Jorge Cruz, Caracas,
3 de septiembre de 2014
Algunas veces nos
ponemos tan creativos que intentamos preparar una tortilla sin
huevos, para después justificarnos buscando culpables porque no es
una. La política y los políticos en Venezuela son una gran muestra
de ello.
Nuestra oposición
se ha caracterizado por criticar, muchas veces con razón, pero en un
alto porcentaje sin argumentos reales. El oficialismo, por su lado,
no se queda atrás en esta competencia al más inepto: siempre tiene
a mano un chivo expiatorio, el o los culpables de sus desaciertos.
Últimamente se
escucha con bastante insistencia que la culpa es porque no se ha
seguido el dogma marxista de la necesidad de acabar con el Estado
(burgués) y darle el poder al pueblo.
Para mi esta es una
tesis errada de principio a fin.
El instinto manda
Voy a empezar
aclarando que nos olvidamos de un principio fundamental: somos
animales sociales y que tenemos comportamientos que se repiten en
todas esas especies (insectos como abejas, hormigas…; mamíferos
como primates, felinos, etc.), reseño dos de importancia para este
tema: tendemos a construir estructuras de poder, las hormigas tienen
reina, obreras, soldados, entre otras y, segundo, un líder que
comanda el equipo (macho alfa).
Otro dato
importante, hay líderes diversos y no todos son aptos en todos los
ámbitos. Traigo un ejemplo para ilustrar. Creo que muchos recordarán
el caso de los sobrevivientes de los Andes, del equipo de rugby
uruguayo que tuvo un accidente aéreo en unos picos de los Andes.
Ellos comentan que a pesar de que uno de los que quedó con vida fue
el capitán del equipo, para esta nueva situación no dio la talla,
como necesitamos de líderes, otro de los integrantes del equipo tomó
las riendas y fue él quien armó la estrategia que los pudo sacar
del entuerto.
Otra premisa a
resaltar es la que he titulado economía energética; la cual
consiste en lo siguiente: todos los animales se movilizan o hacen un
desgaste de energía con tal de obtener a cambio una cantidad similar o mayor a la invertida en dicha acción. Si algún animal actúa en
contra de ello, por largo tiempo, sólo garantiza su muerte por
desnutrición.
Coprotagonistas
que no participan
Para entrar en
materia voy ahora a tocar la participación. La participación
coprotagónica se ha convertido en un eslogan que vende mucho, pero
que funciona poco; da caché político, pero los hechos son renuentes
a demostrar tal dogma, que solo llega a ser un lema más.
Para analizar
debemos observar a los Consejos Comunales, uno de los puntales de la
revolución socialista que se ha intentado presentar como meta
fundamental y base de la nueva Venezuela en construcción: hacia el
Estado comunal.
Voy a aclarar que no
voy a atacar todos los aspectos sobre este tema, solo algunos que son
indispensables para mi planteamiento aquí.
El primer problema
que encontramos, su estructura es horizontal, por lo arriba señalado,
que nos demuestra la realidad de ellos, debe haber un liderazgo; más
sincero sería tener una tendencia hacia lo horizontal, pero la ley
es clara al respecto. Los CC que han funcionado o siguen
funcionando es gracias a un líder fuerte y consecuente, las vocería
cumplen más un papel legal que real, el líder necesita de algunos
ayudantes que son su apoyo para llevar adelante los proyectos, aunque
se debe señalar que siempre son pocas las manos amigas y
voluntarias. En pocas palabras, los CC que han funcionado lo han
hecho en contra de la ley, con una estructura ligeramente o altamente
vertical.
El segundo punto es
que los CC son electos por asambleas, como una forma de combatir el
esquema de la representatividad, pero las vocerías también son
formas de delegar, es decir, representatividad. Se puede esgrimir que
son electos para ser vocero, pero quien, legalmente, dirige es la
asamblea; caemos en otro punto, el asambleísmo. Quienes hemos estado
inmersos en organizaciones de diversos tipo sabemos que las asambleas
son numerosas en un principio y decrece la asistencia con el tiempo,
aquí comienza a influir la economía energética, al inicio se
tienen altas expectativas, si los logros no son inmediatos decrece la
motivación y con ello la inversión energética, al final quedan
unos pocos voceros presentes y con deseos de seguir trabajando, hasta
notar que si no se logra nada reina la apatía incluso para los más
proactivos. El asambleísmo desgasta, haciendo que cada vez se
concentre más la toma de decisiones en los voceros (reales líderes),
que también son contados. Esto sucede de manera instintiva, no es
que los participantes van o sacan sus calculadoras para medir la
cantidad de energía invertida menos la obtenida. Para algunos sus
mediciones son de mayor alcance o lapsos de tiempo, eso son
generalmente los líderes, el resto “realiza” mediciones de
mediano y corto plazo, de ello depende su presencia. La gran mayoría
de la población vive el día a día y no hacen planes tan largo en
el tiempo.
Otra limitante que
tiene la ley, que nos muestra el idealismo en ella presente, que es
parte del punto anterior: las vocerías son voluntarias, tenemos dos
condicionantes: si es voluntario, lo realizo en mi tiempo libre,
primero está lo que implica mis ingresos, mi manutención y de mi
familia y, luego, lo voluntario; el segundo, nuevamente aparece la
economía energética. La realidad es, conozco de diversos casos en
los cuales se viola la ley, los líderes, para poder garantizar una
dedicación mayor a “mi tiempo libre”, son contratados por entes
del Estado, especialmente Fundacomunal.
Tenemos otra
variante de ese mismo fenómeno, lo voy a ilustrar con un ejemplo que
conozco. En el lugar donde trabajo se han dado al menos 6 iniciativas
organizativas desde abajo, promovida por los trabajadores, en lucha
por sus derechos: laborales, seguridad industrial, ocio, entre otras,
en todas ellas se encuentran cerca de 15 personas que han estado en
su promoción y son participantes activos, algunos de ellos están en
hasta cinco de ellas; el resto de personas, casi 400, hace
apariciones puntuales, son apenas un 10% de todo el personal activo
el que realmente se involucra en estas actividades que son para el
beneficio de todos. Es decir, son pocos, que se repiten en las
actividades. Yo propongo que se revise a los miembros de los CC y
veremos que muchos de ellos eran desde tiempos de la IV participantes
activos, con nuevas incorporaciones, pero muchos de ellos han sido
luchadores y líderes por largo rato.
Un líder o los líderes de las comunidades son el motor de ellas, pero el liderazgo tiene límites, señalo uno, está
demostrado que un líder que puede ser bueno para promover luchas
reivindicativas, por un servicio, no necesariamente es bueno para
administrar proyectos u otro tipo de labores comunitarias, son
contados los casos en los cuales, por ejemplo, se puede encontrar un
líder que es bueno como gerente o administrador y tenga un excelente
conocimiento técnico sobre el área en la cual se desempeña; ellos
son la excepción no la regla.
En pocas palabras,
la participación o esa nueva estructura de gobierno donde es el
pueblo el que manda, es un sofisma; lo real es que ella va a estar
mediatizada por los logros, por las metas que se van alcanzando en el
corto plazo para la gran mayoría, ha sido la historia de todos los
movimientos sociales y seguirá siendo.
Estos problemas se
magnifican con la propuesta del Estado Comunal, tal como lo señala
María del Pilar García en su artículo El
Estado Comunal y las divergencias alrededor del legado del Presidente
Chávez (en:
http://www.aporrea.org/ideologia/a194418.html). No es entonces el Estado Comunal o el poder popular los que deben asumir el poder para solucionar los problemas en Venezuela.
Realidad
caprichosa
Me pregunto si
alguien, de los proponente de estas iniciativas, ha revisado porqué
se cayó la USRR, porque los chino o vietnamitas, entre otros, han
cambiado sus estrategias de desarrollo; incluso los cubanos, se ha
dado una apertura que está atrayendo a cubanos-estadounidenses para
realizar negocios. Se tiene que revisar que factores internos
hicieron que los movimientos de participación entraran en picada. Se
necesita de un análisis serio sobre las causas de esa merma en la
participación, posiblemente terminarán (yo tampoco lo he estudiado,
por ello no puedo afirmar fehacientemente) por encontrar que la
economía energética fue una de las causales.
Todos ellos han
terminado en un centralismo, en una élite que gobierna, en un
partido que se enquista en el poder, en algunos casos en su peor
versión: dictaduras.
Por tal motivo,
expreso que no se puede seguir apostando por utopías que están
distante de nuestra naturaleza: animales, instintivos, que buscamos
sobrevivir como comunidad e individuos, que necesitamos de líderes
en los cuales delegar buena parte de nuestro futuro y expectativas.
Aceptemos que no va
a ser el soberano quien masivamente tome el poder y que desde ese
momento va a asumir su porvenir. Necesitamos de estructuras de poder
y de líderes, cualquier otra elucubración sirve como ejercicio
mental, pero para tenerla en el papel. El alto número de CC y
Comunas me da la razón, son pocas las operativas realmente y no es
por falta de reglamentos o por iniciativas individuales o incluso
colectivas, es por la naturaleza de ese animal llamado ser humano.
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