Jorge Cruz, Caracas, 27 de mayo de 2021
¡Si repites lo
mismo el resultado será el mismo! Se ha dicho que una frase similar ha sido
expresada por el famoso físico Albert Einstein, no ha sido comprobado, sin
embargo se asume como tal. Yo la usare para dar inicio a dos textos en los
cuales pienso desarrollar mis puntos de vista sobre lo que ha acontecido con la
producción en el campo venezolano.
Supuestamente el
chavismo era, porque prometió, una alternativa para varios de los deseos
postergados de la ciudadanía, aunque terminó convirtiéndose en un calvario.
El mesianismo que
promulgó fue beneficioso para sus propósitos, pero fatídico para la nación.
Porque el que creen en los mesías recompone la historia, desecha lo que pudiera
enlodar la figura y sólo se queda con la epopeya, eso épico que fue solamente
promesas, proyectos inacabados que venden la sensación de que se están haciendo
obras para favorecer, provocar acciones que supuestamente llevan al paraíso,
como la participación, aunque realmente solo es para controlar y poder
mantenerse el líder mesiánico en el poder.
No importan los
productos, únicamente la venta de sensaciones, la ilusión que se está
construyendo, por ello tantas iniciativas que a medio camino eran desechadas,
mientras se construía un sistema tautológico, que se explicaba a si mismo, que
permitía perpetuarse en el poder, como fue la enseñanza de los Castro.
Revisando la historia
Si echamos una
ojeada, no exhaustiva y más como crónica, del devenir de Venezuela nos podemos
percatar como se destruyó una producción agrícola, que podemos casi
automáticamente extender a otros sectores y aún más arriba: un parque
industrial relativamente importante, una economía, un país. En este artículo
haré exclusivamente énfasis en la primera mencionada.
Todo comenzó con la
radicalización de un proyecto el 13
de noviembre 2001, con 49 leyes
aprobadas mediante una ley anterior, Habilitante (del 14 de noviembre en Gaceta Oficial N° 37076 y corregida en la N° 37077), que permitía pasar por encima de algo que la
Constitución exigía: discusión por los gobernados. Varias de esas legislaciones
causaron escozor en una parte significativa de la población, por ejemplo, una ley
de tierras que abrió la posibilidad de expropiar o invadir terrenos, algunos
“improductivos”, otros con siembras que eran destrozadas, en otros sus
trabajadores abandonaron en masa para que pudiera ser declarada tierra yerma...
Desde ese año se inicia un proceso de robos, se mencionan más de 5 mil, porque muchas de las fincas, haciendas, hatos o terrenos expropiados nunca fueron cancelados, esto se ejecutó bajo el mando de Chávez hasta que abandonó el poder, ya que era una de las formas de ganar votos, aunque realmente significaran pan para hoy hambre para mañana y continuó hasta nuestros días, aunque ahora se nota un giro de 180 grados, intentos de devolución a sus propietarios originales, pero nunca se ha eliminado abiertamente la amenaza de la confiscación.
Con el tiempo se
comenzó a hablar de una Reforma Agraria, a pesar de que en décadas anteriores,
en buena parte de Latinoamérica se llevaron a cabo iniciativas de este es tenor
que terminaron en un rotundo fracaso, incluyendo Venezuela. No importaba repetir
figuras que auguraban un fin fantasioso, lo importante era seducir a una masa
que ansiaba sangre: quitar a los que tenían.
En el 2010 se
promulgó otra Ley de Tierras y Desarrollo Agrario (Gaceta Oficial Nº
5.991 Extraordinaria del 29 de julio de 2010), como también una reforma del Código Penal, en el cual despenalizaron
la ocupación de tierras; todas esas medidas dieron como resultado lo que
era conocido por experiencias previas: destrucción de lo productivo por la
rapiña, promesas de ayuda técnica que nunca apareció, intentos de convertir a
campesinos en gerentes agrícolas, regalos de algunas reses, cerdos, gallinas
y/o semillas, que en la totalidad de los casos simplemente sirvieron para
alimentar a los propietarios o los animales que luego eran sacrificados, hubo
tentativas de crear cooperativas que terminaron en una nada, intentos y más
intentos, ilusiones y más ilusiones.
También se crearon figuras diversas, por ejemplo: Fundos zamoranos, cooperativas agrícolas o nudes (Núcleo de Desarrollo Endógeno) que terminaron siendo un rotundo fracaso y con
ello la reducción de la oferta de rubros agropecuarios.
Medidas desmedidas
Todas estas deleznables decisiones crearon un caldo de
cultivo para casos aberrantes. Voy a mencionar algunos conocidos en primera
persona y otro por los medios.
Por hechos que no vienen al caso describir, conocí a un
productor pecuario: tenía ganado y cría de caballos desarrollados en su finca.
Su propiedad estaba compuesta por la zona de pastoreo y otra que era la falda
de una montaña desde la cual bajaban las quebradas que surtían de agua a la
propiedad, tal como sucedía en el hato arriba mencionado; pero no solamente de
agua, sino también de leña o palos para reparar los corrales. Esa falda era un
bosque el cual se intervenía para obtener lo mencionado, pues esa área fue
declarada improductiva e invadida con el aval del Estado y la “justicia”,
cuando realmente era una zona de amortiguación y conservación, al deforestarla
disminuyó volumen de agua que de allí venía, con perjuicio para los invasores
como para el ganadero aguas abajo. Luego de un tiempo, robos de ganados y
caballos, los invasores abandonaron la tierra, afortunadamente ya hay algunos
parches de árboles por lo que se espera que el bosque pueda recuperarse.
Otros casos
son mencionados en un artículo por un querido amigo Pablo Kaplum, quien expone
casi todo lo que he dicho para dos zonas de Venezuela: “Aquí hago una interrupción
como geógrafo al relato, para exponer una opinión profesional sobre algo que
con nuestros colegas, no hemos analizado a fondo acerca del devenir agrícola de
nuestro país. Y es que en un tiempo pasado pudimos – en tanto muchos de
nosotros de izquierda y en mi caso personal lo sigo siendo, pero una cosa es la
visión ideológica y otra es si un país llega a los actuales niveles demoledores
de autoritarismo vividos hoy en Venezuela-; personalmente he cambiado de
parecer acerca de lo que normalmente se conoce como “empresariado agrario”.
Con compañeros estudiantes de la Escuela de Geografía de la UCV,
haciendo extrapolaciones poco rigurosas, del referente académico merideño Luis
Fernando Chaves, juzgábamos como grandes dañadores del ambiente a este perfil
de empresarios. Hoy mi mirada es distinta, después de patear el Sur del Lago o
adentrarnos en los Llanos venezolanos y conocer la bravura de esas tierras, con
escasa fertilidad y alta acidificación del suelo (lo último vale para los del
Llano, no es así el Sur del Lago), he pasado a admirar a esos emprendedores que
arriesgaron capitales no siempre provenientes de las arcas del Estado (como
generalizábamos burdamente) y lograban niveles de productividad notorios ante
condiciones tan adversas….una cosa es pasearse por los campos europeos y otra,
muy distinta, salir de tu casa con muy poca indumentaria y encontrarte a una
serpiente mapanare en medio de tu caminata o hasta un jaguar…o que simplemente
te ataquen los mosquitos en esas calientes tierras…o lograr dominar esa
espesura de sabana tropical y saber cuál árbol tumbar y cuál es útil como
sombra o como equilibrio de especies en el ecosistema.
Hay toda una sabiduría allí que esta “revolución” ha anulado,
vejado, humillado, expulsado, expropiado en forma arbitraria sus tierras,
calificando de “ociosas” terrenos sabiamente separados para el imprescindible
barbecho…y, sin embargo, ni siquiera pagado a sus antiguos dueños, para
entregarlos a dudosas asociaciones, integradas casi todas por personas que no sabían
cómo carrizo (“know how” es el término gringo) gerenciar esas tierras para
hacerlas producir más allá de saber el hecho de sembrar y cosechar...” (https://www.elnacional.com/opinion/gaucho-y-no-gocho-el-criador-de-un-caballo-de-la-urbe-andina-2/ ).
Resumiendo, las expropiaciones, nacionalizaciones son
un robo descarado por los que detentan el poder, que a la larga solo traen
pobreza.
Copiar modelos
que han demostrado en diversas partes del mundo que son fallidos e intentar
hacer creer que pudieran ser exitosos es la venta de una ilusión, que tiene
beneficios políticos para quienes la promueven y manejan el poder, pero aguas
abajo sólo dejan un desierto.
El seguir pregonando que el Estado debe asumir
más funciones de las que puede es dañino. Más aún si insisten con las reformas
agrarias, el campesino necesita educación para mejorar su Know how, capital
para sembrar y aguantar hasta que se tengan frutos, aprender a administrar
mayores cosechas y dinero, saber vender, entre otras medias, ello no se logra
simplemente auspiciando o permitiendo invadir
Venezuela es un
ejemplo claro, como Cuba, lo fue la URSS, China … que no es mediante la
creación de un monopolio en manos del Estado que se puede superar los problemas
del campesinado. Sustituir con algo similar o más control estatal no es la
solución.
¡Aquellas lluvias
trajeron esto lodos!