Jorge Cruz,
Caracas 18 de noviembre de 2019
Las clases de
mi MAESTRA, en mayúscula, Itala Scoto, nos generaba una gran ansiedad, cada vez
que concurríamos al aula salíamos desbastados, casi en una de sus últimas
secciones un estimado colega preguntó: “Usted ha destruido todas nuestras
verdades ¿ahora qué hago?” La respuesta fue contundente: “Ese es un problema de
ustedes”. Era cierto, cada uno tuvimos que reconstruir aquellos pedazos y armar
un nuevo rompecabezas. Claro está luego de pasar por una gran angustia
existencial; era un desgarrador dolor descubrir que aquellas verdades no eran únicas,
que había otras verdades tan valederas como las nuestras. Tal como nos decía:
“Si una cosa tiene una explicación tiene más de una”.
Con el
marxismo ha pasado que muchos lo utilizan como verdad, cuando es sólo una
aproximación. Se ha usado como muletilla para muchos análisis, pero pocos se
percatan que es una teoría política, no es económica, tampoco sociológica,
menos aún antropológica.
Ya algunos
autores han señalado que está permeada de su época, es positivista, como
también se puede percibir que cuando intentó ser sociológica lo hizo de manera
tan general que solo redujo su análisis a esquemas, por ello su propuesta es
binaria, de opuestos, cuando la realidad es mucho más rica que ello (cito uno de los autores, Edgardo Lander (1)). Ese acercamiento maniqueo es el que ha sido
mayormente utilizado para explicar los estudios sociales, aunque sólo quedan en
una visión reducida, con alto contenido político pero poco explicativo.
Por ejemplo,
el concepto de clases sociales, donde en cada modo de producción hay dos
opuestos irreconciliables: explotados y explotadores, proletarios y
capitalistas, productor de plusvalía y acumulador de esa plusvalía. Tanto es
así que Mao Tse Tung propone un concepto nuevo: pequeña burguesía, para poder
acoger allí a protocapitalistas. Incluso
el mismo padre de la teoría, CM, planteo una ruptura con su dualismo:
lumpemproletariado, pero es algo poco desarrollado y muy incluyente e impreciso.
La realidad
era mucho más rica que esa reductora propuesta al momento de su exposición,
allí se evadió que existía un sector gerencial y/o supervisores. Con el devenir
de la historia se ha ampliado el panorama, ahora ha crecido el área de
servicios, donde hay muchos más profesionales y hemos visto como ese
proletariado, en el sentido de esta teoría, se ha minimizado, ya que hasta los
mismos “proletarios” se han formado y son ahora operadores, con calidad de vida
acomodada.
Más traspiés
damos aún si intentamos analizar la dictadura del proletariado y la ejecución
en naciones que se han declarado socialistas.
Quienes han
liderado la revolución socialista no han sido proletarios, sino líderes,
generalmente que emergen de sectores medios, que a su vez pertenecen a partidos
políticos. Lo partidos son multiclasistas, para utilizar esta misma
terminología, allí se pueden encontrar desde sectores cercanos o pertenecientes
a la burguesía, sectores medios, “proletarios”, entre otros.
El acercamiento cultural
“…un proceso (o
red, malla o entramado) de significados en un acto de comunicación, objetivos y
subjetivos, entre los procesos mentales que crean los significados (la cultura
en el interior de la mente) y un medio ambiente o contexto significativo (el
ambiente cultural exterior de la mente, que se convierte en significativo para
la cultura interior).”
“Las culturas
generan, entonces: artefactos, normativas, costumbres, lenguaje verbal,
sistemas simbólicos y valores, los cuales se encuentran entremezclados y con
distintas intensidades dependiendo de la ocasión y situación.”
Este término nos permite notar que cualquier grupo de dos
o más personas generan cultura.
Tenemos así
que cultura se está generando permanentemente, ya sea en el grupo familiar, el
condominio, la vecindad, el lugar de trabajo, la iglesia a la que asiste…
Algunos de
estos grupos se convierten en cómplices de pensamientos ideológicos y allí se
da el germen para un movimiento o un partido político. Los PP inician a gestar
una teoría que busca asumir poder o el poder a mayor escala, hasta nacional.
Su
composición, en un principio, puede ser bastante homogénea, pero al crecer y con el pasar de los años, sus sectores
sociales se diversifican.
Ya señalé que
muy frecuentemente son ellos los que asumen el poder de una región o de un
Estado. En algunos casos forman proyectos supranacionales con conglomerados
afines,
Por todo lo
anterior, puedo concluir que no son “clases sociales” las que conforman los
procesos políticos, sino grupos culturales reunidos en movimientos o partidos.
Por todo
ello, el marxismo no tiene herramientas para comprender a movimientos como los
ecologistas, feministas, netamente culturales, entre otros.
Es decir, con
el marxismo hemos actuado como las hermanastras de la Cenicienta, queriendo
agrandar o achicar su capacidad, pero realmente no sirve para más allá de un
análisis, restringido de por si, a la política dentro de una sociedad. Es un
discurso de mucha carga emotiva y poco explicativa.
Puedo
concluir como expresó el ideólogo de la publicidad, considerado el padre la
ella en la etapa moderna, Joseph Goebbles, que fue el creador de la imagen de
Hitler: “una mentira dicha mil veces, se
convierte en verdad”, El caso más lamentable es cuando es una hipótesis que
se trata como verdadera a pesar que la realidad la niega permanentemente.
Estoy seguro
que habrá muchos detractores, todo ello es parte de remover los cimientos, como
lo realizó mi maestra, lo importante es rehacerse y crecer en el conocimiento.
Bibliografía
(1) Lander,
Edgardo (2008) Contribución a la Crítica
del Marxismo Realmente Existente. Fundación Editorial el Perro y la Rana.
Caracas.
(2) Austin
Millán, Tomás R. Para Comprender el Concepto de Cultura. En
http://members.lycos.co.uk/tomaustin/ant/cultura.htm.Revisado el 02/02/2009.