Sunday, February 17, 2019

Un juego en suma cero


Jorge Cruz, Caracas, 17 de febrero de 2019

Cuando tu posición  en cualquier instancia es un juego suma cero (todo para ti, nada para el contendor), tu actuar está en eliminas al otro, en cómo eres la única referencia, en destruir, aunque en ello te lleves por delante, incluso, un país. Esa es la conducta de los déspotas o dictadores, solo su camarilla o cogollo tienen voz y beneficios, el resto que se apañe como pueda o sufra la opresión, si eres de los que protesta.

Cualquier iniciativa que sea de otro, para esta concepción, se debe frenar, silenciar, abolir o suprimir.

Voy a exponer un ejemplo de esto (hay más de uno pero este es muy claro al respecto).  El 30 de marzo de 2016, la Asamblea Nacional aprobó una la Ley para de Bono de Alimentos y Medicina a Pensionados y Jubilados, salió en Gaceta Oficial; incluso, el Tribunal Supremo de Justicia en diciembre de ese mismo año, sentencia  que es constitucional, sin embargo, maduro alegó que no se podía pagar por no tener presupuesto para ello.

Si observamos la tabla podemos notar que el Cesta Ticket era superior al salario mínimo, los pensionados solo perciben salario mínimo, por lo que reconocer un bono sería de gran ayuda, pero como era una iniciativa de la AN no se ejecutó.  En pocas palabras, primó más el factor político que el social, se condenaba a los pensionados a sufrir con un SM reducido ante una inflación ya creciente.
Nota, esta fue la única herramienta jurídica que salió en GO, que es la que garantiza su ejecútese, de todas las otras aprobada por este ente. Otra nota, como podemos notar, el gobierno por varios años tuvo la modalidad de tener un CT superior al Salario, ya que los bonos no entran en los beneficios como aguinaldos, vacaciones, fideicomiso, entre otros.

Mes
Salario Mínimo
Cesta Ticket (bono)
Salario integral
1 marzo 2016
Bs. 11.577,81
Bs. 13.275,00
Bs. 24.852,81
1 mayo 2016
Bs. 15.051,17
Bs. 18.585,00
Bs. 33.636,17
1 agosto 2016
Bs. 15.051,17
Bs. 42.480,00
Bs. 57.531,17
1 septiembre 2016
Bs. 22.576,73
Bs. 42.480,00
Bs. 65.056,73
1 noviembre 2016
Bs. 27.092,10
Bs. 63.720,00
Bs. 90.812,10

Sin embargo, más de dos años pasaron, junio del 2018, para que el gobierno reconociera un bono (Bono Especial de Guerra Económica para Pensionados) por lo cual ellos percibirían Bs. 3.000.000 por la pensión y Bs. 1.200.000 por el bono de guerra económica.  Debo señalar que el Cesta Ticket era superior en este momento, pues su valor era de 2.196.000 Bolívares, pero algo es peor que nada, sobre todo pensando que la crisis seguía su ritmo desolador en el bolsillo de los pensionados y de todo los asalariados.

Como resumen de lo anterior tenemos: no se ejecutó la ayuda, a pesar de la necesidad de ella por los pensionados, ya que quien la promovió fue la AN en manos de la oposición; segundo, luego de haber pasado al olvido dicho bono, resucita con un nuevo nombre; se expuso que no se podía ejecutar por falta de presupuesto,  sin embargo, dos años y unos meses después, con una crisis mayor, con necesidades mayores de dinero para el presupuesto, si hubo dinero suficiente para su implementación; y, por último, era más importante el costo político que beneficiar a una población necesitada.

Algo como ello estamos viviendo actualmente, por años el gobierno venezolano, en las instancias internacionales ha negado la crisis, la emigración, la falta de alimentos y medicamentos. Muchas han sido las excusas esgrimidas ante una realidad rebelde que demuestra lo contrario.

Desde que se han estado reuniendo en mesas de negociación para buscar un rumbo que beneficie al país, a finales del 2017, la oposición ha llevado a la mesa como uno de los puntos importantes la Ayuda Humanitaria, a pesar que se reportan bajas de peso, desnutrición infantil, de mujeres en procesos de gestación y personas mayores, además de la falta de medicinas, las cuales en algunos casos se pueden conseguir pero a unos precios que significan más de un salario mínimo o incluso hasta varios, el gobierno nunca tuvo el interés de aprobar algo semejante, siempre ha mantenido el argumento que es inexistente. (Llama la atención que recientemente el gobierno solicitó a las Naciones Unidas apoyo para la crisis humanitaria).

Lo peor es que ahora que hay una iniciativa por el presidente interino, el cual tiene como una de sus banderas la ayuda humanitaria, el gobierno ha preferido crear una tendencia de opinión que es deleznable: es comida vencida, no cumple con los requisitos de salud, tiene virus, entre otros.  Sumado a ello ha estado desplazando bloqueos en las posibles vías de acceso, militarización de la zona y un despliegue de funcionarios haciendo guardia, como alcaldes, concejales, e incluso, la figura puesta por el gobierno a dedo: Protector del Táchira (para contrarrestar que la gobernación está en manos de la oposición) o visitas, con pinta más de show, de ministros, sobre todo los que han dado alardes de ser los más talibanes.

Uno de los argumentos más resaltados es que es una intervención militar velada por parte del imperio. La realidad nos muestra otras cosas, ha habido un gran movimiento de ONG que llevan años trabajando e identificando los enfermos o desnutridos, que los que han estado garantizando seguridad ha sido la policía colombiana (en el punto de acopio en dicha frontera), que su papel es entregar en la frontera, que los que van a distribuir y auxiliar son venezolanos del sector salud un alto número, y otros nativos más para la logística.

Uno se pregunta, si no hubiera sido menos costoso, en todo el sentido del término, el haber dejado que la ayuda ingresara, que apoyara la iniciativa y así poder socorrer a una población altamente necesitada. Ahora, el juego está casi trancado, se ha llevado a un grado donde la única posibilidad es el suma cero. No importa lo que le suceda a los moribundos, a los que sus fuerzas vitales le están abandonando, eso son solo “daños colaterales”, lo que interesa es el poder. En eso ha terminado una revolución que publicitaron como humana, asesinando indirectamente a los venezolanos con tal de poder permanecer en el trono.

Aunque lo más despreciable es el decomiso de medicinas y suplementos alimenticios y detención de gente que son empleados o gerentes de ONG que tienen años en labores de ayuda a los necesitados o incluso el arribo de otras cantidades por valija diplomática. Definitivamente, al gobierno le interesa más su imagen, su “victoria” que lo que significa evitar que enfermos o personas con bajos nutrientes puedan obtener un alivio, aunque sea temporal.

Otro argumento que han expresado es que hay un bloqueo, que le tienen retenida medicinas en países, que no le permiten adquirir, entre otras; lo que primero uno se pregunta, ¿cómo es posible ello si luego, ahora con cargamentos en la frontera, aparece un barco cargado de tales insumos? Hace ya unos años el gobierno manifestó que la Organización Panamericana de Salud no le quería vender unas medicinas, la respuesta de dicha institución fue que primero debe pagar antes que se le despachen, que tenían un pedido no cancelado. Por otro lado, en ningún lado, ni en ninguna de las medidas de restricción por las naciones que han tomado medidas en contra, aparece una sola palabra que evite la compra de medicina o alimentos. El bloqueo ha sido principalmente hacia funcionarios y personas que se han enriquecido por la cercanía al poder. Hay una larga lista de casi 250 personas en ellas.

Ciertamente que quien le teme a las serpientes no distingue las letales de las benéficas. El gobierno en su discurso ha creado un fantasma llamado imperio, que permanentemente lo está asechando para apropiarse del petróleo; lo que nunca ha podido explicar es porque ha sido el único cliente que le paga a tiempo, que durante estos 20 años le ha adquirido el oro negro, que en los últimos años le ha abastecido de gasolina (las refinerías como casi toda la empresa petrolera está en el piso).
Posiblemente el 23 de febrero hayan muertos, uno desea que no, pero todo anuncia que ese pudiera er el escenario. De ocurrir ello, el gran perdedor, hasta ahora ha sido y será quien inventa seres malignos en su discurso y luego le teme más a su sombre, al costo político que a lo que debió ser su rol desde asumir el poder: llevar al país por una senda de bienestar para su población.

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