Saturday, December 31, 2016

Ch-avismo económico



Jorge Cruz, Caracas 31-12-2016 

Decir mentiras, nos enseñan nuestro padres, es una mala conducta, es antisocial; sin embargo, hay algunas profesiones que parece ser que ello es lo normal, entre más ilusiones propongas mayores los resultados que podrás obtener.

Recientemente el Ministro del Trabajo afirmó que el ingreso actual nos permite adquirir más que antes (http://www.noticiasaldiayalahora.co/ministro-del-trabajo-ahora-el-venezolano-compra-mas-que-antes/ ), una breve revisión de nuestro reciente pasado nos señala lo contrario. Voy a tomar varios años sin una razón real, solo para mostrar la variación.

Primero voy a mostrar como el salario mínimo ha decrecido en relación al dólar, luego comentaré otros aspectos que hacen que sea aún más profunda la diferencia con nuestra capacidad de compra a hace unos años antes y otros temas económicos.

En el año 1990 el SM era de Bs. 6.000, el dólar inició con un valor de cambio de Bs. 46,34 y culminó en 49,74; es decir, que tuvo una variación de  $129,47 a 120,62.

En 1999 el SM fue de Bs. 120.000, voy a agregar el Cesta Ticket, para estos años era variable por lo que voy a tomar como faro el valor máximo permitido: Bs. 4.800, lo que me da un total de ingreso al trabajador de Bs. 124.800, el dólar-bolívar en Bs. 599,75 – 649,25, para una relación de: $ 200,08 a 184,82.

En el año 2004 hubo dos incrementos salariales, voy a presentar el último, Bs. 321.235, sumando el CT (Bs. 12.350) tenemos un gran total de Bs. 333.585, el dólar oficial (hay control cambiario y un dólar paralelo) anclado en Bs. 1.920 para una relación de $167,30.

En el año 2008 comienza a circular un nuevo cono monetario con el Bolívar Fuerte y los salarios están en Bs. F. 799,23, más CT Bs. F. 529, que nos da un total de 1.305,23, el dólar en 2,15, para una relación de $ 607,08.

En el 2012, el salario estaba en Bs. F. 2.047,52, incluyendo el CT Bs. F. 990, un total de 3.037,52, el dólar en Bs. F. 4,30 (también existe oficialmente el SITME a Bs. F. 5,30) para una cambio a $ 706,40 (según SITME a $ 573, 11).

En el 2016 hay varios incrementos salariales, el primero de ellos, a partir de marzo, lleva el SM a Bs. F. 11.577,82, aquí sucede algo novedoso, por primera vez desde que aparece el bono de alimentación o CT, sobrepasa al salario mínimo (posteriormente hablaré sobre ello) en Bs. F. 13.275, para un ingreso de 24.852,82 y el último incremento en el mes de noviembre dejó al SM en 27.092,10, el CT en Bs. F. 63.720 para un total de Bs. F. 90.812,10, el dólar en una triada oficial: Bs. F. 6,30, DIPRO en Bs. F. 10, DITCOM cerró en aproximadamente Bs. F. 674,81. Para el cambio voy a utilizar el último señalado, DITCOM, $ 134,57.

Podemos notar que el poder de nuestra moneda en dólares ha tenido variaciones altas, con un tope más bajo en el año 1990 ($ 129,47), en segundo lugar actualmente a $ 134,57 y el más alto en el 2012 $ 706,40 y el segundo más alto reseñado es en el 2008 ($ 607,08).

Lo anterior tiene varias lecturas. La primera es que estamos en el casi peor año de relación de cambio. Una segunda, es que esta relación se hace favorable al bolívar cuando hay ingresos petroleros altos y merma al bajar los precios, lo que nos dice claramente cuan dependientes somos del oro negro y, por último, la subida del CT por encima del SM representa un deterioro del ingreso al largo plazo.

Hay otros puntos indirectos, nuestro poder adquisitivo no se encuentra reflejado en lo anterior pero es el peor de los momentos. En el año 1990 tuvimos una relación de cambio más baja que la de estos días, pero con una diferencia, en aquel momento nuestros platos se llenaban aún con una parte importante de producción nacional, algo que ahora es solo un deseo, tampoco existía tanta especulación por parte de revendedores (los mal llamados bachaqueros) que hacen una distorsión de los precios y el mercado en general; al depender de la importación, se han disparado las comisiones de los terceros que hacen jugosas ganancias al abultar los precios originales de compra; el ocultamiento o la opacidad por parte del gobierno de los datos económicos  hace aún más especulativo el mercado; entre otros factores; esto se nota en el poder adquisitivo del bolívar, nunca como antes sentimos que el salario no alcanza sino para comprar comida, que la capacidad de ahorro se diluyó, claro está que para sectores profesionales, los de menores recursos las están viendo negras como nunca en su historia.

Al estar por primera vez desde su incorporación al ingreso como bono, los CT, y llegar a estar más de dos veces por encima del SM, toda aquella población que no lo percibe, aunque por ley deberían haberlo hecho, ya que salió en Gaceta Oficial este mismo año (2016) en el mes de abril, los pensionados viven con un ingreso de miseria, muchos de ellos no solo no tienen un seguro que les garantice una salud adecuada, que el servicio sanitario ha decaído a niveles solo comparables a los de los peores momento en los años 90, sino que al negárseles ese bono su mismo alimento está en la zona roja de precariedad casi absoluta.

Tampoco voy a profundizar  sobre el pago a los pensionados en el exterior, que desde hace un año o algo menos no reciben su paga, a ellos el gobierno los está condenando a la mendicidad fuera del territorio y por ello es poco lo que les importa.

Otro dato a recordar, el Estado ha sido el mayor receptor de empleo en estas casi dos últimas décadas, por un lado, al tener un músculo poderoso por su grandes ingresos; por el clientelismo que se ha creado, muchos de los líderes de los Consejos Comunales o Comunas, son empleados de los diferentes niveles de gobierno, locales, regionales y nacionales, ahora tenemos que sumar a los CLAP, entre otras figuras; la empresa privada ha decrecido a menos de la mitad, quizás una cuarta parte de lo que era antes de la llegada al poder del chavismo; y es exactamente en estas áreas donde más se siente la diferencia, son los mayores ministerios o entes del Estado, por su número de empleados, los que menores recursos están recibiendo, con ingresos paupérrimos la inmensa mayoría de sus trabajadores.

El gobierno por un lado alega que estamos bien, escasamente reconocen que vivimos la peor de las peores crisis que ha sufrido el país en esta historia moderna y por el otro, no solo casi lo niega, sino que afirma que estamos mejor que antes, tal como lo afirma el ministro antes mencionado. Por último, le echa la culpa de todo a una guerra económica que está montada en el enemigo principal: el imperio gringo y por la industria nacional. Su discurso ha variado poco pero si tiene matices, ha dicho que es por saboteo de los productores o por la especulación de los mismo sumando a los comerciantes, ahora reciente expresa que necesita controlar o generar una red propia de distribución porque los empresarios desvían los rubros hacia otros lugares.

Lo que nunca manifiesta es que sus esfuerzos por crear su propia red de abastecimiento, distribución y venta ha sido un fracaso tras otro. Múltiples han sido los experimentos para producir y abastecer la mesa del venezolano: Núcleos endógenos, gallineros verticales, fundos zamoranos, Misión vuelta al campo, Gran Misión Agro Venezuela, un ministerio para la agricultura urbana, Agropatria (expropiada a una empresa llamada Agroisleña), Lacteos Los Andes, CAAEZ, el fiasco de producción agrícola en los márgenes dela Autopista Regional del Centro, entre otros tantos; también se han creado grandes empresas para importar o ser centros de acopio, especialmente la  Corporación de Abastecimiento y Suministros Agrícolas (Casa) o Mercal (otra Misión con diversos centros de distribución, además de operativos), PDVAL, los Comité Locales de Abastecimiento y Producción, CLAP, sin contar la “expropiación” de Éxito que se convirtió en la Red de mercados Bicentenario o Día a Día, este último ya extinto y el anterior agónico. Casi todos esos proyectos han fracasado, hay una exigua producción agropecuaria, la agroindustria del Estado es mínima, el control de silos de buena parte de los silos existentes es inoperante porque no hay que guardar allí, las centrales azucareras no han sido concluidas, caso CAAEZ, o trabajan por debajo de su capacidad, pero ante todos estas acciones fallidas el argumento principal es que hay un saboteo.

La producción, de los pocos que quedan, está casi totalmente supervisada, al saber la cantidad de insumo que ingresa y el producto acabado que se despacha se conoce los montos generados.
La distribución está casi totalmente controlada, hay una Guías de Movilización, sin las cuales no puede circular ningún vehículo que transporte alimentos, esta quía es una bitácora que informa sobre el vehículo, propietario, origen y destino de la carga, cantidad de la misma, entre otra información.  Más de una vez han sido desviadas por las fuerzas represivas sus destinos originales.
En resumen, tenemos un gobierno que ha pulverizado el mayor ingreso por la venta de petróleo en la historia venezolana, con unos ingresos salariales que han estado llevando a la población a la indigencia; el ataque a la industria nacional ha creado un clima que hace que cada vez sean menos los que quieran invertir, además del cierre de muchas de ellas; han destinado cuantiosos recursos para crear centros de producción, acopio, distribución y venta, que han terminado siendo abandonados (ahora la forma de distribución son los CLAP, porque ese nombre de producción le queda grande, no hay ni asomo de ello); han condenado a penurias a los pensionados (un grupo importante que fue incorporado por la Misión Amor Mayor)) al negárseles el bono CT; aunque lo más patético de la historia es que nos andan vendiendo, por un dominio casi total de medios de comunicación (según los números del propio gobierno, tienen control de casi el 80% de medios, ya sea por compra, expropiación o amenazas de cierre sino cumplen con censura o vigilancia de la información que se debe divulgar)mentiras como las del ministro o que hay una guerra económica, cuando lo arriba nos demuestra que no hay producción, que hay centros de acopio y distribución (una gran flota de vehículos de diversa capacidad de movilización), que los supermercados expropiados no han funcionado, Bicentenario es un alma en pena y Día a Día desapareció. 

No Sr. ministro, el ingreso no nos permite compara más que antes, menos aún nos queda un sencillo para adquirir sus mentiras ¡ustedes han hecho que caigamos en un abismo económico del cual solo podremos salir cuando dejen que otro tome las riendas del gobierno!

Sunday, December 18, 2016

A otro perro con ese hueso II




Jorge Cruz, Caracas, 18-12-2016

¡¡Improvisación!! Esa palabra que resuena sin cesar en la mente de muchos de nosotros los que vivimos en el territorio venezolano y allende.

Cuando el Sr. Maduro habló en cadena sobre las medidas del bolívar y frontera hace exactamente una semana, escribí en Facebook que esa era una medida improvisada, el tiempo demostró lo dicho, ayer sábado prorrogó la medida, como también el cierre de la frontera, que ha sido en tres tiempo (las encuestas muestran que la medida ha sido bien recibida por sus simpatizantes y realengos que empezaban a abandonar el barco).

En el anterior artículo hablaba de las mentiras de esta obra bufa, en esta voy a intentar hablar sobre dos temas: “improvisación” y robo.

Un breve recuento. El domingo se decide que hay que darle un golpe a las mafias que están desbalanceando la economía del país desde la frontera, para ello se decide dos pasos importantes: sacar de circulación en menos de una semana los billetes de mayor denominación circulando y cerrar la frontera, con Colombia en un principio y luego extensiva a Brasil. Luego en alocuciones casi diarias anunciaba nuevos cambios en las reglas de juego, primero que el Banco Central de Venezuela solo estaría recibiendo el dinero por cinco y no diez días, como lo anunció al comienzo y una prórroga del cierre de la frontera por otras 72 horas, ahora se anuncia que el billete tiene que seguir vivito y coleando hasta el 2 de enero y el cierre de la frontera para igual fecha.

El viernes pasado durante el día se iniciaron una serie de protestas en diversas parte de la geografía nacional, con muerto o muertos, heridos, saqueos, quemas de negocios y billetes, entre otros resultados.

Por ello el gobierno apresuradamente resucitó al tercer día el marrón, claro como era de esperar se acusó como los auspiciantes de las protestas a la oposición y las causantes del desastre económico a las mafias.

El que se acuse a la oposición es ya más que común, siempre es la mano peluda que mece la cuna y por extensión es el imperio. Estos dos seres malignos siempre están adelantándose a los hechos, siempre están incursos en acciones para fomentar el caos. Este discurso afirma entre líneas que el pueblo es un pobre ignorante que no sabe actuar por si solo, que no puede llenarse de ira e intentar tomar la ley por sus manos, NO, él siempre está esperando que el imperio o la oposición les guíe, las lleve al matadero. Es una alegación tan común y añeja en los partidos o gobernantes que parece imposible que aún hayan personas que la repitan cada vez que la esgrimen.

Pero volviendo al tema de la improvisación o cambios de rumbos espaciales y temporales de forma permanente. La medida está intentado darles un golpe a las mafias que operan en la frontera colombiana, pero resulta que en Brasil también hay un Dólartoday.br.com por lo que se incluyó.
La de las mafias lo expuse en el anterior, aquí solo voy a señalar otra hipótesis: la improvisación no es tal, hay algo de ello pero su intencionalidad es otra: perpetrar un robo a comerciantes de otros países, robo realizado, casualmente por gobernaciones rojas rojitas. Me explico, las fronteras siempre han tenido transacciones de dinero por existir diferentes monedas, el volumen de ellas depende del intercambio comercial. Venezuela está padeciendo un desabastecimiento casi total en todos los rubros, pero donde más se siente es en el de alimentos, como vía de solución se han estado importando estos productos de las naciones fronterizas, en el Zulia se inició el pase de gandolas, con la frontera aún cerrada, cosas que permite el poder, todo esto realizado por iniciativa propia como en el Zulia o en comchupancia, ya que son las gobernaciones quienes adjudican los permisos, para Táchira, Bolívar y Apure. Hasta aquí todo va bien, comerciantes venezolanos invierten en la compra de productos que luego revenden a centros de abastecimientos o en lugares especiales, son transacciones de miles de millones de bolívares, para dar una idea, el kilo de caraota debe estar a precio mayorista cercano a los 2 mil pesos, el peso colombiano hoy debe estar cercano a los 22 pesos por bolívar, en pocas palabras son cerca de mil bolívares por cada kilo, una tonelada debería girar por un millón de bolívares. Las casas de cambio son las que transforman los bolívares en pesos, esto se realiza todos los días y ellas intentan que sus bolívares sean convertidos en pesos nuevamente; sin embargo, con la medida se ha ejecutado un robo, al desaparecer el valor del marrón, todos los millones de bolívares que estaban fuera están como si yo hubiera emitido un cheque sin fondos y sin poder nunca reclamar. En pocas palabras, un robo descarado.

No es nuevo que el gobierno intente lucir como un Robin Hood moderno, ese que quita (mejor decir: ROBA) a comerciantes malignos (acaparadores y especuladores) para distribuir al pueblo, si bien por largos años se hacía en los límites del territorio, con la nueva acción extendió hacia fuera de él.
La justificación al robo ha sido diversa: se le dio dólar oficial hace unos tres años atrás, cuando adquirió la mercancía a Bs. 6,30 y ahora la quiere cobrar a dólar negro; lo que nunca aclara este discurso es que la mercancía si pudo ser comprada con dólar oficial, pero que ahora no lo es, por lo que para su nueva reposición debe recurrir al mercado negro. Esta explicación del gobierno tiene muchos adeptos, que en su mayoría no entienden de economía, aunque si se le llega a decir que su vivienda que pudo obtener con un préstamo a 20 años y que tuvo un costo de Bs 30 mil, como ahora desea venderla quiere recibir como pago unos 100 millones, la pregunta según su lógica sería: ¿Por qué no la vendes por los mismos 30 mil que te costó hace ya varias décadas atrás? Ellos alegaran que los precios han cambiado para su vivienda, pero no lo quieren aplicar a los productos de un comerciante. Todos son bienes que sufren la depreciación de la inflación y que como es normal tienen que ser actualizados.

La más pueril de las justificaciones es que los comerciantes son unos abusadores, se les debe castigar y punto. Esta suena más a venganza o envidia que a hechos reales.
Como conclusión, el gobierno solamente realizó un robo, que como es de esperar beneficia a los que están a su alrededor y afirma al largo plazo la desaparición de comercio con estos países en lo fronterizo (a los colombianos desde hace años se les debe dinero que no ha sido saneado, lo cual se ha tocado en casi todas las reuniones con Santos), pero también desconfianza en los nacionales, que solamente tiene como fin último el poder centralizar todos los aspectos de la vida del venezolano, es decir, repetir la triste historia ya conocida de otros socialismos que finalmente han derrumbados sus cortinas de hierro o abierto los canales con el imperio. La improvisación es producto de ser improvisadores profesionales, pero no es improvisado el objetivo que s busca.

Wednesday, December 14, 2016

A otro perro con ese hueso

Jorge Cruz, Caracas 14-12-2016

Me decía mi abuela, cuando cometía un error: “No expliques tanto que lo enredas”; esto me lo recordó las declaraciones del General Reverol.

El gobierno, sin ton ni son, decidió que para “sanear” la economía debía retirar los billetes de más alta denominación días antes de poner en circulación su remplazo y otros de mayor peso.

Supuestamente la medida es para darle un golpe a las mafias que operan en la frontera con Colombia, que están jugando con el “marrón”. Esto sucede un domingo, a horas tempranas de la tarde, lo que genera un caos con los venezolanos que estaban cruzando la frontera para adquirir los productos en el vecino país, que no se consiguen o a precios mayores con los revendedores.

Al día siguiente da declaraciones el general Reverol, tan patéticas que producen sentimientos encontrados: no sabía si reírme por la historia tan de ciencia-ficción, llorar por la confirmación de una desgracia más para el país y un ¡hasta cuándo! Dando vueltas en mi cabeza, buscando salida por medio de un grito que seguía conteniendo.

El gobierno alega que unas mafias estaban sacando bolívares fuera del país, que compraban los billetes a $ 0,80 o incluso $ 1,30 (dólares), estas inmensas cantidades eran transportadas por ONG, que luego guardaban en galpones en el extranjero, especialmente Europa y que eran retenidos en espera que el gobierno cayera para su retorno.

Vamos por partes: Que existan mafias en la frontera, no lo pongo en duda, de ese contrabando menudeado que tiene años allí pasó a uno con mayor organización, en especial por los bajos precios de ciertos productos nuestros como gasolina y los regulados, lo que permitía o permite márgenes de ganancia enormes. Ahora, que ellas estén en una conspiración internacional para tumbar el gobierno suena como rebuscado; primero, a ellas les conviene el caos nacional, la baja producción, el mantener ciertos productos regulados y un cambio inamovible, todas ellas son banderas de este gobierno, porque por un lado se hace necesario buscar productos en Colombia y otro países como Brasil para abastecernos de alimentos, el contrabando de gasolina es rentable (da para pagar toda la corrupción que sea necesaria) y mientras exista un dólar anclado y productos regulados hace que los mismos sean poco competitivos con los precios internacionales, que ha golpeado y sigue golpeando a los empresarios nacionales y segundo, la impunidad ha crecido apoyados por el gobierno, ya sea por conchupancia o por incapacidad. En pocas palabras, ellas deben estar apoyando que siga este gobierno en el poder.

La compra de Bs. 100 por 0,80 o mejor aún por 1,30 dólar es un gran negocio para la población venezolana, cambiar un billete que escasamente sirve para comprar algo a escala nacional, se convierte en casi un dólar que luego puede cambiar en cerca de los 5 mil bolívares, que si le permite comprar un kilo de arroz es un negocio redondo. De ser cierto ello, lo que la gente buscaba en Colombia eran dólares y no pesos, que luego, me imagino, convertían a pesos para poder comprar allí. Es una trama para una novela, ir a una casa de cambio con bolívares, comprar dólares y venderlos inmediatamente para adquirir pesos, una triangulación que nos muestra lo creativo que son los dueños de las cajas de cambio en el otro lado del país o serán los guionistas gubernamentales.

Se mencionan ONG, pero sin nombar a ninguna esa es una acusación que causa sospechas, siempre las ONG han estado en la mira del gobierno desde hace más de una década, cualquier argumento es sano para convertirlas en agentes del mal, además, al no especificar a ninguna TODAS son culpables, lo que hace pensar con cara de poco amigos sobre la seriedad de lo planteado.

Por último, los billetes son llevados y guardados en el exterior para su posterior reingreso. Estamos hablando de montos nada despreciables, si lo multiplicamos por dólares: su compra, casi cien a uno; su transporte (será vía marítima o aérea, no se aclara), luego está el alquiler de galpones y pagos a empleados y vigilancia, posteriormente reenvío a la nación, con sus costos de traslado. Aunque lo más insólito, se va a reintroducir en la economía nacional. Solo hago dos preguntas: ¿No significaría un problema de gran magnitud el reingreso de billetes por esas cantidades a circulación, lo que aumentaría la liquidez y con ello la inflación y la segura caida de un gobierno recién inaugurado en el cargo? ¿Que valor tendrán los billetes de esa denominación para un futuro no muy lejano, cuando la inflación actual sigue creciendo haciendo inútiles tales denominaciones? Recuerdo que incluso se estuvo manejando como tendencia en los medios, que los billetes eran utilizados para reimprimirlo en otros tipos de monedas como la colombiana o la gringa, como parece que no funcionó tal historieta, se buscan otras excusas.

En conclusión, ha sido otra mentira más que nos están intentado vender de una guerra económica tan real como la utilidad de esos billetes de 100 en el futuro. No es grave que te pongan la etiqueta de estúpido, sino que aún crean que realmente lo eres y, lo peor que solo sean cortinas de humo para esconder la realidad real. Aunque lo patético es que no saben ni siquiera montar las mentiras.

Ahora solo resuena en mi cabeza una canción que hizo famosa Héctor Lavoe: Mentiras, parapanpan Mentiras...

Friday, October 28, 2016

Ante la crisis, mejor miro para los lados

Jorge Cruz, Bogotá, 26 de octubre de 2016
“¡Usted ha destruido nuestras creencias y valores! ¿Y Ahora qué hago?” Esta fue una frase que un, ahora colega, expresó casi al final de un semestre, que reflejaba la angustia de la totalidad de los que estábamos en el aula. Para mí ha sido ello mi escuela, un permanente rehacer de mis creencias y valores que dan mis lecturas, conversaciones e investigaciones o análisis.
Ya no creo en la permanencia, sino en el cambio; si en algún momento vi con simpatía al chavismo (nunca militancia, siempre tuve una relación algo distante por estar encabezada por un militar), entre el 2000 y el 2007, allí me convencí que su tendencia era autoritaria y mis análisis eran con menos pasión por celebrarlo y más en entender sus propósitos.
Nunca ha habido odio, como recientemente me calificaron, ni fanatismo en contra, más bien ha sido una reflexión guiada por la búsqueda de sus metas y procesos en el largo plazo, desde un punto de vista crítico, nada partidista porque no simpatizo menos aún milito en un partido político.
Posición nada fácil porque siempre te tildan de militante de un grupo o de un candidato, algo a lo que nos ha reducido la visión polarizada de muchos (nuestra visión construye la realidad y nuestra verdad). Algo normal cuando mezclan táctica con estrategia.
Por ello no termino de comprender cómo puede haber personas que han sido formadas y entrenadas para realizar análisis críticos sobre lo que estamos viviendo, que padecen como padecemos millones de venezolanos las penurias de las colas, la paranoia de la inseguridad, la dificultad para poder adquirir alimentos y medicinas con un ingreso restringido y la migración de nuestros familiares e incluso de seres tan queridos como hijos, seguir actuando como si viviéramos en el mejor de los mundos.
En El Nacional recientemente apareció un artículo sobre la crisis universitaria, las deficiencias presupuestarias que hacen que los servicios disminuyan o desaparezcan, que los bajos sueldos y deterioro de la calidad de vida ha provocado la pérdida de profesores en números significativos y, por último, las aulas que languidecen por la poca asistencia de estudiantes.
Es un mazazo contra el futuro del país: desaparición de formadores, que en muchos casos son de los mejores pedagogos y de excelencia como investigadores en sus áreas; la fuga de emprendedores, que tienen buenos resultados en los países que los acogen o de estudiantes, que serán los que remplazarían a los formadores-investigadores y emprendedores; en pocas palabras, que se está comprometiendo el porvenir de la nación con menos innovación e investigación, menor calidad en los egresados de los centros de enseñanza y la juventud con mejores posibilidades de desarrollo ida.
Voy a poner mi caso particular que ilustra claramente lo descrito.
Mi hija estudiaba en las Universidad Simón Bolívar, estaba a pocos años de graduarse, en las vacaciones pasadas fue a intentar trabajar y ahorrar algo a un país vecino, consiguió trabajo y dadas las condiciones en las cuales se encontró en el país que la acogió decidió migrar: un ingreso que le permite sobrevivir y ahorrar un poco, ir a lugares de abastecimiento y poder adquirir lo que desee y no tener que vivir con la casi certeza que pudiera ser atracada por andar en la calle.
Ella contó con la suerte que en tres ocasiones hubo intento de robo que no se perpetraron por diversas razones, dos de ellos en una semana, ahora puede utilizar su celular para guiarse en la nueva ciudad sin el miedo de tener un arma que la apunta y pide sus pertenencias.
En el lugar de trabajo, a pesar de ser su primer empleo, de ser la segunda más joven allí, se le ha encargado que sea la responsable del cliente más importante e incluso, como es su deseo continuar con sus estudios, ya le han manifestado que acordarán nuevos horarios, dependiendo de lo que su universidad le permita.
Por qué una persona de valor del país tiene que migar es la primera pregunta que me viene a la mente, principalmente lo económico, sus últimos trimestres significaron un endeudamiento que crecía exponencialmente, los materiales que necesitaba para sus estudios se dispararon en precios y las mesadas que podía yo darle (aún percibiendo ingreso como trabajador de un ente del Estado), más lo de su madre, con pensión y jubilada, sin el bono alimentario, era insuficiente, por lo que tenía que recurrir a su tarjeta de crédito. Ello aparece muy bien reflejado en el artículo señalado. Sabemos que las becas estudiantiles son insuficientes para poder pagar un alquiler de una habitación, incluso compartida, ni hablar de otros gastos, que golpea a especialmente a los que tienen que movilizarse e instalarse en viviendas diferentes a las de sus padres.
El segundo detonante es la inseguridad de cuándo van a culminar sus estudios, mi hija perdió dos trimestres por paros y esa es una espada de Damocles cada inicio de clases. Los insuficientes presupuestos para la educación superior no son nuevos, pero en estos años es mucho mayor.
Tercero, la pérdida de calidad en lo que se imparte, su facultad ha sido golpeada por la falta de profesores, la sobre carga para los que quedan y el poco tiempo para los formadores para atender los casos individuales.
Cuarto, deterioro de los servicios. El comedor funciona a media máquina, sus concesionarios (en algunos casos funcionan de esta manera) están limitados por el monto asignado o reconocido por el gobierno para ofrecer una comida relativamente decente, con una oferta monótona e insuficiente; se suma a ello los cierres parciales e incluso en algunas universidades totales por semestres. De los transportes, ayuda para los que se movilizan de zonas no cercanas a la universidad (la USB, para poner un ejemplo, tiene rutas que traen estudiantes de Guarena-Guatire, Altos Mirandinos y Aragua), lo cual significa un ahorro sustancial en el pago de los mismos. De otras actividades como las deportivas o laboratorios para sus investigaciones o experimentos la mengua de implementos y condiciones mínimas para su uso es enorme. También se debe agregar los paros de trabajadores que en algunos casos que hacen que el mantenimiento sea inexistente por momentos.
Quinto, el mercado laboral se ha restringido, buena parte del aparato productor ha bajado Santamaría, con un crecimiento del Estado como empleador (parte de la política de control estatal por parte del gobierno, pero que no tocaré por ser un tema en si mismo) aunque ahora con un flujo de divisas mermado está reduciendo las oportunidades de empleo; por lo que nuestros jóvenes no ven posibilidades de poder conseguir un puesto de trabajo en sus áreas de formación.
Y sexto, la inseguridad, de los vehículos que transportan estudiantes a la universidad, en la segunda semana del trimestre que va en curso, fueron asaltado con la pérdida de celulares, dinero e, incluso, equipos como computadores o tabletas.
Ante este cuadro descrito y si comparamos con el que vivimos en nuestros años de estudiantes, sabemos que hay una gran diferencia, algunos pudimos ingresar en la época del boom petrolero de los setenta y principio de los 80, con un país pujante, que permitió que se masificara la educación, salud y vivienda (también sabemos que no era suficiente, que hubo sectores de la población que no participaron de esos beneficios o que parcialmente los tocaron), eran periodos en los cuales la profesionalización era vista como una forma de superación y de mejora en la calidad de vida, que a su vez redundaba en un país con buenas investigaciones e innovaciones tan necesarias.
También sabemos que Venezuela tiene bonanzas petroleras que hace que los gobernantes se embarquen en políticas sociales, entre ellas la educación, pero que son transitorias al depender de los mercados internacionales, que nuestro parque productor no es muy grande, que están también atenidos a los ingresos del Estado muchos de ellos.
Mas la situación actual es mucho más acuciante que lo vivido o sufrido en los 80 y 90, años de menores precios petroleros: nuestra “soberanía” alimentaria depende de los puertos, nuestras empresas en caída libre y sin visos de recuperación en el corto plazo y con ello la posibilidad de empleo, la inseguridad desatada como nunca, el salario de los profesionales (ni que decir de los trabajadores) no alcanza a llegar ileso el fin de mes y la educación, tal como la he apuntado.
Por ello me pregunto ¿dónde está la capacidad de crítica de esos colegas? ¿Será que hay un miedo enorme al cambio, a nuevas creencias? ¿Será que la conformidad de la edad es la que domina? ¿Será que la militancia partidista no permite que se vea la realidad, a pesar que un grupo tiene a sus hijos fuera por las razones arriba esgrimidas?
Yo si he sabido que hacer luego de esas clases: ¡Reinventarme permanentemente!