Una de las aberraciones de este
gobierno (algunos me dirán que es un sustantivo fuerte, pero les
puedo asegurar que no encontré otro más apropiado) ha sido el
intentar mezclar Estado y gobierno y/o Estado y partido.
También se que me tildarán de
antichavismo barato, caro o alto, bajo o gordo, flaco, me tienen sin
cuidado tales tipos de etiquetas, son subterfugios cuando no se
tienen argumentos.
Lo primero afirmado lo notamos, por
ejemplo, cuando se burlan que un escuálido utilice alguna de las
misiones, olvidando que las misiones son programas de Estado,
ejecutados por el gobierno de turno, antes no tenía estos nombres
pero si existieron.
Otra variedad es con relación a la
empresa nacional. Se persigue a la Polar por capitalista, pero no se
toca la Brahma, que es como la Polar en Brasil o se le otorgan,
diversos y de gran envergadura, contratos a una empresa, también
brasilera vaya casualidad, Odebrecht mientras que nuestras empresas
de ingeniería languidecen como sino hubieran hecho ninguna obra de
tales magnitudes. La lista de empresas que están haciendo negocios
en el país de los países “aliados” es larga, con estos dos
ejemplos creo que basta.
Yo me he estado preguntando y buscando
respuesta el porqué de esa política. Voy a hacerlas en voz alta
para ver si alguien puede ayudarme o me demuestre que estoy errado en
la conclusión que he llegado.
Lo primero que pasó por mi mente es
que eran nuestras empresas son capitalistas (explotadoras del hombre
por el hombre), de hecho los son; pero inmediatamente, se cae mi
hipótesis, las mencionadas brasileras son también capitalistas y
las mayores en sus ramos, se puede entender o si desean pueden
comprobar, que monopolizan buena parte del mercado de la vecina
nación. ¡Descartada!
La segunda hipótesis es que son
apatridas, que pueden dejar el país en cualquier momento, que no
están interesadas en la construcción de Venezuela. Nuevamente, no
tiene validez, por ejemplo, Polar ha sido una de las empresas que ha
apoyado el deporte nacional o investigaciones en áreas de su interés
(agua, por ejemplo). Quiero aclarar que no estoy respaldando a
ninguna empresa, ni los intereses detras de tales “apoyos”; menos
a la Polar, pero si que me sirva de ilustración para mis puntos.
Brahma lo ha hecho en Brasil también. ¡Otro Descarte!
La otra hipótesis construí es que
ellas financian, además del deporte, a partidos políticos
venezolanos. Pues me suena que por ahí van los tiros. Ninguna de las
empresas mencionadas o las no mencionadas osan dar dinero a
políticos ajenos al gobierno. Estoy casi seguro que debe ser una de
las cláusulas obligatorias que les permite instalarse en el país.
Estoy más que seguro que me dirán que
tengo una mente macabra, pero si miramos el actuar del gobierno nos
daremos cuenta que no es tan extraño ello.
Lo primero que señalaré es que en el
deporte no quiere competidores. Hace poco pudimos leer o ver en los
medios de comunicación lo que sucedió con la Vinotinto (Fútbol),
para más señas), la transmisión de las olimpiadas es otro botón
más en esa línea.
También ha sucedido con los fondos
para la investigación (aportes Locti), algo que primero se creo un
fondo para las petroleras, manejado por un ente del gobierno; luego
por medio de la Locti (Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e
Innovación) ese fondo se extendió al resto de las empresas que
laboran en el país, el cual es manejado por FONACIT) y
posteriormente se ha intentado aprobar una ley para la cooperación
internacional. Todas estas medidas solo apuntan a poder controlar los
recursos que pudieran ir a grupos distintos a los afectos al gobierno
como ONG (ya me extenderé en un artículo sobre ello
posteriormente).
Estos dos ejemplos son más que
suficientes. Hay diversas medidas que apuntan en ese sentido pero no
quiero cansarlos, se los dejo como tarea. Solamente les menciono la
Lista Tascón.
Como se puede notar, no es extraño que
el partido de gobierno haya intentado o tenga como tarea política
estrangular las empresas nacionales (contrario a una política de
Estado) con el único propósito de restringir los ingresos a
partidos contrarios. No podemos perder de vista que se intentó
incluso con los partidos que le son afectos.
Como conclusión tenemos que la última
hipótesis apunta a ser la cierta; lo cual es una línea de acción
aberrante el querer fusionar Estado con gobierno-partido. Es
aberrante que se prefiera a empresas capitalistas foráneas en nombre
de un Socialismo (que ahora no sabemos si es de Siglo XXI, porque
tampoco lo mencionan más). Es aberrante el querer construir una
nación donde se intenta eliminar cualquier tipo de expresión
contraria, de intolerancia hacia el otro. Es aberrante decir que se
está construyendo patria destruyendo lo poco que se ha hecho bien
(capitalísticamente o no), en nombre de un proyecto que nadie sabe
que es. ¡Es aberrante!