Wednesday, March 24, 2021

Yo me acuso…

Jorge Cruz, Bogotá, 3 de marzo de 2021

Hace un tiempo ya un estimado amigo oficialista me dijo que me leía para tener una idea de la oposición, yo le respondí que yo no era el indicado, pero sin mayores explicaciones.

Hace poco leí una entrevista a la colega y recientemente fallecida (lamentable pérdida) Paula Vázquez Lezama, en la cual ella afirmaba lo siguiente:

Cuando voy a los medios es porque me llaman como experta. Varias veces les he dicho a periodistas que juegan a la polarización, que yo no soy la “opositora de servicio” que va a hacer que el debate tenga la apariencia de ser equilibrado.” (Raffalli, 2019)

Esas frases resumen mi sentir, yo no soy experto, pero si un estudioso, por lo tanto, no verán que mis palabras responden a un partido, no milito en alguno desde mi juventud, todos mis argumentos son producto de mis cavilaciones, son mis lecturas, formación, análisis y conclusiones las generadoras de las aseveraciones que expongo, son reflexiones que han tomado años de gestación. En ciertos momentos han divagado, transformado o sustentado con mayor fuerza, mas, son mías y de nadie más.

Es una posición incómoda para algunos o muchos, sobre todo porque el país vive en una polarización donde no se permite los que no están firmemente identificados con un bando.

Esta actitud de mi parte ha hecho que algunos conocidos no me dirijan más la palabra, otros me tratan con recelo. Ello es parte del costo que se tiene que pagar por intentar ser más racional y menos sensorial, de no dejarse arrollar por el fanatismo, tan de boga en estos tiempos de tanta incertidumbre.

Debo confesar que he sido riguroso en muchos casos, en otros no tanto, de allí han surgido metidas de pata, temas de los cuales me he arrepentido, incluso en diversas instancias, pedir disculpas.

Una de las áreas de mayor énfasis en mis inquietudes ha sido sobre el ejercicio del poder, siempre lo he dicho soy un antisistema, un outsider, una persona que ha dudado con fuerza sobre los que asumen la dirección; he cometido errores en ello, aunque generalmente he acertado en mis resultados.

Traigo un ejemplo de esto último.

Allá por el 1998, Chávez estaba en plena campaña para la elección, en el Gran Salón del que era en aquel momento Caracas Hilton, hubo un encuentro de él con los grupos y simpatizantes del ambientalistalismo. Una de las luchas que estaban en la mesa fue el tendido eléctrico desde el Guri hasta Brasil, pasando por la Gran Sabana, el comandante manifestó estar en contra de tal proyecto, entre otras promesas, que recogían el sentir del movimiento.

Un número mayoritario, por no decir casi todos, salieron apoyando a este militar. Yo si les dije que por dos razones no votaría por él: Yo he sido militante del pacifismo por muchos años y me sonaba contrario a ello respaldar a una persona castrense. La segunda, su discurso me pareció falso, recogía casi todas las banderas de las luchas ecológicas candentes en tal espacio de tiempo, por lo que para mi era más bien un vendedor de ilusiones.

¡Mi intuición no estaba errada! Ya como presidente de la república, y mi persona trabajando en el Ministerio del Ambiente, participé en una comisión liderada por Edelca (Electificador del Caroní, ente encargado de la posible construcción de las torres), en la cual íbamos a intentar estudiar vías alternativas y buscando solución de conflictos. Teníamos como un mes y medio debatiendo y negociando, cuando el difunto dio unas declaraciones en las cuales simplemente pateó la mesa: el tendido iba por encima de cualquier divergencia o llamado de atención, se acosó a los líderes Pemones, comunidad indígena de la zona, y a la fuerza se construyó y surtió de electricidad a Boavista.

Esta medida y otras posteriores (mencionaré otra para confirmar mi tesis: la participación por medio de los Consejos Comunales, que desmontaba una larga lucha de las Asociaciones de vecinos, para cooptar el movimiento que allí hizo vida antes de su asunción del poder, también sucedió con el ambientalismo) me reafirmaron que estaba ante una estafa.

También debo hacer público que en cierto momento me pareció interesante su gobierno, pero fue algo breve, como dije me dominó el sentimiento de que era un simple ilusionista, que monopolizaba y neutralizaba las posibles fuentes de inconformidad.

Por todo lo anterior mantengo que, si bien he cambiado en algunos de mis preceptos, en líneas generales puedo sostener que mi actuar ha sido una línea constante guiada por mis conocimientos, sin embargo, fundamentalmente por mis intuiciones, que son parte de mi entrenamiento como estudioso social; que mis apreciaciones sobre esa realidad que he construido han estado poco influenciadas por partidos o simpatías, sino más bien por horas de trasnochos, lecturas y dar formas a ideas en un cuerpo estructurado.

¡Si! Me acuso de intentar ser coherente conmigo mismo y mi credo es mi creación.

Bibliografía

Raffalli, Cristina. (2019, junio 19). Paula Vásquez Lezama y el relato de un país que enloqueció. Retrieved from Prodavinci: https://prodavinci.com/paula-vasquez-lezama-y-el-relato-de-un-pais-que-enloquecio/   Revisado el 3 de marzo de 2021 

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