Thursday, January 14, 2016

Salas sin luz



Jorge Cruz, Caracas 8 de Enero de 2016

Primero que todo quiero aclarar que no soy economista, simplemente voy a hacer este atrevimiento porque el ministro de economía recién nombrado tampoco lo es, él es sociólogo, algo muy emparentado con mi grado académico. Yo me dije, si él puede elucubrar sobre economía, pues yo también.

No puedo negar que al leer sus escritos me sentí que era ciencia-ficción científica sobre economía, que el grado de realidad es escaso. Me lo dice mi sentido común y lo poco que he estudiado en esa área: en pregrado y posgrado.

Voy a comenzar por analizar su folleto: “22 Claves para entender y combatir la guerra económica”.
En la clave 1 nos dice: “La inflación no es una distorsión de los mercados. Es una operación de transferencia de los ingresos y de la riqueza social desde un(os) sector(res) de la población hacia otro(s) por la vía del aumento de los precios. En lo fundamental, esta transferencia se produce desde los asalariados hacia los empresarios, pero también desde una fracción del empresariado hacia otra fracción de los mismos.”; en el punto 2 señala: “Pero también pasa que pequeños comerciantes especulan incluso muy por encima de las grandes empresas, aprovechándose de sus vecinos y conocidos, tal y como somos testigos tanto en zonas rurales como populares, pero también en zonas urbanizadas. Este último es uno de los efectos más perversos de las prácticas especulativas y acaparadoras como estrategia de captación de ganancias extraordinarias, y a su vez, una de las razones por las cuales es tan difícil combatirlas.”. En pocas palabras, quienes se aprovechan con mayor encono son los mal llamados bachaqueros y no los empresarios. 

Este acercamiento me parece una explicación alegre, no me responde algo que voy a utilizar un ejemplo: Hay pocos dólares en el mercado, yo tengo mil y decido venderlos, lo publico con mi teléfono, recibo una llamada, me pregunta por el precio, yo respondo que los vendo a Bs. 50 cada uno, la persona acepta y me dice que en media hora se comunicará para cerrar el negocio. Cuelgo y recibo otra llamada, la persona me dice que necesita los dólares, yo le respondo que ya están negociados, el insiste que los necesita con urgencia, su hijo está en el extranjero, no tiene dinero y está aguantando hambre y lo votarían a la calle donde está viviendo; me pregunta que por cuanto estoy vendiendo los dólares, yo le menciono el monto y el sube la oferta: Bs. 100 por cada uno. Yo acepto y quedamos que en media hora cerramos el negocio; cuelgo y otra llamada, con otra necesidad urgente: su madre está hospitalizada y con ello completaría el pago de la operación, me ofrece Bs. 200; así puede seguir incrementándose hasta que el mercado o los compradores no suben más (cuando la ganancia marginal es insignificativa).

Vemos allí dos cosas: el mercado (la mano invisible) incrementó el tipo de cambio al estar operando donde hay poca oferta para la demanda y, por otro lado, la escases si existe (no es un correlato), ya de antemano vivimos en un planeta limitado, con recursos limitados y con operadores productivos o compradores finales que tienen que manipular los recursos que se encuentran contados y con competidores que desean también adquirirlos.

Según este teórico eso no existe, es economía burguesa o solamente es una matriz de opinión o, mejor decir,  ilusión óptica

El autor señalado mezcla lo que ha llamado Iván Illich Trabajo Fantasma: “El trabajo fantasma es el complemento no-asalariado del trabajo asalariado. Es, por ejemplo,  la labor del trabajador asalariado como chofer de si mismo para llevarse a los lugares en los que se puede ofrecer como fuerza de trabajo. O es el trabajo del ama de casa que va en su carro al supermercado, escoge las mercancías, las apila en la cajuela del vehículo, las transporta a su casa, las descarga y la saca de sus envolturas antes de ponerlas en el microondas.”, con inflación; ya que no es plusvalía en sí, como la llamó Carlos Marx, sino especulación posterior a el proceso de producción, que quiere endilgar a los empresarios, pero que reconoce (a medias) sucede en las manos intermediarias entre el producto acabado y su consumidor final.

Él prefiere afirmar que: “(…) en el caso de las economías capitalistas están mediadas por el afán de lucro individual a través de la explotación del otro: el egoísmo, tal y como lo llamó bien temprano Adam Smith, o la “maximización de los beneficios”, tal y como lo dirían más tarde elegantemente los utilitaristas y neoclásicos.”; aunque no se niega que ello opere, no se puede negar lo por mi ilustrado: la oferta y demanda alteran el precio.

Posteriormente señala que por las condiciones oligopólicas y monopólicas del mercado venezolano son las que hacen que los precios son impuestos por los productores y comerciantes. Lo que no señala es que hay “precio justo”, que para el sector alimentos, en especial los REGULADOS, el gobierno interviene en toda la cadena: controla el precio (justo), es el encargado de pagar las compras de materia prima importada, conoce la cantidad de ella importada, la cantidad procesada y la que se distribuye por medio de las Guías de Movilización (estas guías son la bitácora de las gandolas que movilizan los rubros en sus diferentes estados.

El colmo llega en el punto 9: “El problema de los precios, dado lo anterior, deriva de otro problema: el de la distribución y acumulación de la riqueza una vez creada. Los precios altos no son un indicador de mercados distorsionados, es la expresión de la lucha de clases dentro de la sociedad capitalista venezolana.”, los precios que estamos padeciendo son distorsionados por la lucha de clases.

El simplismo marxista reduce todo a problemas de la lucha de clases. Un sequía genera que la cosecha de maíz (por ejemplo) sea mermada  sustancialmente y por ello la oferta del mismo, pero esto no distorsiona el precio, es la lucha de clases.

Claro que el objetivo de esta discursiva rebuscada es poder llegar a afirmar que hay una guerra económica de los poderosos (ya señalé, como el también lo dice que las mayores ganancias son en los peldaños bajos del comercio), también para justificar que se debe repetir el modelo del socialismo real (fracasó en donde se impuso) con mayor centralismo en manos del Estado.

Hay unos principios que no debemos olvidar, así funcionamos como seres humanos: Ante una demanda siempre habrá, al menos un oferente; segundo, entre mayor sea el margen de ganancia en una oferta mayor será el número de oferentes; tercero, los controles son eficiente entre menor sea lo controlado; cuarto, a mayor número y permanencia en el tiempo de los controles mayores son las rendijas por la cuales se violarían esos controles, si se cumplen el punto número uno y especialmente el segundo; quinto, se genera una economía paralela; y, sexto, si se cumple el número dos la posibilidad de que personas allegadas al poder o mafias que permean los funcionarios o personas cercanas a las cúpulas se incrementa de manera directa a las ganancias que pueda reportar.
De esto el nuevo ministro no sabe, ya que él es un teórico de la economía (le llamaríamos un epistemólogo de la economía) y no de la economía en sí.

¡¡Triste futuro nos espera!! Andamos como la lámpara de Diógenes, alumbrando donde no se necesita y buscando a quien nos pueda alumbrar.

Monday, January 11, 2016

Desmitificando el qué y cómo de otras imágenes



Jorge Cruz, Caracas 11 de Enero de 2016.
Cuando era un infante, aunque normalmente estaba rebosante de energía había momento en los cuales era superior y los daños no se hacían esperar, posteriormente lo conocí como hiperactividad. Mi madre no me llevó a un sicólogo o pastillitas, un chancletazo era la solución, con ello aquella efervescencia se detenía de inmediato.

La naturaleza también ha actuado de similar forma, los daños que estamos provocando (los humanos) son de mayor magnitud a su normal devenir, por ello estamos sufriendo huracanes o tormentas más virulentas.

En pocas palabras, algunas veces nuestras madres o la naturaleza nos hacen pisar la realidad, nos demuestran que debemos respetar ciertas normas, que al pasar un límite, un “golpe” nos señala el camino que debemos recorrer y las precauciones a tomar.

En el país unos hechos recientes en la Asamblea Nacional han causado revuelo: la sacada de unos cuadros de Simón Bolívar y el expresidente Chávez.

Para los oficialistas se ha realizado un sacrilegio o algo similar, para la oposición hay dos puntos de vista: unos están contrarios a la medida porque consideran que no era importante ello, otro de este mismo grupo alegan no es el qué, sino el cómo y, un último grupo, que respaldan lo sucedido, señalando que era necesario hacerlo.

Yo me alineo con este grupo mencionado al final y paso a justificar el por qué.

Lo símbolos nos hablan al inconsciente, por ello nos emocionamos, al estar en el extranjero al ver ondear una bandera, escuchar el himno nacional o cualquier otro símbolo patrio.

El difunto presidente tenía un altísimo conocimiento de ello, además, que si pudo cambiarlos estaba dando mensajes de que él era el que estaba en el poder y que mientras “sus” símbolos persistan, permanecerá su capacidad de gobernar o dominar al país.

Porque, como apunté, el mensaje al inconsciente es: yo domino tus emociones, tus instintos y, por lo tanto, eres súbdito mío. Su imagen, presente en muchos lugares públicos, genera reverencia, pleitesía e incluso adoración como de un Dios.

Cuando cambió la dirección de la cabeza del caballo en el escudo, le agregó otra estrella a la bandera, cambia el rostro de Bolívar, convierte edificios de antiguas sedes de subsidiarias de PDVSA en universidades, entre otros más (lo último en este sentido son los ojos, son como un dios que te está observando permanentemente y donde quiera que estés), se está cumpliendo con dicho objetivo: busca sumisión y culto, como el nuevo redentor.

Con lo anterior queda plenamente argumentado que era necesario desmitificar a los símbolos si se quería dar otro tipo de mensaje: que era en un espacio conquistado, en el cual se debía demostrar que ahora son otros los que están en el poder.

Queda una duda ¿Cómo? Para ello haría unas preguntas: ¿Se hubiera hecho en la oscuridad, como un ladrón, sigilosamente, como alguien que está obrando contra la ley? ¿Se negociaría la salida de tales objetos con el chavismo, en un tiempo y manera acordada? Por último, ¿se debió hacer, tal como sucedió, a plena luz del día, con cámaras grabando y gestos de desprecio?

Arriba expuse tres opciones, la del medio nunca llegaría a un acuerdo, sería ingenuo pensar que los oficialistas respaldarían tal medida. La primera no tiene el impacto que era necesario crear, además, se estaba actuando como si no se debiera hacer. 

Todos sabemos cómo se actúo e inmediatamente intentaré explicar porque secundo la forma como fue ejecutada.

Cuando se utiliza el juego suma cero, del ganador toma todo, los resultados son los vistos: La acción causo sorpresa, desconcierto y rabia.

Toda opción tiene un costo, minimizarlo o no depende de tu pasos posteriores, creo que han sido acertados: contra la reacción de imprimir millones de retratos y pintar murales, se ha iniciado una campaña de matriz de opinión en la cual se hace énfasis en los costos de tales actividades y en la necesidades que padecemos al estar inmersos en un crisis (algo que es cierto y todos sabemos que no se puede justificar).

Por otro lado, los ha obligado a ser reactivos, viscerales, lo que demuestra la sapiensa de nuestros progenitores: un chancletazo en el momento justo causa dolor, produce un rojo que permanece por un tiempo, nos baja el influjo de energía destructora y hace notar quien es el que tiene el sartén por el mango.

Monday, December 7, 2015

La bendita Guerra Económica



Jorge Cruz, Caracas 8 de diciembre de 2015



No puedo negar que cada vez que escucho a alguien intentando culpar de la crisis actual a Maduro y que Chávez si era un presidente, me da un sentimiento de pesar por análisis tan infantiles.

Un solo ejemplo me puede servir para demostrar que no es tan negro y blanco.

Estoy seguro que muchos recordarán que él mandó a que todos los partidos cercanos a su pensamiento se sumaran al PSUV, lo cual causó molestias por parte de muchos de ellos tradicionales como PCV, MEP, MAS, entre otros, por lo que tuvo que aceptar, la creación del Polo Patriótico.

Esa simple anécdota nos demuestra que él tenía un visión monopolista de la política: Un solo partido, algo que repetía el modelo de sus tutores: los Castro. Con lo cual la permanencia en el poder estaba garantizada.

Lo anterior lo realizó con sus simpatizantes, con los opositores la fórmula fue otra: ahogar sus recursos económicos. Hay leyes que controlan las finanzas para ONG (desde ambientales hasta políticas) o partidos que vengan del exterior, se les aplica el cambio de menor monto: Bs. 6,30; con lo cual, se reducen enormemente los montos de las donaciones, este es un lado; el otro fue cercenar los ingresos internos ¿Cómo? Destruyendo la industria nacional, ya que los empresarios podrían desviar parte de sus ganancias hacia esos partidos, es decir, financiarlos.

El resultado es lo que tenemos: importamos como nunca en la historia y escasamente tenemos productos nacionales.

Hay otros más, pero creo que este rebate el decir que hay una guerra económica, la única guerra que hemos sufrido es la destrucción del aparato productivo, como también demuestra que no todo es culpa de Maduro, que quiso ser una imitación de su maestro, pero como toda copia, siempre salen de peor calidad que el original.

El desastre, la inflación, la corrupción comenzó antes del 2012 y Chávez fue el mayor promotor de lo que estamos padeciendo.”

II
Seguir culpando al desabastecimiento y la inflación de un supuesto saboteo por los industriales o comerciantes es de un análisis pueril. Es quedarse en los mensajes y no profundizar o leer la letra chiquita.

Uno de los mayores males que estamos padeciendo: una economía de puertos, exportamos petróleo (con precios en declive) e importamos lo que comemos; ese es uno de los problemas que nos lleva a donde estamos.

Señalo otro error,  no se si decir mala intensión porque su autor ya sabía que estaba enfermo y le quedaba poco tiempo de vida: En el año 2012, para ser más específicos, en agosto, el gobierno vendió un 10% de las reservas de oro, (esto se repitió un mes después) es decir, se disminuyó las reservas internacionales, por un lado; por el otro, se imprimió grandes cantidades de efectivo, todo esto para pagar la campaña electoral y, especialmente, la Gran Misión Vivienda, que era un proceso gran consumidor, porque se necesitaba pagar a empresas y sus obreros, en grandes cantidades y, para las foráneas,  en dólares (la venta del oro permitió ello). Estos dos (menores reservas internacionales e impresión de dinero o mayor liquidez) son factores que afectan el cambio con monedas internacionales. Como resultado, el dólar, que había estado estable por más de dos años en Bs. 9,50 comenzó la escalada, para finales de agosto estaba en Bs. 13, ya para finales de año estaba en Bs. 25 y de allí, hasta los momentos actuales. Hay otros factores que influyen en la escalada, pero estos son los dos principales.

Al mismo tiempo,  el precio del petróleo comenzó un descenso, con lo cual los ingresos del país en dólares, comenzaron una franca disminución. Con lo cual el Estado no tenía la misma cantidad de esa divisa a la mano; por ello los cambios diferenciales, de Bs. 6,30 para algunos rubros, Bs. 12  para otros y casi Bs. 200 para otros. Esto significó que un grupo importantes de rubros salieran del dólar preferencial y migraran hacia el de Bs. 200, aunque principalmente al mercado negro.
Por ello medidas efectistas como dakazo o precio justo, no son de largo plazo, son medidas con carácter electoral (ambas se han implementado previo a ello), ella no reflejan los costos reales de los comerciantes (pongo un ejemplo, la coima que se tiene que pagar en los puertos para agilizar el despacho de su mercancía) o si son productores, el caso del huevo es ilustrativo, el alimento de las aves está regido por el dólar negro (lamentablemente no producimos nada ahora y generalmente es importado), el gobierno intentó poner los costos en dólar preferencial (nunca disponible para ello, por eso luego dijo que se iba a pagar el diferencial a los productores afectados, es decir otra cadena de trámites y coimas).

 Otro dato aparecido en Aporrea:

"El culto a la personalidad y el hiperliderazgo cerró toda posibilidad al proceso llamado revolucionario y para colmo socialista. Todo se esfumó en el discurso, que no concretó nada, y la herencia positiva del pasado, por la absoluta negación de ese pasado, destruyó por ejemplo: la caficultura nacional al desmontar la estructura organizativa creada por los propios caficultores en años de lucha. Esa estructura organizativa estaba formada por la Asociación Venezolana de Caficultores (AVC) como gremio; y por las cooperativas, Paccas y Foncafé como estructura económica. Llegó el neoliberalismo implementado por Carlos Andrés Pérez y a continuación la denominada Revolución Bolivariana que, en lugar de rechazar los planes neoliberales, los asimiló, los profundizó al eliminar la organización gremial y la estructura económica de Cooperativas, Paccas y Foncafé. La destrucción de la caficultura nacional forma parte del proceso de "guerra económica" implementada por el propio gobierno. Ejemplo entre muchos." (En: http://www.aporrea.org/actualidad/a218570.html )

Entonces, el resultado de toda esta historia es que, no son los productores, ni los distribuidores son los culpables; son erráticas medidas, como disminuir las reservas internacionales (recientemente salió en la prensa el retiro de una cantidad que se tiene en el FMI), amentar la liquidez, controlar por muchos años el cambio a dólar, el tirar la casa por la ventana en cada elección (donde ya no hay ni olla para raspar), perseguir a los productores o comerciantes (no son santos, pero tampoco tan demonios como se les quiere pintar.

En pocas palabras,  se necesita recuperar la producción nacional, sincerar el dólar a un precio más cercano a la realidad (muchos argumentarán que eso es más inflación, si y no, porque un buen pedazo de la economía funciona con el dólar negro, tal vez su sinceración podría bajar el cambio de este último y con ello los precios de los productos) y, luego, llevarlo a su precio real, parar el consumo de las reservas internacionales, el endeudamiento y el incremento de la liquidez. Eso no es tarea de dos días, tampoco lo puede hacer todo la próxima asamblea, es el ejecutivo el que tiene que abocarse a ello, claro, el poder legislativo puede hacer presión o acuerdos en ello. 

Necesitábamos un cambio en los desatinos políticos: Si, pero especialmente sacarnos de la mente que hay una guerra económica.