Friday, March 5, 2010

PROTESTAS ESTUDIANTILES ¿PAGADAS POR EL IMPERIO?

Caracas, 9 de febrero de 2010

Las respuestas fáciles son las más preciadas por los pocos conocedores de temas o por los interesados en dar discursos políticos ante que razonados. Por ejemplo, a las protestas de los estudiantes se les ha satanizado: son producto del imperio, son parte de un plan de la burguesía, son unos niñitos de papá, entre otras.

Todas ellas ocultan algo que es común a todas, óigase bien, TODAS las culturas, los antropólogos la hemos titulado “el rito de pasaje”. Es esa etapa en la cual el adolecente está en proceso de convertirse en adulto, está labrando su espacio como sujeto en la sociedad, es un antisistema en general, porque entre sus esfuerzos está el rechazo a la estructura de poder y autoridad establecido. Claro la reacción de los que están en el poder es intentar someterlos, sea de manera violenta: represión, desaparición física o escarnio público, o pacífica: ganárselos para su causa.

Por ese motivo me parece pueril que se siga acusando de que ellos responden a una línea del imperio. Eso me recuerda el chiste ese de la acción de respuesta ante una esposa infiel de un izquierdoso: va tira piedras a la embajada de los EE.UU. El imperio es el culpable de todos los males.

En mi época de protestón, yo estaba consciente de mis luchas, no era guiado por el imperio ruso (como lo tildaban los maoístas), ni por ser prochino, ni por el castrismo; peleaba por un mundo mejor, más justo, que no era lo que estuvo o está en estos momentos. Creo que algunos de los que están en el gobierno también pasaron por esas etapas (menos los que estuvieron en el ejército o que formaron filas de los grupos de derecha y ahora son conversos). Pero como bien lo señala la sabiduría popular: “No se acuerda el cura de cuando fue sacristán.”

Más claro se encuentra en las declaraciones que dieron tres de los líderes de dicho movimiento a un periodista de El Nacional, aparecido el domingo 7 de febrero, veamos:

Rodrerick Navarro, presidente de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela (pública) expresa lo siguiente: “Muchos de los que están incorporados al movimiento son jóvenes desilusionados de la oferta gubernamental. Nosotros no somos de oposición y rechazamos que se nos califique de esa manera. Somos un movimiento democrático que propone nuevas formas de hacer política, porque entendemos que hay que oír a la gente y poner al país por encima de las diferencias.”

Nicolás Cárdenas, presidente del Centro de Estudiantes de la Universidad Metropolitana (privada): “El presidente Chávez no es nuestro objetivo, sino, más bien, la defensa de la democracia. Sin embargo, no podemos acompañar a alguien que se cree el único capaz de gobernar al país y que cierra medios de comunicación. No creemos que eso sea revolución”

Roberto Patiño, presidente de la Federación de Centros de Estudiante de la Universidad Simón Bolívar (pública): “…estamos dispuestos a seguir acompañando el justo reclamo de los ciudadanos por una mejor calidad de vida. La idea es contribuir con propuestas concretas…”

Por ello me resulta patético que se les reprima con tanta fuerza o permita que sean grupos motorizados fieles al gobierno los que lo realicen, que los muertos de realizar un acto legal como protestar nunca son investigado quiénes son sus autores, que el presidente diga a esas manitos blancas se les pudiera responder con las armas (simbolismo contradictorio, contra manos vacías serán utilizadas las armas), es un lenguaje que llama a la violencia, que las protestas se conviertan en el tema de quien gobierna, no hay acaso algunos más importantes; y que se continúe afirmando que son manipulados, no son niños de pecho, ellos marchan porque lo desean, porque es su manera de hacerse espacio, porque está en su cantidad de hormonas que de alguna forma tienen que explotar, porque en última, quieren ser escuchados.

Por lo tanto, creo que el presidente debe hacer menos política y más gestión de la república. El día que esa sea la agenda se enrumbará Venezuela por el camino que debe reconstruirla. No es expropiando como se llama a los inversionistas, no es reprimiendo o jugando con todas las cartas a favor como se llama al diálogo, no es con un lenguaje violento como se busca la paz y construcción del país, no es con la aniquilación del otro como se gobierna en democracia, no es dividiendo al Venezuela en ese maniqueísmo barato de amigo-enemigo que tiene futuro la nación, no es con creer que el país es un cuartel del ejército y sus ideas son decretos como podemos avanzar.

En últimas, no creo que el presidente Chávez vaya a cambiar, su formación personal, su manera de ser, su egolatría alimentada por su séquito de focas y su visión de cómo debe ser el cambio, permitan nuevos rumbos. ¡Qué Dios nos agarre confesados!

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