Thursday, October 24, 2013

Seguro, nada seguro




Jorge Cruz, Caracas, 23 de Octubre de 2013
Dice la sabiduría popular que lo único seguro es la muerte, pero para tener un momento, mientras estemos vivos, seguros de vivir dignamente  es preferible tener un seguro; un seguro que nos trate decentemente, que nos sirva para tener atención médica, un retiro justo y sin sobresaltos.

Venezuela no tiene un seguro social que se acerque a ello, aún después de 15 años en el poder un gobierno que se ha autotitulado defensor de los derechos de los trabajadores. Es una tarea pendiente según lo que alegan sus defensores.

Muchos de los supuestos beneficios sociales que ha adelantado el gobierno no han resultado en tal, se quedan en una tarea pendiente.

La educación, se crearon misiones diversas y se abrieron nuevas universidades, pero significó el acoso y deterioro de la universidades anteriores; con la salud igual, Misión Barrio Adentro, solucionó un vacio, pero se abandonaron los hospitales, el resultado lo sabemos, los MBA no pueden, porque no se crearon para ello, atender muchos de los problemas de salud y en los hospitales no ha con que; la producción expropiaron empresas de todo tipo, ahora importamos mucho más que antes, ya que ninguna de las nacionalizadas está produciendo como debe, entre otros desafueros. Pura tarea pendiente.

Regresando al seguro. Es injusto por diversas razones. La primera que pudiera señalar es que aún continúan pagándose por separado la pensión y la jubilación. La pensión es la que asigna el Seguro Social, salario mínimo, aunque te descuentan un porcentaje de lo que percibes (segunda injusticia) y la jubilación es la que asigna por cantidad de años acumulados en un sitio de trabajo privado o similar cantidad en cualquier ente del Estado. Si has trabajado en varios lugares privados o una combinación de privados y públicos que no alcances el mínimo requerido en el público, pues nunca somos jubilados. Los independientes nunca se jubilarán.

Tenemos dos injusticias entonces una división que hace atractiva ser funcionario público, porque siempre acumulas, sin importar si cambias de ente y la segunda se te descuenta para el SS un monto de tu salario real y se te devuelve solamente el salario mínimo existente.

Allí no terminan, si bien es cierto que un número importante de nuestras personas mayores no tenían pensión, no se justifica que la primera oleada de personas que fueron pensionadas fueran aquellas que no habían completado las cuotas, por lo tanto, se les abrió la posibilidad de pagar el faltante, que muchas personas con dificultad o incluso préstamos pudieron realizar; para luego pensionar a todas las personas sin haber cancelado ni una sola cuota. Si la idea era llevar a todas las personas mayores a una pensión no era necesario que las sometieran a tal penuria de conseguir dinero de donde no se tenía.

Voy a finalizar con otro punto, no el último que existe, para cancelar las pensiones se está utilizando dinero del fisco, no es un dinero autogenerado por el SS; con ello se desvían recursos que pudieran ser utilizados en otros fines o programas al pago de pensiones. Esto tiene otro problema, el país está en cada nuevo censo reflejando que cada vez es mayor el promedio de edad de la población es 26 año, en el anterior era de 23; si existiera un política coherente se utilizaran estos años para que todos los activos (incluso buhoneros, como independientes) cotizaran y el SS pudiera ir acumulando para los años donde sea más vieja la población. No es como una opción, lo último que se ajustó en la Ley del Trabajo vigente, sino obligatorio. Pero hablar de planificación para un gobierno que se ha caracterizado por la improvisación, las ideas que vienen a media noche, el actuar pensando en las elecciones próximas, es como pedir mucho.

Por todo lo anterior, cuando me hablan que este es un gobierno que tiene en mente a la población, de hacer énfasis en lo social, me da un ataque de risa; lo concreto es que ha sido un gobierno que hace obras con fines electorales, adornadas de mucha verborrea (ahora hasta con un interlocutor que se expresa de tal forma que habla de cosas “mal decías”.

En conclusión, se ha intentado construir un país paralelo y solo se ha logrado que se convierta en un país de tareas pendientes, parece ser que la única tarea realmente pendiente, ante tanto desastre, es cambiar de gobierno.

Wednesday, October 9, 2013

¿Lucha de clases o enfrentamientos de culturas?

Jorge Cruz, Caracas 9 de octubre de 2013

No sé qué palabras utilizar para describir el sentimiento que despierta en mi cuando escucho, especialmente a quien está al frente del gobierno, que los problemas actuales son por la existencia de la burguesía.

Siento o veo tanta hipocresía. Me surgen tantas dudas, preguntas que cualquier respuesta lo que hace es generar nuevas.

Voy a señalar dos puntos que pueden dar luz sobre mis divagaciones.

Se utiliza como respaldo teórico al marxismo (diría más como discurso estridente y vacío). Lo real es que esa propuesta no explica (ni ha explicado) lo que sucede en la vida real, es un discurso político y más nada. Por un lado nos habla de que el motor de la historia ha sido la lucha de clases, nada más distante de la realidad. Lo cual redujo la historia a dos clases enfrentadas: esclavos-esclavistas, señores-siervos y la última dualidad, burgués- proletario. Los otros grupos son considerados insignificantes y anexos a alguno de ellos; p.e. la pequeña burguesía a los capitalistas y los lumpenproletarios a los trabajadores. Con ello se negaron grupos poderosos que conquistaron y sometieron comunidades, hasta lo hoy llamados países (los Sátrapas en la India, los mongoles con Gengis Kan especialmente, los romanos y su imperio); eran etnias o grupos de comunidades que aliados dominaron y explotaron grandes extensiones de territorio y sus habitantes. Todos ellos eran una mezcla de “clases” que se unían para someter y obtener beneficios de ello. Allí se encontraban generales y soldadesca, señores y siervos o esclavos, todos unificados en busca de riqueza del saqueo o el sometimiento a otros y de los recursos que los territorios tenían.

Por otro lado, tampoco nos ayuda a explicar a los movimientos como feministas, diversidad sexual, religiosos, partidos políticos, indígenas, entre otros; todos ellos son cruzados por diversas “clases”, son agregados de grupos sociales que se unen para luchar por sus derechos y, en algunos casos, para asumir el poder (sea de forma pacífica o violenta). Su nexo son la pertenencia a una comunidad y su respectiva cultura; esta última actúa como pegamento de tan diferentes intereses, orígenes o riqueza. No es la clase las que los motoriza, son sus derechos como grupo. Algunos incluso han propuestos nuevas formas de formas de vida, como p.e. el Sumak Kawsay de los grupos quechua del altiplano andino.

Finalmente, no explica la preponderancia del sector servicios sobre la producción o explotación a los trabajadores (se utilizan robots en muchas fábricas). Los sectores medios son los que han crecido, los trabajadores han reducido su número en buena parte de la industria, solo algunas ramas como construcción, alta tecnología (por su rápido cambio y obsolescencia)… necesitan de ejércitos humanos en sus espacios. Los servicios como educación, generación de innovación, diseño, mercadeo y otros similares son los que dominan el mercado empleador.

En pocas palabras, es una teoría que no nos sirve para diagnosticar y menos aún debe ser el puntal para planificar el futuro de una nación.

Pero allí no termina mis preocupaciones. Cuando se dice que hay que combatir a la burguesía me emerge una pregunta: ¿Cuál? La tradicional o la nueva, que tiene en su filas a familiares de muchos de los que actualmente regentan el Estado (hace poco circuló la hoja del pago de cuotas al IVSS de uno de los hijos de Maduro, en la cual se veía que ganaba, lo declarado, más de Bs. F. 100.000, es decir, más de 25 veces un salario mínimo con su Cesta Ticket sumado). Ni decir del presidente de la Asamblea Nacional, si pudo regalarle por los 15 años a la hija de Hugo Chávez una camioneta que estaba en el mercado a cerca de unos Bs.F. 300.000, cuánto será lo que puede ganar por todas sus corruptelas. Esto son solo dos de los muchos que están enquistados en el gobierno y que por nada del mundo quieren perder, de allí sus ladradas de socialismo y otros ismos alimentados por no se sabe que teorías.

En resumen, la hipocresía de quienes detentan el poder crea en mi más interrogantes que respuestas, especialmente porque ese discurso incendiario está basado en una teoría que no nos explica la realidad actual, pero esconde sus reales intenciones Mantenerse en el poder.

Es una realidad como la que nos retrata Ignacio Ávalos en su artículo que apareció hoy 9 de Octubre en El Nacional “El viaje del presidente Maduro es la consecuencia de no haber descifrado los signos de los tiempos. De no enterarse en qué códigos viene expresado el siglo XXI y haber mirado con más atención el siglo XIX. De haber jugado a la ideología y soslayar la realidad. De haber dejado intacta la esencia de nuestra condición rentista. De haber ceñido la estrategia de desarrollo social al reparto poco cuidadoso de la riqueza petrolera. De haber militarizado la gestión de lo público. De asumir la política como voluntarismo, es decir, cuestión de testículos y ovarios. De creer que un país puede ser dos países distintos y hasta enfrentados, que el diálogo es debilidad y la negociación traición. De ocultar las estadísticas o manipularlas y volverlas propaganda. En fin, la consecuencia de evadir siempre la responsabilidad respecto a los errores cometidos y trasladarla a terceros.” (En: http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=992977 )

No hay lucha de clases, hay un partido en el poder, con diversas clases en él, que pretende mantenerse con venta de discursos e ilusiones.

¡¡Me provoca vómito tanta hipocresía!!

¡¡Ahí va un partido!! ¡¡Qué le vaya bien!!

Jorge Cruz, Caracas 23 de Septiembre de 2013
Mi ateísmo o agnosticismo hace que todo aquello que huele, noto, palpo, oigo o saboreo como religioso o militancia ciega me causa rechazo. Mi primera reacción es engrincharme como un gato, huir despavorido, sentir urticaria subiendo por mi cuerpo; no lo puedo evitar. Posteriormente lo analizo.

Sé que pertenecer a un partido (para mí es muy similar a iglesia o religión) tiene sus ventajas: se pertenece a una comunidad, se fortalece el sentido de pertenencia e identidad, se tiene un sentido a la vida (hay un futuro que promete el partido), se esconden los miedos propios y debilidades en el grupo, se crean lazos de amistad nuevos (en las iglesias se incluso llegan a llamarse hermanos o para el que “dirige” el rebaño: padre); en pocas palabras se crea o se es feligresía de una comunidad con su cultura.

También tiene sus perjuicios: si por un lado se integra a un nuevo grupo, por el otro se excluye al que no se considera parte de su comunidad. Puede comenzar con simple desprecio por lo que comenta, hasta llegar a cortar la comunicación (se le borra como amigo en Facebook o cualquier otra red de intercambio), se proyectan todos los males hacia el otro (el otro es el causante de todos los problemas que surjan, se convierte en el chivo expiatorio). Así se rompen amistades de años, matrimonios, comunidades (he visto comunidades indígenas divididas), hasta un país. Porque todo se simplifica a dos bandos: los que simpatizan con mi grey o los que no, por ello, no se aceptan puntos intermedios, todos los que no están conmigo están contra mí, el mundo se convierte en una dualidad.

Peor aún es cuando se respalda la desaparición física, ya sea por emigración (ese si no les gusta váyanse) o por la muerte. No existe el diálogo, solo debe prevalecer los dictados del partido.

Como resultado de ello, la justicia (siempre está de los que tienen el poder, ya sea político y/o económico) pasa de una exclusión a otro tipo de exclusión; ella sirve para castigar a los “pecadores”, los agentes del mal, los apátridas, los vendidos a entes extranjeros…

Si hay incomunicación o incluso violencia, la culpa es del otro. Quien la provoca son los que no están con mi partido. La intolerancia es la invitada de honor.

Esto opera porque las culturas, si bien son un elemento integrador, también son una barrera que evita las fugas. Si por un lado te permite crecer, por el otro te prohíbe crecer más de los debido, todo tiene que ser dentro de los límites de lo permisible. Se debe evitar los saltos de talanquera, porque merman al partido de miembros e imagen. Todo debe estar dentro de los “principios y valores” que ha generado el partido.

Para ello es necesario el control de la información: el partido es quien emite la verdad, lo que viene del otro lado es simple saboteo, mentiras, inventos para destruir la “realidad” que se está construyendo.

No voy a caer en extremismo y afirmar que todos los partidos tienen esa tendencia TAN excluyente, algunos o en algunos momentos apelan al fanatismo, al rebaño que repite como un MP3, especialmente si están en una etapa de crecimiento, otros buscan su expansión con exclusión (siempre presente), pero sin atacar para acabar o desaparecer al otro como premisa fundamental.

Esta última manifestación, intentar desaparecer al otro, son propios de movimientos que desean permanecer en el poder por largo rato, con tendencias monopolizadoras, son antiparticipación, la mayor contradicción y fin último de los monopolios es acabar con la competencia o participación de otros. En pocas palabras, son antidemodráticos, no se desea la pluralidad, aunque se manifieste como principio, son tendientes o directamente una dictadura; ejemplos hay muchos y todos con resultados nefastos y dolorosos por lo costos humanos: los nazis, los fascistas, los bolcheviques son posiblemente los más sonados, pero no los únicos, porque podemos mirar a diversos países de todo el planeta, por solo citar unos pocos: Medio Oriente, África, América y Asia.

En resumen, los partidos son la negación de lo que manifiestan: antimonopolio, democráticos, pluralista, laicos; o lo pudieran ser, pero solamente para los que realizan dichas actividades dentro de las líneas del partido, bajo la dictadura del partido. Los derechos son pisoteados en nombre de los derechos de los simpatizantes, que son los que cuentan.

La actitud de sus militantes es despectiva contra todos los otros y justifica o intenta justificar los actos de su partido, aun cuando van en contra de sus principios personales, siempre se tendrá una excusa a la mano para validar los aciertos, pero especialmente los desaciertos. Hay un temor enorme de sentirse apartado, de expulsión, de no pertenencia, aunque ello pueda, en sus momentos de reflexión, significar estar claro que se están haciendo mal las cosas, se autojustifica con un después se podrá corregir (no sé porque me parece tan similar a los argumentos de los tecnologistas, que pueden notar un problema causado por una tecnología, pero alegan que se puede solventar con otro invento).

El colmo de su religiosidad es cuando aparecen profetas o apóstoles, los cuales son seguidos con una devoción que no dista mucho de los dioses. Les recomiendo para entender esto la lectura del artículo del Dr. Enrique Alí González Ordosgoitti: Del Profeta Chávez al Apóstol Capriles. La Dimensión Religiosa en la Lucha Política en Venezuela, en http://ciscuve.org/?p=3782 .

Prefiero a los movimientos: amorfos, en permanente cambio, con pocas metas, pero claras, plenos de energías, donde todos se escuchan y respetan, donde la tolerancia es aún enorme.

No puedo negarlo, cada vez que escucho de un partido, me cruzo para la acera de enfrente.