Jorge Cruz
Caracas, 30 de agosto de 2010
Hablar de protagonismo y participación en Venezuela parece una perogrullada, porque en principio el gobierno alega que el poder está en el pueblo y es su participación y protagonismo lo que lo distingue de cualquier administración anterior.
Se dice que este es un régimen de izquierda (socialista) cimentado en el empoderamiento del soberano y en la presencia y construcción de la nueva sociedad por los reales protagonistas: el poder constituyente.
La realidad, sin embargo tiende a desdecir ello. El domingo 29 de agosto en Últimas Noticias apareció una entrevista a Fernando Coronil donde otro intelectual de izquierda más dice cosas como estas: “Si el proceso ha debido ser democrático y protagónico, creo que las prácticas están demostrando que no lo es. Que es un proceso demasiado concentrado en una persona.”
Es otro académico que se suma a las voces disonantes. Lo hicieron un grupo que fue financiado por el gobierno como teóricos en el Centro Internacional Miranda, cuando mencionaron el hiperliderazgo, los cuales tuvieron que negar esa afirmación cuando talibanes del chavismo le cayeron encima.
Ese mismo día apareció una articulista señalando que solo hay dos posiciones la de izquierda que representa el chavismo y la derecha, donde incluye a reconocidos izquierdistas, mezclados personas de públicas posiciones de derecha.
A eso se ha reducido el espectro de la política en el país, si estás con el PSUV o manifiestas tus simpatías por el chavismo eres de izquierda, no importa si has sido toda tu vida adeco o copeyano, NO, ahora lo importante es que rindes pleitesía a los que dice el presidente, ese es el salvoconducto para ser de izquierda.
Aquellos que fueron perseguidos o han mantenidos posiciones combativas contra los adecos y copeyanos, pero tampoco comulgan en estos momentos con el gobierno actual son de derecha, así de simple, es un decreto.
Tenemos entonces una participación mediatizada por cual partido tomas: oficial o en contra.
Esta línea con mayor peso por parte del gobierno porque es quien está en el poder y eso los hace que se apropien del lenguaje, formas de vestir y de excluir.
Menciono lenguaje porque como dije anteriormente los que están con el oficialismo decretan quien es de izquierda, para traer un ejemplo, o los descalifican como escuálidos.
Traigo a colación forma de vestir porque sabemos que ahora para estar uniformados y decir con quien simpatizas hay que vestir de un color: rojo.
Por último, señalé que excluir porque aunque se quiera negar, que no se utilizó en el país se realizó algo parecido a las deplorables limpiezas étnicas que cada tiempo vemos en los medios. Aquí se ha negado el derecho constitucional de trabajar por el simple hecho de aparecer en un listado, se han despedido o eliminado o negado contratos a empresas por el mismo motivo, no se les ha reconocido las prestaciones y otros derechos laborales a los ex empleados petroleros (ya se van a alegar que fueron despedidos por faltar al trabajo, pero ello no puede justificar que sus años de servicios sean desconocidos, que no perciban remuneración alguna), pero el peor de los casos es lo que sucedió recientemente, El presidente en vivo y directo desde un acto de entrega de títulos a médicos halla negado los recursos para un hospital (lo que significa que atiende a la población de menores recursos) en uno de los municipios más poblados del área metropolitana solamente porque la alcaldía que lo regenta es de oposición.
Queda entonces una pregunta en el aire, cómo se puede alegar por participación si para ser reconocido como tal tienes de vociferar contraseñas tales como: Patria, socialismo o muerte, los escuálidos son unos pitiyanquis, la oposición es de derecha y otras consignas más, que no importa si crees en ellas o no, pero son tu salvoconducto para entrar en el reino del oficialismo.
El último punto tiene que ver con el protagonismo. El gobierno y sus intelectuales han afirmado que hay que reescribir la historia porque la actual está hecha a la medida de las élites, por ello se debe rehacer para que sea el pueblo el real protagonista. Sin embargo, cuando se lee el eslogan que utiliza la alcaldía del municipio Libertador del Distrito Capital parece que no ha cambiado mucho: Caracas es de Chávez, es decir, no es del pueblo es de una persona, no es porque la están construyendo sus habitantes, sino porque tienen un presidente. Si revisamos otros aspectos del mismo vemos algo similar en la campaña electoral actual por la Asamblea Nacional, no hay candidatos hay un presidente que parece acompañado por personas, caemos en lo mismo, no son las personas quienes deben legislar sino es el presidente al que se va a elegir.
En pocas palabras, estamos en medio de un proceso que alega que está por el cambio, pero lo que se percibe en los hechos es más de lo mismo con otros actores, peor aún con más saña que en casos anteriores, nunca se excluyó a los disidentes o contrarios al gobierno como ahora, nunca la participación ha estado tan supeditada a la simpatía política, aunque si hemos tendidos muchos gobiernos personalistas y centralizadores como el actual.
No comments:
Post a Comment