Jorge Cruz, Bogotá 5-01-2013
La literatura infantil tiene un cuento que
intenta enseñarnos que debemos estar atentos a los timadores, esos que utilizan
miles de artimañas para engañarnos. No hay mayor afrenta contra nuestros
valores que andar desnudos y también usaremos miles de formas para castigar a
quienes nos desnudan (no solo la cárcel o desaparición física es una forma de
castigo), pero hay que desnudar al rey, porque quienes detentan el poder son
embaucadores.
Existen diversas razones por las cuales no
puedo seguir al chavismo, a continuación
enumeraré algunas de ellas, las que considero más importantes.
La primera, soy ateo. El presidente Chávez
se ha convertido en un culto, muy pronto lo veremos acompañando a José Gregorio
Hernández en una cursada por su santificación. Es un ser impoluto, bueno hasta
decir basta, sacrificado para hacer el bien,
incorruptible, milagroso, sabio, vencedor de la muerte, entre otros; los
que cargan con los males de su gobierno son los que lo rodean, ellos son
incapaces, corruptos, improvisadores... Hay que leer La Guerra del Fin del
Siglo de Vargas Llosa para entender como hasta el excremento del líder es
venerado.
Soy un comprador consiente. Yo soy de los
que leen las etiquetas de los productos, que da vueltas y vueltas antes de
decidir adquirir algo, no me gusta las telenovelas (o radionovelas), no compro
un jabón por lo que me dicen sobre sus constantes mejoras, sino porque su olor
sea poco penetrante. Es decir, no me gusta ser embrujado por los medios de
comunicación, ya que ellos venden MARCAS, las cuales nos sugieren con formas
tan sutiles para mostrarnos sus diferencia con la competencia, como el de un
jabón que supuestamente ataca al sucio capitalismo para destruirlo, por el
contrario los de la competencia solo sirve para lavar el dinero de los ricos.
Soy pacifista. Tengo muchos años que milito
en contra de las armas y todo aquel que las utiliza como medio de persuasión.
Soy del decir no regales a un niño armas, regale un libro. Por ello, siempre
tuve recelos de Chávez, no puedo aceptar que un militar esté al frente del país
y menos aún que quiera convertirlo en un cuartel. Lo han dicho diversos
miembros de su séquito: soy un soldado de la revolución. Yo no acepto las armas
y amo mi libertad.
Soy estudioso de la cultura. El haber
vivido en diversos países y culturas y el ser antropólogo me ha permitido
entender cómo funciona la cultura. Claude Levis-Straus dijo que la cultura
funciona como un chicle, se le puede estirar, pero ella luego intenta volver a
su forma original. Ella cumple, básicamente, dos funciones: permite a sus
miembros crecer dentro de sus principios y valores (estirarse) y, por el otro
lado, es un muro de contención que no permite el salto de talanquera. En una
comunidad quién viola las reglas es castigado o expulsado. El chavismo, como
una cultura más, actúa de igual forma, se sataniza a quienes ponen en
entredicho sus “principios” (nunca han sido claros, pero esa ambigüedad es
parte del juego). Por ese motivo, vemos como se han acaparado los medios de
comunicación (radio y TV) con programas como Aló Presidente que ha tenido
duraciones de horas o ir acaparando poco a poco el espectro radioeléctrico con
la adquisición o incluso robo (a RCTV nunca se le ha reconocido el pago de sus
equipos) para convertirse en medios de propaganda de la marca Chávez. La forma
de actuar de la cultura es sutil, yo he escuchado a amigos chavistas que dicen
que no leen prensa o escasamente ven televisión, pero si realmente leen los que
son medios de propaganda de su tendencia. En pocas palabras, el chavismo ha
sido muy efectivo en el manejo de la imagen, en la venta de su jabón, pero para
ser más eficiente en ello necesita monopolizar el mensaje que se difunda (por
ello el ataque contra Globovisión, por ejemplo, de una persona que viven
Guárico, donde la señal de forma abierta no llega y que un alto porcentaje de
los que moran en dicho estado no pueden ver). Incluso se decretó una ley
anti-salto de talanquera. Todas son formas de mantener al redil en el corral.
Otra forma de actuar de la cultura es crear
miedo. Era muy común que casi todas las semanas se “descubriera” o hablara de
un magnicidio, también se ha hablado permanentemente de la invasión del imperio
(irónicamente se le vende petróleo que mueve la maquinaria de invasión), en la
última campaña presidencial el tema que más escuché fue: si gana los contrarios
vas a perder las misiones, van a cerrar la universidad donde estudias, va a
volver el pasado…
Otra más, crear íconos. La cultura necesita
de formas de identidad integradoras, íconos, Chávez representa ello y por eso
se le ha generado una historia como salvador. Los servicios se deterioran,
cerca de elecciones viene el salvador con una misión para hacer el milagro de
tener vivienda, de los mayores tener un ingreso, etc. Todo está dosificado,
permito el deterioro para luego aparecer como el que los rescata. Hay que
reinventar la historia y sus figuras (incluso buscar reconstruir la historia de
una de los símbolos del chavismo: Simón Bolívar, demostrar que fue asesinado). Es
un ícono en peligro permanente, todos los días crece el suspenso (como Simón
Bolívar), todos los días nos venden el jabón reforzado, todos los días se
santifica más.
Una oración para el mercad(e)o que nos
permite tener íconos salvadores, redentores y santos. Loas al mercado y su
venta de productos, viva el consumismo de la cultura chavista, larga vida al
rey (aunque esté desnudo).
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