Jorge Cruz, Caracas 23
de junio de 2018
La economía tiene un funcionamiento que está resumida en este
chiste:
Llega un millonario a un pueblo y entra en el único pequeño hotel
del lugar. Pide una habitación. Pone un billete de 100 euros en la mesa de la
recepcionista y se va a ver las habitaciones. El jefe del hotel agarra el
billete y sale corriendo a pagar sus deudas con el carnicero. Éste toma el
billete y corre a pagar su deuda con el criador de cerdos. Al momento éste sale
corriendo para pagar lo que le debe al molino proveedor de alimentos para
animales. El dueño del molino toma el billete al vuelo y corre a liquidar su
deuda con María, la prostituta a la que hace tiempo que no le paga. En tiempos
de crisis, hasta ella ofrece servicios a crédito. La prostituta con el billete
en mano sale para el pequeño hotel donde había traído a sus clientes las
últimas veces y que todavía no había pagado y le entrega el billete al dueño
del hotel. En este momento baja el millonario, que acaba de echar un vistazo a
las habitaciones, dice que no le convence ninguna, toma el billete y se
va.
Esta economía, que es así desde que apareció el dinero, una
ilusión o valor de cambio que genera la sensación de que hay más de lo que es
una unidad real existente, un ciclo que puede crecer y crecer sin un asimiento
a lo palpable.
Otro ejemplo muestra claro ello.
En una partida de cartas hay 5 personas, cada uno de los jugadores
comienza con un monto de 20 bolívares, a la hora, uno de ellos se queda sin
dinero y pide prestado dinero a uno de los jugadores, 20 más que entran en
circulación, sin existir, luego otro hace lo mismo, esta ronda de préstamos
puede seguir, por un buen tiempo, que si realizamos un corte pudiéramos
percibir que ahora no hay 100, como era
al inicio, sino posiblemente 500 o más en juego. Si uno de ellos decide
retirarse, nos encontraremos con que no hay suficiente dinero y si muchas
deudas.
Algo similar a esto sucedió en la última crisis mundial del 2008.
Había créditos sobre créditos de créditos…
También puede tener otra forma de manifestación: la temible
hiperinflación.
Este es un evento que puede tener corta o larga vida dependiendo
de las acciones que tome el gobierno de turno para paliar su acción y reducirla
a un inflación controlable.
Tampoco se le puede señalar como nueva, ya muchos países la han
sufrido, sin importar su supuesta tendencia ideológica, menos aún en
Latinoamérica que tiene diversas experiencias en el pasado, como igualmente hay
una lista de medidas que se han desarrollado para minimizar su actuar y
llevarlas a formas controlables o menos castigadoras a la población.
Sus causas son por malas medidas económicas, por no tomar
paliativos a tiempo, a continuación las señalaré:
·
Un excesivo gasto público.
·
Disminución de las producción en los productos
exportables (petróleo)
·
Conflictos sociales esporádicos y aumento de la
pobreza.
·
Emisión de dinero sin respaldo para financiar el
déficit.
·
Una deuda externa de gran magnitud.
·
Falta de credibilidad hacia los entes políticos y
económicos.
·
Control de precios.
·
Caída de la empresa privada e inversiones, llevando
a una fuerte caída del PIB.
Esto fue tomado de esta fuente: http://www.bancaynegocios.com/los-siete-casos-de-hiperinflacion-en-latinoamerica/
Pareciera que es sólo en Venezuela por la referencia al
petróleo, pero lo real es que no es así, todas las que han padecido este flagelo
ha sido principalmente por un déficit fiscal al disminuir los ingresos (generalmente
por los productos de exportación, que bajan sus precios internacionales) y/o
aumentar los gastos del Estado, ya sean financiado por emisión monetaria,
deudas internas o internacionales, que genera una desconfianza en los usuarios
o pobladores, provocando la fuga de divisas, la migración hacia una moneda
fuerte y estable (dólar principalmente en Latinoamérica) o de la mercancía de
mayor rendimiento: mano de obra, entre otras.
Veamos cada uno de los puntos citados arriba.
Venezuela está sobre un fenómeno parecido a lo descrito. El
gobierno ha incrementado el gasto público por medio de medidas que en el corto
plazo benefician a sectores necesitados, aunque algunas iban hacia otros
sectores, pero que en el largo plazo han sido una carga porque no era solamente
el bajar recursos, sino crear producción y/o fondos para cuando los precios de
las materias primas de exportación bajaran su valor internacional, como ha
sucedido con el oro negro, entre otras acciones. No era la función del Estado
el crear más consumidores, sino productores, era como lo ilustra la parábola
del cristianismo: enseñar a pescar, no regalar pescado.
Esta nación suramericana no solo ha disminuido su producción, sino
que sumado a ello ha habido una caída del precio del producto más importante y
lo peor, se ha vuelto más dependiente de sus ingresos como nunca antes.
La pobreza y pobreza extrema ha aumentado de manera exponencial,
que ha generado, como es normal, mayor cantidad de conflictos, que a su vez se
han agudizado porque parte importante de la población siente que el gobierno no
escucha sus necesidades y que la justicia no es justa, porque en la granja
todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros.
Para poder costear sus programas de ayuda a los habitantes de
menores recursos ha recurrido permanentemente a la impresión de dinero y créditos,
muchos de ellos dando como forma de pago cuotas de petróleo, en lo
internacional. Se debe así mismo señalar que no podemos perder de vista que el
Estado pasó a ser el gran empleador, por lo que su carga salarial ha crecido de
forma importante.
Arriba acabo de mencionar que se ha recurrido a préstamos, son
cuantiosos los montos involucrados, son más de 69 mil millones de dólares los
que se aluden, por lo que se dice que se ha comprometido a varias generaciones
en su pago.
La desconfianza entre el sector privado hacia el gobierno ha ido
en crescendo, la última gran muestra es la diáspora, con números no precisos
pero que ya se habla de más 4 millones y se espera que siga incrementado, al
perder total credibilidad el alto mando. Podemos agregar el salto de talanquera
continuo que ha tenido en su fila de simpatizantes, que es reflejado en los
datos decrecientes de la votación.
Algo que no es recomendable por experiencias previas es el control
de precios, todos los países que lo instrumentaron notaron que el proceso no
recedía, sino lo contrario, por ejemplo, la república que más lo aplicó tuvo la
más larga, temporalmente hablando, hiperinflación: Bolivia.
Por último, la falta de creencia en la eficiencia y eficacia hacia
los gobernantes por parte de los inversionistas y productores privados se
refuerza a cada momento, ya sea por las prácticas de expropiaciones, obligación
a bajar los pecios a pérdidas (aún con facturas que demuestran que las
mercancías fueron adquiridas a mayores costos), invasión de propiedades, si a
ello sumamos la inseguridad personal, hay una bomba de tiempo que hace que no
exista garantías para ninguna persona que piense en poner a trabajar su
capital.
En pocas palabras, el
gobierno desde sus inicios no le prestó mucha atención a la inflación, luego, en
un principio empezó a aumentar la liquidez con la emisión de dinero inorgánico,
es decir, sin un respaldo en reservas, se imprimía más y más unidades de
moneda, como en la ronda del juego descrito, a “préstamo” a futuro del mismo,
especialmente para poder respaldar los incrementos salariales o la creación de “empleo”
como sucedió con la Gran Misión Viivenda, ahora la Misión Chamba Juvenil; por
otro lado, se creó un clima de inseguridad financiera que ha hecho que los
empresarios no deseen poner su dinero a trabajar o producir; si a lo anterior
sumamos que el control de cambio subsidió a mercadería foránea, al permitir su
venta o competencia con un dólar estático y por debajo de los costos
nacionales, tenemos como resultado una economía que viene pistoneando por largo
rato, que se pudo mantener por los inmensos ingresos durante casi una década de
precios altos del excremento del diablo, como se le ha llamado, pero que
finalmente comenzó su efecto bola de nieve desde hace ya casi 5 años y que las
erráticas políticas han hecho que de una inflación gradualmente aumentado,
hasta alta y, finalmente, se haya llegado a una hiperinflación.
Por ello, se ha visto que
los últimos meses se han producido dos fenómenos que golpean a toda las
personas que moran en el país: por un lado, al seguir agudizándose la crisis y
no tener divisas para seguir adquiriendo el papel para imprimir, se comienza un
proceso de aumento de dinero virtual o intangible, con las transacciones
transferencias o pagos en línea, como también de los aumentos salariales con
dinero inexistente y sin respaldo; y segundo, el dinero se ha hecho escaso por
lo que de ser un valor de cambio se ha convertido en una mercancía más, regida
por la oferta y demanda, ante su poca oferta se cambia por mayor valor al
impreso en su unidad o que los precios de los productos tengan dos referentes:
efectivo o transferencia.
Lo peor de la historia es
que sigue esta actividad sin parar, por
lo cual actúa en una forma terrible para los venezolanos: el efecto bola de
nieve no se detiene y entre más se tarde para detener su avance, más profunda
será la crisis y larga su recuperación.
Se sabe que el oficialismo
acusa al imperio y/o a la oposición, cuando ha sido la irresponsabilidad del
gobierno la ÚNICA culpable. Mientras siga jugando a las cartas como arriba se
describió esta nación caribeña seguirá su cuesta abajo y, la noticia más
desagradable es que no hay fondo.
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