Sunday, August 15, 2010

LA ARROGANCIA COMO ACTITUD

Jorge Cruz Caracas, 14 de agosto de 2010
En mis épocas de estudiante recuerdo que escribí una monografía que titulé algo así como: la arrogancia de la cultura Occidental. En la cual intenté esbozar algunas líneas de cómo actuaba la cultura occidental contra otras culturas que pretendía colonizar. Uno de los estandartes era la ciencia, la cual es catalogada como un saber superior a cualquier sabiduría ancestral.
Por ello una de las formas más palpables es descalificar cualquier otra propuesta, porque Yo (la cultura occidental) tengo la verdad. El resto son aproximaciones, cuando no pobres supersticiones.
Esto es algo que hemos estado padeciendo en el país. Los funcionarios de mayor peso, desde el presidente hacia abajo, ironizan sobre cualquier posición contraria a la de ellos. Se han utilizado epítetos descalificativos o ridiculizadores.
La última muestra, vista vía televisión paga, fue el periodista Izarra en uno de los programas sobre Los Guerreros de Chávez que emitió CNN, su sonrisa permanente de burla socarrrona contra las exposiciones de los otros invitados molestaba.
Mis padres me enseñaron a escuchar y si no estaba de acuerdo responder a la misma altura del otro, nunca me dijeron que solo la burla es suficiente para denostar contra otros, menos aún calificar de Pornografía lo producido por otros. Eso es arrogancia y la arrogancia no es la actitud de una persona contra las otras porque sólo demuestra que yo, como estoy en el poder, hago lo que me da la gana, soy el poseedor de la verdad y por ello desecho cualquier otra postura.
Esa misma actitud es la que ha dominado el debate nacional. Ante las críticas por cientos de toneladas de comida putrefacta por mal manejo, se descalifica diciendo que es una campaña del imperialismo. Como si no hubiera comida en mal estado, como si no hubiera que castigar a los que gerenciaron ese mal manejo, como si esa comida no importara.
También ha estado muy presente en la tan cacariada participación popular. Yo pertenezco a un Consejo Comunal (sí, yo creo en la participación, ha sido una de mis banderas de lucha por buena parte de mi vida) de un sector clase media. En una ocasión me dirigí a uno de los entes encargados de dar apoyo a los mismos, principalmente por la nueva ley, al llegar donde el funcionario que me debía atender y decir la ubicación del CC, gritó para que todos los presentes allí supieran: ¡un CC escuálido! Él es un funcionario del Estado, que nos debe tratar de iguales a todos ante la Ley y no al escarnio público. Es una arrogancia que dice estos pobres clase media no son parte del país.
Tengo para finalizar una anécdota personal el comentario hecho por un amigo, miembro de una ONG que estuvo muchos años con el proceso, esto fue en el año 2001 en una institución del gobierno: “mira Jorge, en la cuarta yo me esperaba que cuando tocaba una puerta me la tiraran, pero ahora siento que es peor, porque me abren la puerta pero luego no me paran, me hablan de participación pero no me escuchan.”
Esta persona, luchadora de toda una vida, que fue detenida por sus actos de protesta en Río de Janeiro en la Cumbre de la Tierra del año 1992, terminó por frustrarse del proceso, como era de esperar. La sensación era peor, ahora supuestamente te apoyan, pero al dar la espalda viene solamente una puñalada.
Esto me lleva a otro tema los derechos logrados en lo ambiental e indígena en la Constitución. Los derechos allí incluidos han sido gracias a un largo proceso de lucha de comunidades y ONG, sin embargo, cual ha sido el pago para ellas: las ONG están casi proscritas, consideradas como imperialista, las mismas que lucharon para esos derechos ahora son execradas. Las comunidades, pues voy a hablar de las indígenas, sus formas tradicionales de gobierno han sido violentado por los Consejos Comunales, ahora el Estado solo reconoce como interlocutores a los que son miembros de los CC y sus formas tradicionales han sido relegadas. En cuanto a la demarcación de sus territorios es lamentable lo que ha sucedido, se han dotado de titularidad a unas contadas comunidades, nunca a un pueblo, lo cual es recomendado por los antropólogos, entre ellas por las "competencia" entre quienes logran y quienes no, ya tenemos un ejemplo doloroso con los Yukpas. Esto es también arrogancia.
En pocas palabras, esta no es la manera como se construye un país y menos aún un cambio en la forma como han actuado los gobierno anteriores. Este desprecio por el otro es la misma actitud de Israel contra Palestina, de EE.UU. hacia los países en vías de desarrollo. Esto que en el país estamos padeciendo es una arrogancia del colonizador, no hay otra forma de definirlo.

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