su claudicación, un tiempo en el que se les culpa de las ineficiencias propias, donde ha prevalecido la cultura del miedo: cada cierto lapso se anunciaba un magnicidio, luego era una invasión, después un saboteo, más tarde una corrupción. Todo ello buscando a peligros ficticios, pero eficientes para dominar por medio del miedo a los otros o a la figura del otro satanizada.

No puedo negar que ha habido intolerancia por el lado no chavista, pero no por ello se puede ocultar que quienes han tenido de su lado la posibilidad de una cadena nacional, con todos los medios transmitiendo, para acusar, acosar, y denostar no son los grupos contrarios: ha sido y es el gobierno, porque de esa manera es que ha obtenido mayores beneficios (dividir para reinar).

Nunca en la historia se había perseguido o botado de un trabajo por firmar un referéndum o mostrar poca simpatía por el gobierno (lista Tascón), nunca se habían burlado de los contrarios por utilizar programas del gobierno (Mercal no es exclusivo para los chavistas), nunca se había hecho necesario el vestirse para asistir a marchas a riesgo de ser fichado y expulsado del trabajo, nunca desde la máxima posición (presidencia) se entorpece, ataca a gobernadores o alcaldes contrarios a tu tolda política, nunca se había burlado públicamente de artistas reconocidos internacionalmente desde el gobierno, nuca se había desconocido la defunción de expresidente (sucedió especialmente con Luis Herrera, quien por cierto tuvo una política de participación bastante amplia), nunca se bloqueó páginas o acceso a información por considerarla “peligrosa” en instituciones públicas (recordándome a las piras de libros de ciertos personajes), hay tantos nuncas que no quiero seguir cansando.

Ha sido un juego perverso de separar, enemistar, ver a todo el que se opone a tus ideas en un ENEMIGO (de guerra), en el cual el jefe máximo del país ha dado las directrices y sus partidarios, casi todos, siguen ciegamente, donde también han participado los “otros” porque ven su espacio atacado, una justicia que no los toma en cuenta o la alternativa de claudicar en tus principios o irte del país. Por ello vemos que se han roto amistades de larga data, familias, matrimonios y pare de contar.

No puedo negar que me causa gracia (amarga), el escuchar a muchos hablar sobre solidaridad, hasta se les sale un lagrima, por x población y luego cuando se dirigen al contrario, que puede haber sido tu amigo o familiar, de llamarlo escuálido, pitiyanqui y otros epítetos más, (del otro lado: monos, chavistas de mierda, etc., pero la lista es más corta y no tiene tantos adjetivos, lo que demuestra que tiene menos uso).

Me hace acordar de un humor negro que he escuchado varias veces para referirse a los gobiernos: En política internacional es vegetariano y en la nacional caníbal.

Hay tanta intolerancia e hipocresía, especialmente por los que están en el poder, que da nauseas.

Thursday, October 24, 2013

Seguro, nada seguro




Jorge Cruz, Caracas, 23 de Octubre de 2013
Dice la sabiduría popular que lo único seguro es la muerte, pero para tener un momento, mientras estemos vivos, seguros de vivir dignamente  es preferible tener un seguro; un seguro que nos trate decentemente, que nos sirva para tener atención médica, un retiro justo y sin sobresaltos.

Venezuela no tiene un seguro social que se acerque a ello, aún después de 15 años en el poder un gobierno que se ha autotitulado defensor de los derechos de los trabajadores. Es una tarea pendiente según lo que alegan sus defensores.

Muchos de los supuestos beneficios sociales que ha adelantado el gobierno no han resultado en tal, se quedan en una tarea pendiente.

La educación, se crearon misiones diversas y se abrieron nuevas universidades, pero significó el acoso y deterioro de la universidades anteriores; con la salud igual, Misión Barrio Adentro, solucionó un vacio, pero se abandonaron los hospitales, el resultado lo sabemos, los MBA no pueden, porque no se crearon para ello, atender muchos de los problemas de salud y en los hospitales no ha con que; la producción expropiaron empresas de todo tipo, ahora importamos mucho más que antes, ya que ninguna de las nacionalizadas está produciendo como debe, entre otros desafueros. Pura tarea pendiente.

Regresando al seguro. Es injusto por diversas razones. La primera que pudiera señalar es que aún continúan pagándose por separado la pensión y la jubilación. La pensión es la que asigna el Seguro Social, salario mínimo, aunque te descuentan un porcentaje de lo que percibes (segunda injusticia) y la jubilación es la que asigna por cantidad de años acumulados en un sitio de trabajo privado o similar cantidad en cualquier ente del Estado. Si has trabajado en varios lugares privados o una combinación de privados y públicos que no alcances el mínimo requerido en el público, pues nunca somos jubilados. Los independientes nunca se jubilarán.

Tenemos dos injusticias entonces una división que hace atractiva ser funcionario público, porque siempre acumulas, sin importar si cambias de ente y la segunda se te descuenta para el SS un monto de tu salario real y se te devuelve solamente el salario mínimo existente.

Allí no terminan, si bien es cierto que un número importante de nuestras personas mayores no tenían pensión, no se justifica que la primera oleada de personas que fueron pensionadas fueran aquellas que no habían completado las cuotas, por lo tanto, se les abrió la posibilidad de pagar el faltante, que muchas personas con dificultad o incluso préstamos pudieron realizar; para luego pensionar a todas las personas sin haber cancelado ni una sola cuota. Si la idea era llevar a todas las personas mayores a una pensión no era necesario que las sometieran a tal penuria de conseguir dinero de donde no se tenía.

Voy a finalizar con otro punto, no el último que existe, para cancelar las pensiones se está utilizando dinero del fisco, no es un dinero autogenerado por el SS; con ello se desvían recursos que pudieran ser utilizados en otros fines o programas al pago de pensiones. Esto tiene otro problema, el país está en cada nuevo censo reflejando que cada vez es mayor el promedio de edad de la población es 26 año, en el anterior era de 23; si existiera un política coherente se utilizaran estos años para que todos los activos (incluso buhoneros, como independientes) cotizaran y el SS pudiera ir acumulando para los años donde sea más vieja la población. No es como una opción, lo último que se ajustó en la Ley del Trabajo vigente, sino obligatorio. Pero hablar de planificación para un gobierno que se ha caracterizado por la improvisación, las ideas que vienen a media noche, el actuar pensando en las elecciones próximas, es como pedir mucho.

Por todo lo anterior, cuando me hablan que este es un gobierno que tiene en mente a la población, de hacer énfasis en lo social, me da un ataque de risa; lo concreto es que ha sido un gobierno que hace obras con fines electorales, adornadas de mucha verborrea (ahora hasta con un interlocutor que se expresa de tal forma que habla de cosas “mal decías”.

En conclusión, se ha intentado construir un país paralelo y solo se ha logrado que se convierta en un país de tareas pendientes, parece ser que la única tarea realmente pendiente, ante tanto desastre, es cambiar de gobierno.

Wednesday, October 9, 2013

¿Lucha de clases o enfrentamientos de culturas?

Jorge Cruz, Caracas 9 de octubre de 2013

No sé qué palabras utilizar para describir el sentimiento que despierta en mi cuando escucho, especialmente a quien está al frente del gobierno, que los problemas actuales son por la existencia de la burguesía.

Siento o veo tanta hipocresía. Me surgen tantas dudas, preguntas que cualquier respuesta lo que hace es generar nuevas.

Voy a señalar dos puntos que pueden dar luz sobre mis divagaciones.

Se utiliza como respaldo teórico al marxismo (diría más como discurso estridente y vacío). Lo real es que esa propuesta no explica (ni ha explicado) lo que sucede en la vida real, es un discurso político y más nada. Por un lado nos habla de que el motor de la historia ha sido la lucha de clases, nada más distante de la realidad. Lo cual redujo la historia a dos clases enfrentadas: esclavos-esclavistas, señores-siervos y la última dualidad, burgués- proletario. Los otros grupos son considerados insignificantes y anexos a alguno de ellos; p.e. la pequeña burguesía a los capitalistas y los lumpenproletarios a los trabajadores. Con ello se negaron grupos poderosos que conquistaron y sometieron comunidades, hasta lo hoy llamados países (los Sátrapas en la India, los mongoles con Gengis Kan especialmente, los romanos y su imperio); eran etnias o grupos de comunidades que aliados dominaron y explotaron grandes extensiones de territorio y sus habitantes. Todos ellos eran una mezcla de “clases” que se unían para someter y obtener beneficios de ello. Allí se encontraban generales y soldadesca, señores y siervos o esclavos, todos unificados en busca de riqueza del saqueo o el sometimiento a otros y de los recursos que los territorios tenían.

Por otro lado, tampoco nos ayuda a explicar a los movimientos como feministas, diversidad sexual, religiosos, partidos políticos, indígenas, entre otros; todos ellos son cruzados por diversas “clases”, son agregados de grupos sociales que se unen para luchar por sus derechos y, en algunos casos, para asumir el poder (sea de forma pacífica o violenta). Su nexo son la pertenencia a una comunidad y su respectiva cultura; esta última actúa como pegamento de tan diferentes intereses, orígenes o riqueza. No es la clase las que los motoriza, son sus derechos como grupo. Algunos incluso han propuestos nuevas formas de formas de vida, como p.e. el Sumak Kawsay de los grupos quechua del altiplano andino.

Finalmente, no explica la preponderancia del sector servicios sobre la producción o explotación a los trabajadores (se utilizan robots en muchas fábricas). Los sectores medios son los que han crecido, los trabajadores han reducido su número en buena parte de la industria, solo algunas ramas como construcción, alta tecnología (por su rápido cambio y obsolescencia)… necesitan de ejércitos humanos en sus espacios. Los servicios como educación, generación de innovación, diseño, mercadeo y otros similares son los que dominan el mercado empleador.

En pocas palabras, es una teoría que no nos sirve para diagnosticar y menos aún debe ser el puntal para planificar el futuro de una nación.

Pero allí no termina mis preocupaciones. Cuando se dice que hay que combatir a la burguesía me emerge una pregunta: ¿Cuál? La tradicional o la nueva, que tiene en su filas a familiares de muchos de los que actualmente regentan el Estado (hace poco circuló la hoja del pago de cuotas al IVSS de uno de los hijos de Maduro, en la cual se veía que ganaba, lo declarado, más de Bs. F. 100.000, es decir, más de 25 veces un salario mínimo con su Cesta Ticket sumado). Ni decir del presidente de la Asamblea Nacional, si pudo regalarle por los 15 años a la hija de Hugo Chávez una camioneta que estaba en el mercado a cerca de unos Bs.F. 300.000, cuánto será lo que puede ganar por todas sus corruptelas. Esto son solo dos de los muchos que están enquistados en el gobierno y que por nada del mundo quieren perder, de allí sus ladradas de socialismo y otros ismos alimentados por no se sabe que teorías.

En resumen, la hipocresía de quienes detentan el poder crea en mi más interrogantes que respuestas, especialmente porque ese discurso incendiario está basado en una teoría que no nos explica la realidad actual, pero esconde sus reales intenciones Mantenerse en el poder.

Es una realidad como la que nos retrata Ignacio Ávalos en su artículo que apareció hoy 9 de Octubre en El Nacional “El viaje del presidente Maduro es la consecuencia de no haber descifrado los signos de los tiempos. De no enterarse en qué códigos viene expresado el siglo XXI y haber mirado con más atención el siglo XIX. De haber jugado a la ideología y soslayar la realidad. De haber dejado intacta la esencia de nuestra condición rentista. De haber ceñido la estrategia de desarrollo social al reparto poco cuidadoso de la riqueza petrolera. De haber militarizado la gestión de lo público. De asumir la política como voluntarismo, es decir, cuestión de testículos y ovarios. De creer que un país puede ser dos países distintos y hasta enfrentados, que el diálogo es debilidad y la negociación traición. De ocultar las estadísticas o manipularlas y volverlas propaganda. En fin, la consecuencia de evadir siempre la responsabilidad respecto a los errores cometidos y trasladarla a terceros.” (En: http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=992977 )

No hay lucha de clases, hay un partido en el poder, con diversas clases en él, que pretende mantenerse con venta de discursos e ilusiones.

¡¡Me provoca vómito tanta hipocresía!!

¡¡Ahí va un partido!! ¡¡Qué le vaya bien!!

Jorge Cruz, Caracas 23 de Septiembre de 2013
Mi ateísmo o agnosticismo hace que todo aquello que huele, noto, palpo, oigo o saboreo como religioso o militancia ciega me causa rechazo. Mi primera reacción es engrincharme como un gato, huir despavorido, sentir urticaria subiendo por mi cuerpo; no lo puedo evitar. Posteriormente lo analizo.

Sé que pertenecer a un partido (para mí es muy similar a iglesia o religión) tiene sus ventajas: se pertenece a una comunidad, se fortalece el sentido de pertenencia e identidad, se tiene un sentido a la vida (hay un futuro que promete el partido), se esconden los miedos propios y debilidades en el grupo, se crean lazos de amistad nuevos (en las iglesias se incluso llegan a llamarse hermanos o para el que “dirige” el rebaño: padre); en pocas palabras se crea o se es feligresía de una comunidad con su cultura.

También tiene sus perjuicios: si por un lado se integra a un nuevo grupo, por el otro se excluye al que no se considera parte de su comunidad. Puede comenzar con simple desprecio por lo que comenta, hasta llegar a cortar la comunicación (se le borra como amigo en Facebook o cualquier otra red de intercambio), se proyectan todos los males hacia el otro (el otro es el causante de todos los problemas que surjan, se convierte en el chivo expiatorio). Así se rompen amistades de años, matrimonios, comunidades (he visto comunidades indígenas divididas), hasta un país. Porque todo se simplifica a dos bandos: los que simpatizan con mi grey o los que no, por ello, no se aceptan puntos intermedios, todos los que no están conmigo están contra mí, el mundo se convierte en una dualidad.

Peor aún es cuando se respalda la desaparición física, ya sea por emigración (ese si no les gusta váyanse) o por la muerte. No existe el diálogo, solo debe prevalecer los dictados del partido.

Como resultado de ello, la justicia (siempre está de los que tienen el poder, ya sea político y/o económico) pasa de una exclusión a otro tipo de exclusión; ella sirve para castigar a los “pecadores”, los agentes del mal, los apátridas, los vendidos a entes extranjeros…

Si hay incomunicación o incluso violencia, la culpa es del otro. Quien la provoca son los que no están con mi partido. La intolerancia es la invitada de honor.

Esto opera porque las culturas, si bien son un elemento integrador, también son una barrera que evita las fugas. Si por un lado te permite crecer, por el otro te prohíbe crecer más de los debido, todo tiene que ser dentro de los límites de lo permisible. Se debe evitar los saltos de talanquera, porque merman al partido de miembros e imagen. Todo debe estar dentro de los “principios y valores” que ha generado el partido.

Para ello es necesario el control de la información: el partido es quien emite la verdad, lo que viene del otro lado es simple saboteo, mentiras, inventos para destruir la “realidad” que se está construyendo.

No voy a caer en extremismo y afirmar que todos los partidos tienen esa tendencia TAN excluyente, algunos o en algunos momentos apelan al fanatismo, al rebaño que repite como un MP3, especialmente si están en una etapa de crecimiento, otros buscan su expansión con exclusión (siempre presente), pero sin atacar para acabar o desaparecer al otro como premisa fundamental.

Esta última manifestación, intentar desaparecer al otro, son propios de movimientos que desean permanecer en el poder por largo rato, con tendencias monopolizadoras, son antiparticipación, la mayor contradicción y fin último de los monopolios es acabar con la competencia o participación de otros. En pocas palabras, son antidemodráticos, no se desea la pluralidad, aunque se manifieste como principio, son tendientes o directamente una dictadura; ejemplos hay muchos y todos con resultados nefastos y dolorosos por lo costos humanos: los nazis, los fascistas, los bolcheviques son posiblemente los más sonados, pero no los únicos, porque podemos mirar a diversos países de todo el planeta, por solo citar unos pocos: Medio Oriente, África, América y Asia.

En resumen, los partidos son la negación de lo que manifiestan: antimonopolio, democráticos, pluralista, laicos; o lo pudieran ser, pero solamente para los que realizan dichas actividades dentro de las líneas del partido, bajo la dictadura del partido. Los derechos son pisoteados en nombre de los derechos de los simpatizantes, que son los que cuentan.

La actitud de sus militantes es despectiva contra todos los otros y justifica o intenta justificar los actos de su partido, aun cuando van en contra de sus principios personales, siempre se tendrá una excusa a la mano para validar los aciertos, pero especialmente los desaciertos. Hay un temor enorme de sentirse apartado, de expulsión, de no pertenencia, aunque ello pueda, en sus momentos de reflexión, significar estar claro que se están haciendo mal las cosas, se autojustifica con un después se podrá corregir (no sé porque me parece tan similar a los argumentos de los tecnologistas, que pueden notar un problema causado por una tecnología, pero alegan que se puede solventar con otro invento).

El colmo de su religiosidad es cuando aparecen profetas o apóstoles, los cuales son seguidos con una devoción que no dista mucho de los dioses. Les recomiendo para entender esto la lectura del artículo del Dr. Enrique Alí González Ordosgoitti: Del Profeta Chávez al Apóstol Capriles. La Dimensión Religiosa en la Lucha Política en Venezuela, en http://ciscuve.org/?p=3782 .

Prefiero a los movimientos: amorfos, en permanente cambio, con pocas metas, pero claras, plenos de energías, donde todos se escuchan y respetan, donde la tolerancia es aún enorme.

No puedo negarlo, cada vez que escucho de un partido, me cruzo para la acera de enfrente.

Sunday, September 22, 2013

La velocidad de la naturaleza

Jorge Cruz, Caracas 20 de Septiembre de 2013
Una de las grandes enseñanzas que me ha dado mi cruce de conocimientos con los temas ambientales ha sido entender que la naturaleza tiene su ritmo, su velocidad de cambios; el cual es muy diferente del  que queremos imprimir nosotros los animales humanos.
Ha habido mucha arrogancia de nuestra parte, mucha muestra de somos los machos alfa de la naturaleza,  tenemos un inmenso poder y podemos hacer lo que nos venga en gana, porque siempre habrá una solución tecnológica o idea genial que lo solventará.
Esa visión antropocéntrica también la hemos extendido hacia nuestro congéneres de especies, los otros humanos. Permanentemente, los que están en el poder dan muestras de tales “superioridades”.
Lo real es que la naturaleza es lenta en sus cambios, generalmente van a mucha menor velocidad que un caracol, el resto aún más lento, toman más tiempo del que nuestra vida individual quisiéramos.
Pero no solamente es lenta, sino es quien realmente tiene el sartén por el mango. Ella, cada cierto tiempo, nos somete a cambios bruscos: terremotos, huracanes, tormentas eléctricas, entre otro. Siempre nos pasa la factura, tarde o temprano. Su velocidad se impone, queramos o no.
En esos cambios violentos quedan son pedazos de un pasado desperdigados, donde ella posteriormente pone orden y nosotros participamos en esa recomposición.
Cuando queremos demostrar lo contrario, gritar que somos superiores, lo hacemos temporalmente y luego viene un recordatorio. Yo recuerdo que en el año 1982 estuve en Manaos, Brasil, de allí partía una autopista a dos canales por ambas vías hacia Porto Belo, al sur de la primera ciudad, hacia el corazón de la selva. Unos diez años después era solamente un recuerdo, la naturaleza se había “devorado” esa faraónica iniciativa. Hoy es solamente un recuerdo de una idea fallida.
Con bastante frecuencia aparecen ideas tan estruendosas como un relámpago, algunas se les ha llamado revolución, porque supuestamente significan cambios drásticos, por ejemplo la revolución verde, que iba a solucionar el problema del hambre en el planeta por un aumento significativo de la producción, eran semilla que incrementaban la cantidad de las mismas por mata y, con ello, el rendimiento por hectárea sembrada;  unas cuantas década después, realmente solo ha revolucionado los bolsillos de cierta transnacionales.
También en lo social hemos llamado revoluciones a diversos movimientos: la francesa, la rusa, entre otras.
Todas ellas han terminado como la autopista Manaos- Porto Belo: reagrupando algunas nuevas figuras en el poder (reacomodos, gatopardismo), algunos nuevos machos alfa en el cenáculo; pero migajas, sobras para los que verdaderamente necesitan de los cambios.
Muchas de ellas comienzan con mucha arrogancia: hay que destruir TODO lo “viejo”, hay que imponer nuevas formas de hacer las cosas. La Revolución Verde es un gran ejemplo de ello: se crearon nuevas especies de cereales, se confiscaban las especies tradicionales y se imponía, hasta  por la fuerza, las nóveles. Al final, no se ha acabado con el hambre, se han destruidos especies que pudieran dar beneficios en el futuro, se han homogenizado las especies disponibles para el cultivo, los campesinos sufre con los cambios y los poderosos hacen grandes negocios.
Eso me hace recordar unas declaraciones de un indígena estadounidense que leí hace mucho tiempo; decía algo parecido a esto: el hombre occidental comienza con un toque de tambor y al poco tiempo cambia, luego cambia otra vez, y otra vez y nuevamente; al final se olvidó porque tocaba, cuál era sonido original, es un cambio permanente que no tiene son ni ton.
Así andamos, de cambio en cambio, sin son ni ton, cada cierto tiempo aparece una nueva ilusión, un acto de magia novel, una prestidigitación que sorprende a sus seguidores.
Ayer fueron las cooperativas, después los núcleos endógenos, posteriormente los Consejos Comunales, ahora son las Comunas. Es una historia sin fin, experimentos y más proyectos, propuestas y planes, crecen como los hongos, pero no son hongos son simples inventos que generalmente se quedan en derroches de dinero (que alguien se guarda en sus bolsillos) y la nota de cierre de capítulo: luego de tanto movimiento, que lamentablemente tienen más de tintes electorales,  poco es lo que ha mudado.
Es que la naturaleza tiene su ritmo y nosotros como animales seguimos los ritmos de ella. Nos rebelamos, pataleamos, gritamos, desordenamos; ella, como toda madre condescendiente, permite y luego acomoda el cuarto a su manera.
Los cambios que destrozan todo a su paso, solo dejan desolación o estantes vacíos.