Jorge Cruz, Caracas, 24 de septiembre de 2012
Recientemente tuve una conversación interesante con un amigo
que vive en el extranjero.
Él se sorprendió, luego de comentarle que trabajo con el
Estado, y ante su pregunta de si votaría por el presidente actual, mi respuesta
fue: NO. Él extrañado repreguntó: ¿no te conviene que gane?
Yo tuve una larga respuesta. Aquí sintetizo lo más
importante.
Este gobierno que se ha ufanado de ser justo, de decir que
en algunos momentos hemos tenido los mejores salarios de Suramérica; realmente
tenemos un salarios de hambre, en especial para los profesionales.
Los incrementos salariales en general han sido para el
ingreso mínimo, con escasa repercusión en el salario base de algunos de los
empleados del Estado, especialmente en los entes de mayor empleo: Ministerio de
Salud y educación y otros más como ambiente, Ciencia, Tecnología e Innovación para
señalar solamente unos pocos.
Le puse como ejemplo el Instituto Geográfico de Venezuela
Simón Bolívar. El profesional de mayor escalafón: Consultor III (con posgrado,
mínimo unos 15 años de experiencia, entre otros) gana como salario base Bs. 2.200;
luego se agregan bonos: profesional, antigüedad, transporte y Cesta Ticket, que
hace que su ingreso promedio sea relativamente aceptable. Si tomamos en cuenta
que el salario mínimo está en Bs. 2.047, esto nos señala que los que están en
la base del escalafón están ganando como salario base algo menor al salario
mínimo, lo que está en contra de la ley; pero que es enmascarado por los bonos.
Le afirmé que por esa razón hay muchas personas que tienen
más de 30 años en la administración pública y no solicitan su jubilación; no es
porque no lo deseen, es que si pensamos en lo injusto que es el sistema veremos
que es de hambre.
Una persona con más de treinta años, como el caso comentado,
percibirá cuando se retire: por pensión Bs. 2.047 y le sumamos su salario base Bs.
2.200, tenemos como resultado que esa persona percibiría Bs. 4.247 mensuales.
Ello, por supuesto, significa una disminución drástica de sus ingresos cuando
está activo. También ello explica el porqué muchos de ellos luego que se
retiran siguen trabajando como consultores, tienen que abrir otros frentes que
les permita más o menos igualar los ingresos antes de su jubilación.
También le comenté que esto sucedía porque en muchos de
estos lugares, el chavismo acabó con los sindicatos y al tener dividido el
movimiento, no se ha podido pelear por un contrato colectivo (el IGVSB no tiene
incrementos desde el año 2002, diez años de retraso, con inflación de por
medio)
En pocas palabras, es un ingreso injusto por al menos dos
razones: algunos profesionales están por debajo del salario mínimo, ingresan a
la administración pública con un salario menor al de un obrero recién captado;
y dos, se ha recargado de bonos los ingresos que hace la ilusión de un salario relativamente
justo, pero que al largo plazo no lo es, tal como lo señalé arriba.
Luego de otros intercambios más le terminé, preguntando si
entendía mi punto de vista y su respuesta es que no salía del asombro. El
simpatizante del chavismo no podía creer lo que le había descrito.
Yo culminé, diciéndole que nuestro presidente es un gran
ilusionista, un encantador de serpientes, las cuales no están cada cierto
tiempo mordiendo y desangrando. Que su gobierno ha redistribuido porque ha
habido grandes ingresos por los precios del petróleo, pero que no ha sido
porque realmente se esté gestando un cambio o disminuyendo la explotación del
hombre por el hombre.
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