Jorge Cruz, Caracas, 16 de septiembre de 201
Una de las formas como los economistas hablan de apropiación
de plusvalía es un término llamado Valor agregado. El cual consiste en el
procesamiento posterior a una materia prima y el nuevo precio obtenido de allí.
Aclaro con un ejemplo, si yo produzco petróleo, pero no lo proceso sino que lo
vendo a un país que tiene refinerías y ese país luego me lo vende en forma de
subproductos, por ejemplo gasolina, lo más normal es que en esta operación yo seré
un perdedor, pues el valor de la gasolina será mucho mayor que el precio por el
cual yo negocié mi petróleo (cualquier parecido con lo que sucede actualmente
en Venezuela con la importación de gasolina desde el imperio es mera coincidencia).
En pocas palabras, quien se beneficia es un tercero no mi
persona.
En la cadena alimenticia sucede algo similar. Si yo consumo
vegetales (actúo como un consumidor primario), voy a obtener un porcentaje de
sus nutrientes, el resto es expulsado en forma de heces fecales, también esto
es lo que pasa cuando consumo animales (actúo como un consumidor secundario)
que se alimentan de vegetales, yo solo retengo en mi organismo un 14% de las
carnes digeridas.
Hasta el momento no hay problemas, yo soy un consumidor
secundario que me alimento de animales que cazo (donde el animal se ha autonutrido,
sin mi participación) o crío (en este caso yo he destinado alimento propio o
que digiera rubros que yo no puedo consumir, como sería el caso de una vaca
alimentándose de grama, que contiene un alto grado de celulosa que mi organismo
no está preparado para digerir).
Si me sugieren que utilice parte de mi alimento (verduras)
para alimentar un animal que posteriormente yo deberé consumir, la operación no
es tan sencilla.
Ya mencioné el valor agregado, allí quien se beneficia es el
conejo, no mi persona, él se ha apropiado del valor agregado de mis verduras
para engordar y luego, yo debo consumir su cuerpo para obtener un porcentaje
bajo de sus nutrientes (parte de lo que el roedor consumió ha sido ya arrojado
por su organismo, que yo tengo que deshacerme, porque ni como abono sirve).
Las verduras, que en muchos casos pudieran ser mi alimento,
están siendo destinadas a alimentar un animal (esta es la manera como el
capitalismo o capitalista o el sistema capitalista se apropia de mi plusvalía,
cerca de un 70% de los cuatro rubros de mayor producción mundial: trigo, arroz,
maíz y soya, son destinado a alimento animal, porque nos venden más caro la carne,
leche o huevos que los mencionados vegetales).
Sin mencionar las otras secuelas de la cría: hay que
destinar espacios para su cría, hay que crear jaulas, los animales expulsan
heces, se enferman o en el peor de lo casos nos encariñamos y cambian de
estatus, de cría de animales a mascotas (nadie consume sus mascotas, excepto en
casos de crisis de valores).
En resumen, nuevamente el gobierno que se tilda de estar
construyendo un socialismo, de estar adelantando una revolución nos quiere
meter gato por conejo, nos está vendiendo que una práctica capitalista es la
solución.
Preferiblemente es que nos alentara a ser consumidores
primarios, pero…
Cada acción nos demuestra que su discurso es sólo palabras huecas, que para mantenerse en el poder apela a contradicciones que únicamente sirven para alimentar a fanáticos que no analizan, sino repiten cual MP3.
Cada acción nos demuestra que su discurso es sólo palabras huecas, que para mantenerse en el poder apela a contradicciones que únicamente sirven para alimentar a fanáticos que no analizan, sino repiten cual MP3.
¡Definitivamente! A este gobierno le falta valor agregado en
sus ideas.
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