Jorge Cruz, Caracas 16 de agosto de 2010
Desde que surgió el presidente Chávez como candidato tuve mis reservas, mi carácter antimilitarista me puso en una alerta, suave pero precaución al fin. Luego se dio una reunión con el movimiento ambiental, me pareció interesante que por primera vez un candidato tomara esa iniciativa, sin embargo mis dudas no terminaban de solventarse, a pesar del entusiasmo de muchos de mis compañeros de batalla. Decidí no votar.
Después, con Chávez como gobernante, comenzó la constituyente me uní de manera indirecta por medio de las reuniones del movimiento ambiental, aunque ciertas actitudes del presidente me dispararon nuevamente las alertas. Decidí no votar.
En el 2004 comienza a hacer crecer mis reservas con el gobierno. Luego de ganar el referéndum revocatorio, se comienza a gestar un cambio en su gobierno que se reafirma en con su victoria en el 2006, al repetir en la presidencia, y más aún cuando inicia un nuevo referéndum para modificar la constitución. Es un cambio en sus líneas políticas: ya no le interesa gobernar sino mantenerse en el poder. Profundizándose más aún su tendencia, solamente se gobierna para las elecciones: hay grandes inversiones en programas de infraestructura, creación de empleo parásito y populista (para poner un ejemplo, se emplean cientos de personas para la limpieza de calles, son manadas de barrenderos que atacan espacios donde pudiera ser necesario solamente la mitad de ellos), se potencias las misiones, entre otros.
En el 2007 voté en contra porque ya mis dudas no eran dudas, eran miedo de notar que se quería legalizar su permanencia en el poder con caramelitos compra votos como la reducción de la jornada laboral (diez años después no se ha aprobado una reforma necesaria de la Ley del Trabajo, aunque sea solamente para adaptarla a la Constitución vigente, a pesar de ser un gobierno que supuestamente defiende los derechos de los trabajadores), derechos para las personas con preferencias e identidad sexual diferente (tampoco se ha hecho nada al respecto), etc. Aunque al mismo tiempo había una profundización del centralismo en la persona del presidente. Yo consideré que lo que se pudo aprovechar para discutir en pleno el destino del país se intentó imponer por medio de un plebiscito y utilizando técnicas similares a las de la IV República para alcanzar tal fin.
Cualquiera que lee hasta el momento creerá que en ningún momento simpaticé con el proceso de cambios que se inició en el 1999 y es falso, yo creo en los procesos, en la participación, más no así en las divas. Creo que los liderazgos son necesarios y los líderes son prescindibles. No creo en esos movimientos aferrados a un líder, porque cercenan su participación.
Ahora estamos frente a otro proceso eleccionario, yo voy a plantear el porqué mi decisión.
Con este gobierno tenemos unos aspectos que no me gustan:
Impunidad. Cuando una persona percibe que sus actos no son condenables o no tienen castigo, continua estirando esa línea hasta que tenga reprensión, es la naturaleza humana, solo debemos ver a los niños como actúan para notar que así estamos siempre, retando las reglas. El problema es cuando un gobierno no hace nada o poco para controlar ello, solamente porque son “nuestra mierda” como dijo Lina Ron de ex alcalde Bernal. Solo tenemos que ver que los afectos al oficialismo presos por actos ilegales o que se les esté realizando alguna averiguación brillan por su ausencia. Esta actitud se refuerza en lo sucedido con las comidas podridas, está preso el “chinito de Recadi”. Otro aspecto en ese sentido han sido la cantidad de viajes de “negocios” alrededor del globo terráqueo y los convenios firmados son ciento o posiblemente miles, de los cuales unas decenas han sido o está en ejecución. Todo ello se hace porque no hay un ente regulador o controlador de las actividades de los funcionarios públicos y menos aún del presidente.
Conchupancia: El permitir que mis acciones estén por encima de la ley porque los otros poderes deben estar en sintonía con lo que el ejecutivo decida es nefasto. Traigo dos ejemplos que marcan precedentes legales: a los exempleados petroleros, no voy a discutir si es justo o no que se les haya votado, sino el no reconocimiento de sus prestaciones; solamente imagínese que su jefe, por una discrepancia decida votarlo y sin reconocer sus años de servicio, ya existe un precedente legal para ello. Un segundo caso, la participación en elecciones de funcionarios, solo debemos imaginar que sucedería en caso de perder el PSUV, esa vara con la que está midiendo ahora la puede utilizar para medirlo más adelante.
Personalismo. Decir que ha un centralismo excesivo en el presidente es una perogrullada, lo han reconocido incluso partidarios como los agrupados en el Centro Internacional Miranda. Solo debemos ver la publicidad del alcalde del municipio Libertador en Caracas: Caracas es de Chávez, es decir, ya no es el soberano la que construye el socialismo, es un derecho exclusivo de su líder. Debemos recordar que se ha esgrimido que la historia hasta ahora ha sido la que han escrito las élites, supuestamente se buscaba en este gobierno lo contrario, pero los hechos desdicen ello. Más claro imposible
Corrupción. Solamente con lo que ha sucedido con la comida podrida es suficiente para pensar en este vicio. Hubo comida compra vencida o a punto de vencer que fue comprada a precio de estar en perfecto estado. Es decir, se facturó a precio normal cuando se estaba pagado a precio de gallina flaca. Allí participaron muchas cabezas que han permanecido impunes. Me pregunto ¿Cómo es posible que el esposo de Lina Ron tenga acciones en un hara? ¿Con qué dinero puede adquirir caballos que cuestan miles de dólares? Definitivamente ser rico es malo, pero tener dinero es rico; así cualquiera es revolucionario.
Repitencia. Supuestamente es un gobierno nuevo que repite lo viejo: compra de votos con formas execrables como chantaje (si votas tendrás un trabajo), persecución a disidentes (quizás de la forma más despiadada, la empleada por McCarthy, te inhibo de tener un trabajo), gobernar para las elecciones (solo tenemos que visualizar lo que está sucediendo en estos momentos, arreglos de calles, muchos mercales y operativos gratis, algunos incluso de forma permanente como en la Plaza Caracas), entre otros. Es gatopardismo en pleno, supuestamente cambiar para que todo siga como antes.
Trasparencia. Uno de los logros en la Constitución vigente (artículo 28) es el acceso a información. Solo tenernos que ver como se manejan las cosas del gobierno para notar que esto no se cumple, los informes de los ministerios no están al día, un solo ejemplo, nos pone en claro ello, los informes sobre las muertes de personas no están actualizado desde hace varios años. Otro más, el presupuesto nacional ha estado compuesto por uno legal, aprobado por la AN y otro paralelo que depende de los ingresos no calculados, porque la tónica ha sido calcular el precio del petróleo siempre muy por debajo de su real; esto ha permitido al presidente tener a la mano un presupuesto que no ha estado sometido a ningún tipo de control. Por una conducta parecida Carlos Andrés Pérez fue apartado del poder, ahora no sucede nada, total impunidad.
Deuda. Algo que casi no se menciona es lo inmensa que es la deuda, tanto a lo interno como a lo externo, para solo recordar un número: los chinos han prestado al gobierno 40 mil millones de dólares, esa es una de tanta, sin contar la cantidad de contratos que no cancela PDVSA. Estoy convencido que ni CAP con su política de grandes inversiones en el Sur del país lo ha hecho tanto, pero lo peor es que eso no se ha visto en creación de trabajo productivo, sino por el contrario en experimentación de proyectos.
Despilfarro. Ningún gobierno nacional había tenido tanto ingresos generados por el precio del petróleo, son billones de dólares que el gobierno ha tenido a disposición; sin embargo, lo que ha reinado es el experimentar con proyectos de desarrollo: cooperativas, gallineros verticales, nudes, Empresas de Producción social, fundos socialistas y una larga lista más, todos ellos han movilizado personas, todos ellos han movilizados recursos, todos ellos han creado grupos de consultores, intermediarios y/o “emprendedores” que se han llenado los bolsillos pero con tristes resultados. Sin contar los simposios y otros tipos de encuentros para su promoción y menos aún la cantidad de proyectos sin conclusión.
Inestabilidad. Tal vez uno de los rasgos característicos de este gobierno es el cambio de humor o líneas políticas. Traigo a colación un solo ejemplo de los cientos que hay: hace unos años el presidente indirectamente aupó las invasiones; hace unos meses (posiblemente por un estudio de imagen) las prohibió, manifestó que serán castigados los que las realicen; hace pocos días volvió a aupar, ahora de manera abierta (esto es populismo barato y que solo tiene intensiones inmediatistas: voto, sin tomar en cuenta el daño que se produce). Tal vez la peor de todas es la amenaza de expropiar los camiones de las empresas Polar, será que no le han informado que esos vehículos no son de la compañía, sino de propiedad, generalmente, de su conductor. Es un permanente ir y venir en nuestra dirección como país, una permanente improvisación dependiendo de las ideas que le surjan en una madrugada como bien lo expresó el presidente.
Como se puede ver es un paisaje desolador, sin real tendencia de la producción nacional, con daños incontables al ambiente (se han invadido zonas boscosas, por ejemplo), con un experimentalismo permanente, con un endeudamiento creciente que serán las generaciones futuras las que tiene que pagar, con un cambio de los actores que se aprovechan de la riqueza del Estado para su propio beneficio y no del soberano, con un país regido por los cambios de temperamento del presidente y sin un solo ente del Estado que diga que hay que dar un parao.
En esta elecciones para la Asamblea Nacional votaré por un candidato de la oposición, además de las descritas arriba por dos razones, creo necesario airear dicha institución, pero principalmente porque yo quiero tener en frente a un lobo que sé que es tal, con el cual se que esperarme; no uno que está disfrazado de oveja.
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