Saturday, May 15, 2010

LA CULPA NO ES DEL TOMATE

Jorge Cruz O.
Caracas, 14 de mayo de 2010
Una de las grandes “virtudes” del venezolano es actuar como San Juan, cualquier accidente que provocamos levantamos el dedo para señalar a otro. Porque la culpa es del tomate.
Que quiero decir con el tomate. Si yo tengo una planta procesadora de pasta de tomate, lo primero que debo tener claro es el abastecimiento del necesitado fruto. Como el tomate es muy sensible a las lluvias, en el país la mayor cosecha se concentra en los meses de enero a mayo, luego viene otra que es más cara, de invernaderos. Como mi planta debe producir todo el año y con los precios más económicos, yo debo planificar mi producción, adquirir la mayor cantidad para los primeros meses del año y luego envasar en los meses subsiguientes. Si mi empresa se desabastece de dicho vegetal, la culpa es mía no del tomate.
Con diversos aspectos del país a sucedido esto: como vamos viendo vamos haciendo.
El primer caso es la electricidad. Lo primero que hizo el gobierno fue culpar al fenómeno El Niño. Esta “anomalía” climática tiene una regularidad entre tres y siete años, es altamente conocida y estudiada. Si fue culpable la naturaleza porque se corrió tardíamente a comprar lo que se debió hacer antes. Si por escasez de lluvia me quedo sin luz y/o agua no debemos culpar a la naturaleza. No es el tomate.
El siguiente es lo sucedido el dólar y su control. No soy economista, pero mi sentido común me dice si yo tengo algún dinero que puedo ahorrar, no lo debo hacer en el país porque las tasas de interés que puedo obtener serán por debajo de la inflación, lo que significa que mi dinero se hace menor; entonces busco una moneda más estable. Si a esto le agregamos la inestabilidad de que algún día me pueden quitar lo mío. Lo que el gobierno debe hacer es disminuir la inflación y respetar la propiedad privada, para que yo recupere la confianza; pues la culpa no es del tomate.
Yo sé que este caso tiene otros ingredientes, si deseo tener unas vacaciones tranquilas (sin inseguridad) y con un gasto moderado, los destinos foráneos me ofrecen paquetes con precios menores o igual de económicos que los locales y mayor paz, yo no lo pienso dos veces, ya sé cual es la opción que tomaré. Mientras no disminuya la inseguridad y los precios nuestros sean competitivos buscaré otros aires.
Otro punto del mismo caso, la producción no ha crecido, sino lo contrario, lo cual nos ha obligado a tener una importación creciente, si el ente que los autoriza no dota de los verdes necesarios, el comerciante buscará la forma de tenerlos, sean regulados o no. Todos ellos apuntan a que la demanda de dólares no se parará con acusar a las agencias intermediarias o intentar controlar por vías punitivas. Se creará un mercado negro oculto. Yo recuerdo mucho a amigos de los países de Europa Oriental que conocí en los años setenta y ochenta y sus narraciones de cómo se evadía los controles, era un contrabando impresionante a pesar de tanta militarización. Se crearán mafias y no será por culpa del tomate.
Otro más, la producción nacional no ha despegado, ni siquiera con la devaluación a principios de este año 2010, que nos alegaron que una de las razones era exactamente el impulso de ella. Pongo un ejemplo, Mercal desde su creación en el año 2004 (hace seis años) ha estado importando pollo. Uno se pregunta ¿Por qué no ha sido sustituido aún por aves nacionales? No es una inversión que requiera de mucho tiempo para ser productiva porque los pollos a los dos meses son descuartizados. ¿Cuál es la verdadera razón? No es del tomate.
El caso contrario al anterior es que un gobierno que se autotitula de socialista ha dado tanto impulso a un artículo que es el símbolo de la privacidad capitalista: el automóvil. Primero fue con el programa Venezuela Móvil y posteriormente con diversos convenios para traer vehículos económicos. Son contradicciones que no entiendo, pero estoy claro que la culpa no es del tomate.
El siguiente es la minería. Este no es un problema nuevo donde la falta de gobierno ha permitido su crecimiento descontrolado. Yo he estado en contacto con esta depredadora actividad desde hace varias décadas. He visto en primera fila varios de los diversos operativos o “planes” para su erradicación o legalidad. Lo primero que debo aclarar es que esta es una actividad económica que genera empleo e ingresos, a pesar de la ilegalidad y el daño ambiental que producen; por lo tanto, la manera de acabar con ella, es antes que siga creciendo, sustituyéndola con otra actividad que produzca ingreso, sino similares por lo menos que permita la supervivencia, no se puede crear un vacio porque el resultado es la ilegalidad y corrupción. Por ejemplo, en el Caura, desde hace más de cuatro años los indígenas Ye’kwana han denunciado la misma. Me pregunto ¿por qué se tardó tanto en actuar? Sin embargo, el ejercito, nuevo encargado de proteger la zona, ha creado un espacio para la corrupción. Quien ha visto un monitor, que se utiliza para la lavar y arrasar con bosques, sabe que es imposible que por su tamaño pase desapercibido. La coima es lo que ha reinado, es como un salario paralelo que se hace a ciertos funcionarios por parte de los que están en el poder, para que se mantengan fieles. Entonces, la culpa no es del tomate.
Mi próximo tema es convenios. Yo no tengo la cuenta de los cientos (posiblemente cercano a los miles) de convenios que se han firmado con naciones amigas para impulsar el país en vivienda, construcción de líneas férreas, instalación de empresas, apoyo a la actividad agropecuaria, entre otras; lo más triste de la historia es que luego de esos costosos viajes o recepciones pocos son los que tiene frutos reales. Nuevamente, la culpa no es del tomate.
Nosotros los humanos hemos necesitado de jerarquías para poder organizarnos como animales sociales, pero a su vez quienes están en el poder tiene que ser supervisados para evitar la tiranía, es la manera como se pueden autocontrolar las estructuras organizativas. Recuerdo que hace un tiempo atrás leí a una articulista que se asombraba de la imagen de soledad que transmitía el presidente cuando manifestaba que el problema eléctrico era grave. Yo me pregunto, si un presidente no tiene entes que lo supervisen, que pidan cuentas por los presupuestos paralelos, por los resultados de los convenios; sino por el contrario corren a cumplir la orden (idea) que el presidente tiene y luego, si él aparece como un guerrero derrotado y abandonado no podemos culpar al tomate.
Por último, la aplicabilidad de las leyes. Una de nuestras debilidades es crear leyes para todo, pero que en general adolecen de un ingrediente principal: su aplicación. Con la Constitución vigente se generó un espacio para conocerla y discutirla, sin embargo ese conocimiento nos lleva a saber que el gobierno se ha burlado de ella. Por ejemplo, las leyes ahora tiene un adjetivo que no está contemplado en la misma: socialismo. Mis padres me enseñaron que no es con la palabra que se enseña sino especialmente con el ejemplo, si el gobierno marca la pauta de la ilegalidad que se puede esperar del resto. Te absuelvo tomate, no eres el culpable.
La falta de civismo es una de las pautas que con el pasar de los años se ha enraizado de una manera insoportable. No se respetan ni siquiera las normas más simples, como detenerse en una luz en rojo, en la noche tenemos la excusa de la inseguridad y en el día por ser un reflejo condicionado o viveza, se ha convertido en norma. La respuesta fácil es necesitamos una campaña de educación; pero la realidad nos ha demostrado que cuando se hace cumplir la ley las cosas cambian, el ejemplo es lo que sucedió hace meses en la Av. Baralt, comenzó a circular con mayor velocidad al disponer vigilantes. Podemos seguir culpando al tomate, pero él es inocente.
Mientras continuemos señalando al carnoso, jugoso y rojo vegetal, como la causa de nuestros males o justifiquemos que se necesita más educación, o como decía Cantinflas: “falta de ignorancia”, andaremos por el camino que nos ha estado conduciendo cuesta abajo; porque aquí lo que sucede es por abundancia de gobierno.

HISTORIA DE UNA INTOLERANCIA

Caracas, 4 de diciembre de 2009
En el año 2005, si mal no recuerdo, en una fenecida revista, Edgardo Lander hacia un análisis del gobierno de Chávez que era esclarecedor en aquel momento y mucho más ahora.
Allí él afirmaba que el presidente tenía un proyecto político bastante claro, pero no así el económico, no había un proyecto de desarrollo de país.
Hoy día es evidente que aún después de casi 11 años en el poder se continúa sin proyecto. Es lamentable porque siempre la cuerda se revienta por la parte más débil, los sectores de menores recursos.
Voy a hacer un rápido vuelo desde la subida al poder en el año 1999 hasta nuestros días.
Un inicio supuestamente promisorio
En diciembre de 1998 Chávez gana la presidencia con un respaldo de un 62% de los que ejercieron el voto. Llega al poder al tomar banderas de muchas de las necesidades sentidas y no satisfechas: inseguridad, crisis económica, desempleo, derechos humanos (indígenas entre ellos); aunque muy especialmente, incomunicación con los sectores del poder, los partidos políticos. Mucho de esto se sintetizaba en una nueva constitución para la nación.
Fueron inicios muy esperanzadores. Por un lado, se comienza el proceso que lleva a una nueva Constitución, una nueva identidad de país; aunque, valga recordarlo, Chávez dio muestra de intolerancia en algunos de los temas allí recogidos, los impuso por que le dio la gana y punto, no hay mayor discusión al respecto. También habló de freír la cabeza de los dirigentes políticos de los partidos caídos en desgracia.
Por el otro, no había claridad hacia donde se iba en lo económico, el presidente dijo que seguía los principios de “la tercera vía”, muy popular por el entonces primer ministro británico Tony Blair.
En pocas palabras, había deseos de cambios, de solidaridad con los sectores de menos recursos, pero sin líneas claras. Lo anterior hace que grupos de mucho poder económico y sectores medios que se siente desplazados, empiecen a radicalizarse, que culmina con el golpe de Estado en el año 2002.
Este año marca un viraje en Chávez, se radicaliza en su discurso e intolerancia, esto hace que desde la otra acera también se haga una confrontación mayor, esta ola en crescendo culmina con el paro petrolero. Donde se acrecienta el maniqueísmo, dos bandos enfrentados en términos políticos, sin ninguna propuesta de desarrollo.
La guinda se da con el primer revocatorio del presidente en ejercicio que culmina con la derrota de la oposición al mismo. Allí se culmina la sentencia del juego suma cero: el ganador toma todo. Gana gracias a unas propuestas que eran paños calientes para solventar las necesidades de buena parte de la población: Misiones. Ellas encierran en si el rumbo de los años subsiguientes.
Engolosinado con el éxito de las misiones se crean más, es un experimentar permanente, pero sin un norte de país. Ellas van a intentar destruir las estructuras existentes de forma paralela, pero al final terminan siendo absorbidas y con gastos inmensos que nunca tenían un control de ejecución y menos aún de evaluación de resultados.
El discurso político tiene una cara diferente: Socialismo de Siglo XXI.
En lo relacionado al desarrollo también se experimenta, hay proyectos, propuestas que así como aparecen desaparecen: Fundos Zamoranos, gallineros verticales, hidroponía, cooperativas, empresas de producción social, cogestión empresarial, núcleos endógenos, entre otros; es un ir y venir de ideas, de experimentos que tienen un solo sello: despilfarro de recursos. Como lo dijo el analista político Fausto Masó: el presidente ha construido el socialismo que el petróleo le ha permitido.
A lo largo de todo este proceso, hay un cambio en el destino político, de intentar buscar solución a gran parte de la población a mantenerse en el poder. Todo ello amparado en un principio: sin no tengo contendores reino para siempre. Lo más patético lo expresó José Vicente Rangel, siendo vicepresidente: no hay una oposición seria; es decir, tiene que haber una oposición que cumpla con lo que el gobierno consideran debe ser.
En pocas palabras, la intolerancia por parte del gobierno crece, la lista de Tacón y su versión refinada Maisanta son aplicada verticalmente, se le niega trabajo, contrato o cualquier relación con entes del Estado, a todo aquel que haya manifestado rechazo a la línea política del presidente (en algunos casos son políticas, pero en otros de políticas públicas, de cómo se estaban haciendo las cosas).
El socialismo permitió defenestrar o estigmatizar a cualquier contrincante: capitalista u oligarca. Sin importar el grado de crítica o sus propuestas, solamente se descalifica. Lo que dice el presidente se ejecuta, es la verdad.
El resultado de ello es la profunda crisis que estamos viviendo, como nunca hubo una línea clara del destino del país, poco a poco se fueron acumulando los desatinos y al bajar los ingresos petroleros se ven mucho más abiertamente las costuras.
A pesar que se cacareó de una soberanía alimentaria, nunca en historia del país estamos dependiendo de la importación de los alimentos de la cesta básica como ahora: más de un 80%. Pasamos de ser exportadores a importadores de rubros como: café, arroz, chocolate, cítricos, entre otros; de algunos incrementamos las cantidades: azúcar, pollo, carne, leche, maíz, atún enlatado, y de otros simplemente aumentaron porque no se producen, pero si se han incrementado su consumo en detrimento de otros productos de producción nacional: trigo. 11 años en el poder y el país solo ve como meta un barranco.
Eso es en el área agrícola, pero si revisamos otros aspectos el esquema es similar. El Ministerio del Ambiente, el año pasado dejó de ejecutar cerca de un 25% de su presupuesto, lo que significa que para este año se le calculó la asignación en basados en el 75%, pero el ajuste que se hizo a principios de año, por la caída de los precios del petróleo, también toco las puertas del ministerio y a casi finalizar el año se habla de una ejecución cercana al 70%. En pocas palabras, hay una desinversión en este sector. Parte de la culpa la tiene la intolerancia, no se contrata empresa que pertenezca o tenga en sus filas personas que aparecen en la “Lista Tascón”.
En infraestructura la historia se repite. Voy a señalar transporte, es rápida sin muchos detalles ni un agotamiento del tema. Por ejemplo, el metro de Caracas tuvo en el año 2006 la inauguración de dos líneas o extensiones: Líneas 2 y 4. Ambas se inauguraron a medias, pero era necesario por la inminente elección presidencial de ese año. Hoy en la línea dos, que debió contar con cuatro nuevas estaciones, solo fue inaugurada una, para la conexión al tren de los Valles del Tuy, tres años después se menciona que serán abiertas las otras tres. El metrocable para San Agustín del Sur ha sido anunciado su puesta en servicio por varias ocasiones, la última fue previo a las elecciones de alcaldes y gobernadores, aún espera por su funcionamiento al público. El tren Acarigua- Puerto Cabello tiene más de cinco años en el mismo estado, la conexión con Tejería, tiene retrasos sustanciales, esta es apenas una pequeña muestra. En Caracas no se ha construido ninguna nueva vía, una solución al transporte público, Buscaracas estuvo en estudio por más de tres años (el alcalde de aquel entonces Bernal, lo mencionaba en eventos) comenzó su construcción en el último año en el poder y se paralizó a su salida.
Como se puede notar, muchos proyectos iniciados pocos concluidos, mucha intolerancia, un futuro incierto (no he tocado la crisis financiera, ni la corrupción galopante). Un despilfarro de los mayores ingresos petroleros que ha tenido la historia del país, por casi ocho años consecutivos, un endeudamiento (del país y de PDVSA) con muchos ceros a la derecha.
Algunos alegaran que este ha sido un gobierno que ha beneficiado a los desposeídos, esto es parcialmente cierto, Carlos Andrés Pérez, en otro de las mejores época de precios del petróleo, impuso la política de pleno empleo que llevó a casi cero el desempleo (mucho improductivo, es cierto); pero también fue uno de los gobierno que empeño al país de una manera bestial, en ello también se parecen. Se diferencian que CAP impulsó una industria que estaba basada en la exportación de materia prima poco tratada y la disidencia era parcialmente tolerada, aunque perseguida de manera más brutal, física; este gobierno no tiene eso: no hay un modelo o modelos a seguir. Solamente intolerancia, la persecución es económica, pero también hay otros como supuestos casos legales (hay líderes indígenas acusados de corrupción sin base) o incluso política.
Para finalizar, la crisis que estamos padeciendo no es por culpa del imperialismo o saboteo de la oposición, es el resultado de no tener rumbo, de un estadista que no cumple su función, pero especialmente por el clima de terror que se ha generado con la intolerancia, que tiene su mayor expresión en esa confusión “no planificada” de Estado y gobierno.

LA PALMADITA EN EL HOMBRO

Jorge Cruz
Caracas, 26 de abril de 2010
Hace más de dos décadas el gran músico venezolano Diego Silva me dijo una expresión que cada vez que escucho el concepto Socialismo de Siglo XXI, me brota de inmediato. La frase es la siguiente: “Indio cada vez te pareces más a nosotros” acompañada por una palmadita en el hombro.
Aclaro el porqué de esa cita tan añeja. En mis años de estudiante de bachillerato se inició mis estudios del marxismo, que continuaron en la universidad y posteriormente en dos posgrados. Sin embargo, ya desde la universidad, luego de un caer en mis manos la famosa carta del Jefe Seattle, mis derroteros cambiaron de rumbo, mis inquietudes y preguntas tomaron una vía que aún no termino de responder pero si tener claro mis intenciones y proyecto de vida.
Inicio mi perorata con una pregunta que versa sobre un tema para demostrar porque no creo en ello: ¿Qué socialismo ha sido consecuente con el ambiente? La respuesta es evidente: ninguno, ni el soviético, ni el chino, ni el coreano, ni el cubano… han tenido un comportamiento diferente al capitalista con relación a la naturaleza.
¿Por qué? Contesto con otra pregunta: ¿Dónde se “creo” el modelo capitalista y dónde se creó el modelo socialista? En Europa. Otra interrogante más ¿qué une, entonces a ambas propuestas? Una cultura, la occidental. Por lo tanto, todos ellos han respondido a la misma lógica explotadora de la naturaleza, porque detrás está la cosmovisión que la ha creado, nutre y constriñe. Por ello la mejor definición que he escuchado fue la respuesta de alguien, perdí su nombre, que le preguntaron sobre las diferencias del capitalismo y socialismo, a lo cual dijo: el capitalismo es la explotación del hombre por el hombre y el socialismo lo contrario.
Recomiendo la lectura de un texto de otro gran pensado venezolano: Edgardo Lander, su libro: Una Contribución Crítica al Socialismo Realmente Existente, para entender como el pensamiento de Carlos Marx está absolutamente permeado de su cultura occidental.
Es decir, en Venezuela desde nuestro presidente hasta sus loritos están buscando la aprobación de ser integrado a una cultura, la palmadita en el hombro. Hablamos de independencia, pero solamente estamos repitiendo el mandato de una cultura colonizadora y homogenizadora como la occidental.
Por ello seguimos insistiendo como palanca de nuestro desarrollo al uno de los elementos que más contribuye al calentamiento global, a la contaminación, a la extinción de especies: el petróleo.
Quizás algunos me argumentarán que es necesario para lograr el despegue. Yo alego que dese la misma frase de Uslar Pietri: “sembrar el petróleo” está errado el modelo. El petróleo no se puede sembrar, es altamente contaminante y extermina cualquier tipo de vida donde toca un suelo lleno de flora y fauna.
Voy a utilizar otro ejemplo: tampoco creo que para construir un mundo mejor se deba hacer con la siembra de droga, porque de por sí está negando el mundo que se quiere construir, no se puede construir algo mejor con personas adictas.
Lamentablemente hasta ahora el modelo sobre el que estamos basando nuestro futuro es en mayores dosis de energía fósil, somos adictos al petróleo, cada vez somos más dependientes de él; esa es la triste realidad.
Sin embargo, lo más triste de la historia es que seguimos la tónica de nuestros colonizadores, bajo un supuesto cambio radical, de una revolución, que cada vez toma más tintes gatopardianos: Cambiar las cosas para que todo siga igual.
Definitivamente, si queremos hacer un real cambio del país debemos leer menos a Marx y mucho más a Iván Illich.

Wednesday, May 12, 2010

CUATRO MENOS UNO SON TRES

Jorge Cruz O.
Caracas, 17 de abril de 2010
Una regla de las matemáticas nos dice que si a una cantidad le quitamos unas unidades el resultado es menor. Venezuela vive restando.
Hace poco vi, por iniciativa de una joven vecina y apoyada por el Consejo Comunal del cual soy vocero, la película Invictus. Varias lecturas surgieron de allí, pero mi interés es básicamente rescatar una de las subtramas que se pueden percibir: Sudáfrica era otra nación más, al momento de asumir el poder Mandela; en nuestros días esa nación es la economía más poderosa de África y una de las 5 potencias emergentes a nivel mundial.
A la par de ir construyendo una estrategia para unir al país, la película menciona reuniones con diferentes naciones. Esta es la visión de un líder, sumar en todos los frentes posibles.
En nuestra república sucede lo contrario. Desde esa irresponsable consigna: “si no te gusta vete del país” hasta la lista Tascón.
Migrar no es una decisión sencilla, sino todo lo contrario, es dejar atrás toda una experiencia de vida, por un futuro incierto. Sin embargo, la fuga de cerebros (personas de alta calificación) o simple mano de obra con gran experiencia desde Venezuela ha llamado mucho la atención en otros destinos. Hace un año Newsweek le dedicó un espacio. Se habla de cerca al millón de personas, muchas de ellas con grandes capacidades, habilidades y formación. Para sólo poner un ejemplo, en Colombia la empresa de petróleo más exitosa es Pacific Rubiales, una empresa Canadiense que en el año 2009 logró duplicar la producción: más de 125.000 barriles de petróleo por día y 60 millones de pies cúbicos de gas diarios, su tren ejecutivo está integrado casi totalmente por venezolanos.
Esta es una sangría que estamos padeciendo. Por un lado, se marchan personas que fueron formadas y entrenadas en el país; es decir, el Estado invirtió recursos para elevar y llegar a sus capacidades actuales. Cada una de esas personas posiblemente significan cientos de dólares que se dispusieron para su educación, si los multiplicamos por el número dado, estamos hablando de cientos de millones de dólares que se esfumaron, sin sumar la riqueza que están produciendo en otro país.
Por otro lado, se ha perdido un capital humano que pudiera ser valioso para el desarrollo del país. Restar da como resultado menos.
Esto me lleva a otro punto, muchos individuos con experiencia, por ejemplo, gerencial se han ido. Un gerente debe combinar al menos dos habilidades: visión de futuro y saber administrar el presente. Este es un proceso que requiere de formación. Una de las experiencias más dolorosa y costosas en los últimos años han sido las cooperativas. Se asumió que con unos talleres y un diploma se tenían personal capacitado para operarlas. La realidad nos golpeó en la cara, de miles se pasó a unos pocos cientos que aún funcionan.
Es que no aprendemos, en los años 80 el CENDES realizó un estudio sobre las cooperativas agrícolas que se crearon durante la Reforma Agraria, los números son escalofriantes (mi memoria me traiciona ahora) de mil y tantas fundadas solamente unas pocas, que se podían contar con los dedos de una mano, existían. Hemos disminuido nuestro cuerpo de gerentes y por esta razón notamos la improvisación permanente en la cual vivimos, tampoco han funcionado las empresa reconvertidas en cogestión o propiedad de los trabajadores. Una cosa es querer y otra poder. Los gerentes tienen que aprender haciendo, especialmente los que lo hacen desde niños; por ello es una política en muchos lugares del mundo que a un emprendedor se le capacita y luego supervisa por uno o dos años, para que aprenda haciendo.
Lo peor de esta línea es que se ponen en cargos directivos a quienes se consideran militantes del PSUV y no a los más idóneos. Los resultados ya los sabemos: improvisación, despilfarro de recursos económicos, naturales y humanos.
Otro aspecto que resta es el discurso divisionista y guerrerista, que nos ha hecho pasar de una exclusión clasista a una partidista, estaremos restado, nuestra economía seguirá dando tumbos cuesta abajo y nuestra calidad de vida no tendrá un punto de retorno o mejoría.
Yo aún no entiendo como una persona que pudo estar nuevamente en libertad por el perdón, no pueda entender que se debe sumar para crecer.
Además, generalmente se acusa a factores golpistas de ser los culpables de esta intolerancia, pero no hemos revisado que quien primero rompió el pacto o los caminos de la Constitución fue el presidente.
Si miramos hacia atrás para indagar cuándo surgen los primeros malestares de ciertos grupos de la oposición, notaremos que fue con las primeras leyes habilitantes. Allí se obvió uno de los acuerdo de la Constitución: este sería un gobierno participativo y protagónico, pues la habilitación es una vía para evadir el protagonismo y la participación, la discusión en la Asamblea Nacional.
Una ruptura del pacto llevó a otras posiciones peores, más anticonstitucionales: el golpe o el paro.
Desde entonces hemos continuado restando, algunas veces la oposición, anquen generalmente el presidente y sus partidarios. Es una senda que ha conducido a la separación entre familias o amigos, la ansiedad y malestar, la intolerancia, la violencia…
En resumen, hemos estado restando, hemos creado un batallón de asilados políticos-económicos que están prestando sus habilidades a otras naciones, hemos pasado de una exclusión a otra (por ello he dicho que este es un socialismo para los panas: los boliburgueses y camaradas rojos rojitos), no se ha perdonando sino por el contrario el discurso y la persecución es cada vez más agresiva; con el agravante de pasar de una situación de exclusión aritmética a una exponencial: no hemos acabado con las brechas de clase social y se suma la profesional, la de productores exitosos, entre otras.