Sunday, May 2, 2021

La infamia

Jorge Cruz, Caracas, 1 de mayo de 2021


“Cuando se acabó el dinero para financiar a los Motorizados,

el Estado decidió compensarlos con una propina. No cobrarían

el salario revolucionario completo, pero tendrían patente para

saquear y arrasar sin control.”

Karina Sainz Borgo: La Hija de la española

 

Hay maneras de molestar hasta el cansancio, hay formas de actuar que hacen que afloren tus más ocultos instintos y solo sientas rabia, impotencia y maldigas, aunque en voz baja, a quienes abusan de tu paciencia, que juegan con tu tiempo…

Voy a realizar una  especie de crónica macabra que he padecido en un reciente viaje desde la frontera hasta Caracas.

Primero debo aclarar varios puntos:

La ruta por tierra en cuestión que comenzó en San Antonio y culminó en el Distrito Capital, generalmente no suelen ser más de 15 horas.

La Guardia Nacional, entre una de sus funciones, está el intentar controlar tres aspectos: entrada de inmigrantes ilegales, impedir el contrabando y el tráfico de estupefacientes.

Para ello tiene la potestad de solicitar documentos de las personas que comprueben si son nacionales o foráneos que han sellado su ingreso, para el primer caso señalado; los dos siguientes se pueden ejecutar con la revisión de los equipajes, de las vestimentas e incluso de su cuerpo, si consideran que ha adherido o ingerido artefactos que contienen polvos que alteran la conducta normal de los individuos;  o mediante el uso de perros amaestrados en detectar drogas, para el último, si se desean ser más ágiles en su labor.

Este cuerpo policial debería, por lo tanto, determinar formas de actuar que faciliten la vida de los ciudadanos no que se sientan ultrajados y ser ejemplo de ciudadanía.

Por último, todos mis compañeros de viaje venían del exterior, algunos con deseos de no regresar, por lo tanto, sus equipajes eran voluminosos, con contenidos desde la ropa propia, los regalos y encargos para familiares y amigos, juguetes para los niños que los habían acompañado o los que los esperaban en casa…


Un drama de varios actos.

Llego un día al estado Táchira por su población cercana a Cúcuta, Colombia, en horas de la mañana, adquiero un pasaje hacia el centro del país con la ilusión de estar a la mañana siguiente en horas tempranas en mi hogar, pero no contaba con la malsana astucia que me había preparado el “gobierno”.

El periplo comenzó a la una de la tarde, debía salir de SA y acercarme a la frontera con el estado Mérida, de allí abordar unos taxis para cruzar la línea divisoria y arribar a El Vigía, desde donde partiría a mi destino final. Este primer trayecto, generalmente se toma un lapso de 4 a 5 horas.

Entre SA y Ureña, municipio colindante, tuvimos que pasar por 7 (siete) alcabalas, en todas ellas se perdía algo de tiempo, pero lo que era cotidiano era una negociación en la cual nosotros los pasajeros debíamos colaborar. En varios casos hubo amenazas como: “yo puedo permanecer aquí hasta bien entrada la noche, ustedes deciden que hacer”, por lo tanto, debíamos pasar una gorra con la colaboración “voluntaria” de cada uno de nosotros. En otras ya tenían tarifas preestablecidas por unidad que por allí pasara, que iban desde los $10 hasta los $15 verdes. Lo anterior no evitaba que inspeccionaran, con displicencia en la mayoría de ellos.

En todo el trayecto hasta EV fue la norma, creo haber contado 18 en total, por tal motivo, nuestro arribo se retrasó por casi el triple del tiempo arriba mencionado.

A las 7:00 am. del día siguiente partimos de EV, en la primera alcabala nos esperaban con un firulais, el cual realizó su recorrido y señaló uno de los equipajes, el cual revisaron a fondo, para solo determinar que era porque llevaba manzanilla entre sus pertenencias. En principio, estábamos tranquilos, en poco tiempo, casi una hora habíamos pasado la primera barrera, aunque bajo una garúa, esas que no mojan pero empapan. Todo ellos solo era el preludio de una travesía infernal.

Desde más o menos las 9:00 am. hasta el día siguiente era que iba a terminar el suplicio.

Luego de esa primera comenzó un rosario de presencia de puestos de control de la GN, en todas ellas se repetía el ritual: todo el mundo abajo con todos los equipajes que estaban dentro de la cabina del autobús, hacer colar, recoger el equipaje que estaba fuera, en los compartimientos para dicho fin, y esperar hasta que revisaran todo ello.

El grupo de compañeros de éxodo trabajó como un equipo, nos organizamos de tal manera que primero pasaban los con destinos más largos, luego los que tuvieran niños, aunque fueran distancias más cortas, le pedíamos que sacaran todo y nos dieran las bolsas o maletas que otros nos encargábamos de empacar, luego que pasara la requisa: Todo lo hacíamos para ganar tiempo.

A pesar de toda esa forma conjunta, las demoran giraron, de la mayor 4 horas y media, hasta la menor, ya mencionada como la inicial de este segundo día de recorrido.

En pocas palabras, el camino se hizo largo y tortuoso (como el título de aquella hermosa canción de los Beatles), pasamos casi 40 horas montados en el transporte, algo que se podía haber hecho en casi una tercera parte.

 

Preguntas sin respuesta de quienes deben.

Lo primero que me viene a la mente es: ¿Es posible realizar esto de una manera diferente, que no signifique maltrato para los que se quieran movilizar en el territorio nacional en la semana flexible? La respuesta es positiva. Generalmente los que se mueven por estos tipos de vehículos son los mismos desde el punto de partida, hay otros destinados para recoger en los puntos intermedios, por lo que, por ejemplo, con una revisión o máximo dos, se puede comprobar que los tres grandes asuntos a controlar cumplan con lo deseado. Se puede revisar la legalidad de cada pasajero en el lugar de la partida o un sitio intermedio, cercano a la salida; igual, en tal puesto se realiza una revisión de las pertenencias, con lo que se puede comprobar si lleva mercancía para la venta que no está declarada o narcóticos, para este último hay una forma expedita: firulais y su extraordinario sentido del olfato.

¿Quiénes son los perjudicados con estos operativos? El pueblo llano, porque los ricos o capitalistas, como les encanta llamar los simpatizantes y el cogollito que usurpa el poder a quienes poseen riqueza monetaria, utilizan medios en los que se les examina una sola vez.

¿Por qué se han establecido tantas alcabalas? No puedo negar que aquí entro en la especulación, mi primera y única respuesta es para “completar” el mísero sueldo que reciben los GN.

Quiero narrar una historia que me comentó un conductor. Unos días antes, una persona fue obligada a beber Cocacola y luego leche, esta combinación provocó una descompensación, lo que forzó a su traslado a un hospital, allí se le practicó un lavado, no se encontró lo que se sospechaba, pero si el comentario de un médico: “un poco más y se nos va” y la tardanza de más de tres horas para que el autobús continuara su rumbo.

En resumen, puedo afirmar que esta es una de las diversas formas de castigo que se tiene contra la población de escasos recursos (como vemos no ha cambiado nada, a pesar de tanto discurso contrario, sino que han empeorado, donde antes habían dos alcabalas ahora hay el triple o más). Quizás lo más terrible es la corrupción generalizada que reina en dicho ente, ejemplo palpable de lo que sucede en otras esferas, tanto superiores como inferiores.

La gloriosa y victoriosa GN (ante el pueblo que protesta sin armas) nos muestra sus valores: vendidas a un poder que maltrata, reprime, tortura, asesina y pare de contar; unos generales y con seguridad, más arriba, que giran órdenes para perturbar el libre discurrir de los individuos; un permanente enriquecimiento  o completar la quincena a manos de representantes del pueblo contra el mismo pueblo.

No es simplemente el tiempo que se pierde de manera irrecuperable, sino el robo que realizan al más necesitado.

Esta es un muestra más de los logros de la revolución bonita: mayor corrupción; hurto de pertenencias o dinero a quienes les ha costado tanto conseguir; un reguero de alcabalas que tienen como objetivo el maltratar, ya que quienes padecen ello deben gastar más en el camino, llenan de ansiedad y desespero, tanto al que se transporta como los que los esperan (debo recordar que venían de afuera, por lo que no contaban con medios de comunicación); los que iban con pequeños, intentar contener sus deseos de moverse o manifestar que están fastidiados; los comentarios naturales era un odio contra los entes represivos y sus mandamases por tanto abuso del poder, un deseo de regresar para más nunca volver a pisar a su patria querida...

Dos palabras sintetizan el actuar del alabado cuerpo represivo, por el oficialismo, y quienes están al mando de esta entidad y el país: extorsión y tortura al pueblo.

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