Jorge Cruz, Caracas, 6 de octubre de 2020.
¡Ábrete sésamo!
Creo que la mayoría de quienes
leen esto ha escuchado o leído Las Mil y Una Noche, esa gran cantidad de
narraciones inverosímiles que plenaron nuestros primeros años o juventud. Entre
ellos está uno que destaco con esta frase: Alí Baba y los 40 Ladrones.
Esas dos palabas que al ser pronunciadas
transforman, para el resto de la historia, a un simple mortal en héroe, se abre
una puerta que significa nuevos comienzos.
Así como esas cortas letras
pueden cambiar a una persona, similar conducta sucede con las narrativas, nos
convertimos en “esclavos” de creencias, visiones de mundo, formas que filtran
nuestra manera de crear nuestra propia realidad y de actuar en conformidad a
ella. Quiero que se entienda que no es una actitud pasiva, sino que recreamos nuestra
percepción y luego generamos acciones acordes a ella.
Lucha de Clases y orgasmos.
Recientemente escribí sobre
palabras mágicas¹, esas oraciones que son unas muletillas que nos permiten
explicar todo o solventar un impase, para quien la usa y que produce orgasmos
intelectuales en quienes la leen o escuchan. Entre ellas señalé Luchas de
Clases, fue acuñada por Karl Marx, él es el principal culpable de ello, pues le
endilgó el ser, nada más y nada menos que “partera de la historia”.
García Pelayo nos dice que hay
dos visiones enfrentándose: “Una mirada a la realidad política circundante nos
revela inmediatamente su carácter ambivalente. En efecto, tal mirada nos
muestra, de un lado, que la política se despliega en la tensión, el conflicto y
la lucha, sea entre conjuntos o constelaciones de Estados, sea entre estados
particulares, sea, dentro de éstos, entre partidos, camarillas, intereses e
ideologías; la política se nos muestra desde esta perspectiva como una pugna
entre fuerzas o grupos de fuerzas, y, por tanto, dominada por el dinamismo. De
otro lado, que tal lucha normalmente se justifica por su referencia a una idea
o un sistema axiológicos, y que en medio de ella late el intento de encontrar
un orden cierto de convivencia bajo cuya forma se desarrolle el fluir de los
actos en los que transcurre la vida política.”²
En pocas palabras, el mundo político
tiene dos metodologías para su accionar: opta por el conflicto armado o por la
negociación, el procurar acuerdos. Como vemos el marxismo ha tenido como
premisa el primero.
Este acercamiento, a su vez, esconde
una pleitesía a lo militar, la guerra como forma de acercarse al poder y
quienes lo pueden ejecutar, con mayores posibilidades de triunfo, son los
profesionales de ello: las Fuerzas Armadas, sino es el eufemismo: “el pueblo en
armas”, es decir, guerrilla. Las protestas o la participación de los civiles es
solamente para alcanzar que los hombres de armas se sumen y poder cambiar la
cúpula que está en el poder.
La segunda vía es generar consensos,
donde se logran sentar en una mesa los adversarios políticos y trazar planes
maestros para la nación o cualquier otro espacio territorial, los cuales se
respetaran, aunque cuando asuman el poder cada quien le imponga su impronta. En
breve: hay una estrategia acordada, pero en lo táctico cada uno actuará con
libertad para llegar a ella. Muchas veces la táctica resulta errada y es en las
votaciones cuando se castiga sus faltas.
La
independencia y su influencia
Muchos de los proceso de independencia
del régimen español, en Latinoamérica, se tuvo por procesos insurreccionales,
con militares al frente, esa “marca de fábrica” ha sido como un fantasma que
permanentemente acosa dichas naciones, en algunos con mayor presencia que
otros, en muchas han sido ellos quienes asumen las riendas de las nuevas
repúblicas y cada cierto tiempo aparecen otra vez en el poder.
Quizás este “nacimiento” ha determinado
lo que se ha llamado la impronta, no
nos desprendemos de una idolatría por los militares.
Por otro lado, también ha sido pasto
para el rebaño del marxismo. Como ya he mencionado, esta tendencia política asume
como bandera la lucha de clases, la guerra, el conflicto como partera o motor
de la historia.
Lucha
de clases y consensos
Veamos si esta premisa es cierta.
Cualquier revisión de la historia desde la aparición del ser humano, por somera
que sea, nos da como resultado que han sido más lo tiempos de paz, donde los
acuerdos reinan. Algunos me argumentarán que las desigualdades e inequidades
están allí presentes, ciertamente, pero de allí a afirmar que son esas
diferencias las que han hecho la historia es negar que los consensos han tenido
mayor presencia en los pueblos, que un número importante de los adelantos han
sido creados bajo estos momentos, aunque un porcentaje de ellos sean para los
espacios de guerra.
Con ello quiero decir que el KM falseó
la historia al hacer énfasis en lo más vendible (solo basta leer los medios y
notaremos que el crimen vende, que la prensa amarillista tiene un gran público ávido
por consumirlo) y, peor aún, que como consecuencia de ello, hay una idolatría
por lo militar.
Si aún se tiene dudas, recomiendo
revisar cuales países han tenido una estabilidad en casi todos los ámbitos:
económico, social, ambiental…, por ejemplo, los nórdicos. Tales naciones
sufrieron por la vecindad, invasiones de los nazis o rusos, pero ha sido sus
consensos los que han hecho que salgan adelante y actualmente tienen una
calidad de vida de las mejores del planeta. Pregunto nuevamente ¿ha sido la
lucha de clases la que ha llevado a estas naciones a esos estándares de vida?
Ya lo he mantenido en mis últimos artículos,
uno ya citado aquí y otro que lleva por título: Fanatismo religioso y laico (I)³ las narrativas son las que dominan nuestra visiones,
ellas mutan con el tiempo, algunas veces en 180° u otras con mucha menor
intensidad o sutiles, nunca nos mantenemos indemnes a los cambios, por más que
intentemos hacer una resistencia cultural.
En síntesis, el
discurso del marxismo ha falseado la realidad o, para ser más exactos, ha dicho
verdades a medias, ha utilizado una narrativa que vende muy bien, de allí su
popularidad. Los conflictos, aunque presentes no han sido los dominantes en el
devenir del ser humano y menos aún en el movimiento de cambios. Ciertamente que
las guerras destruyen, que luego se debe construir o reconstruir, pero si
hacemos un balance, no se construye durante una conflagración, sino en los
lapsos posteriores.
Debemos pensar como lo expresa Rodolfo Izaguirre: “Somos al mismo tiempo luz y tinieblas y por nuestras venas navegan complacidas y sonrientes la tiranía y la conciliación, los vientos del despotismo y los frescos aires de la vida en libertad que mecen suavemente a las almas cuando prefieren el sosiego antes que las asperezas del rencor.” 4
Si
queremos parecernos al cuento del inicio, deberíamos copiar su método: utilizar
una narrativa diferente a la usual para abrir puertas, investigar sobre la
narrativa que hemos practicado, si valoramos más la caza de enemigos sobre
firmar planes a futuro, si favorecemos a los que andan con armas y vestidos de
camuflaje sobre los principios ciudadanos… Yo seguiré abogando por los
consensos, ellos nos garantizan que unidos podamos construir, que en los
debates reine el respeto, que el país pueda decir como una sola voz: ¡Vamos a
realizar nuestros sueños en conjunto! ¡Esa es la ruta!
Notas:
¹ Cruz, Jorge (2020) Palabras
mágicas y no tanto. En: www.jorgecruzo.blogspot.com
² García Pelayo, Manuel (1968) Idea de la política. En: https://larrycamacho.jimdofree.com/app/download/9142106470/Garc%C3%ADa_Pelayo_IDEA_DE_LA_POL%C3%8DTICA.pdf?t=1541639189
³ Cruz, Jorge (2020) Fanatismo religioso y laico (I). En: www.jorgecruzo.blogspot.com
4 Izaguirre,
Rodolfo (2020) ¡Soy la luz!. El Nacional, 18 de octubre de 2020. En:
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