Jorge Cruz, Caracas 31 de julio de 2014
Cuando era un niño, las historias de fantasmas me llenaban
de miedo y curiosidad. Me asustaban y entusiasmaban poder escuchar cuentos
sobre sus apariciones, maldades o bondades, uno de mis preferidos fue la de la
mano de Oscar Wilde: El Fantasma de Canterville.
En mi juventud, el miedo desapareció, sólo la curiosidad por
un fantasma que recorría Europa. Me hablaba de la explotación del hombre por el
hombre que existía en el modo de producción capitalista o sistema capitalista.
La propiedad de los medios de producción generaba en que unos pocos (los
propietarios) se apropiaran de la plusvalía que el trabajador creaba. Con lo
cual mientras unos se enriquecían de manera desmesurada, otros vivían al borde
de la pobreza absoluta.
También supe que para eliminar la explotación unos países
(socialistas, se llamaron) decidieron que si el Estado asumía la propiedad de
los medios de producción se lograba ese objetivo; pero nunca se mencionó o tocó
a la plusvalía. El tiempo nos enseñó que la explotación no se eliminó, la
plusvalía que se generaba se concentraba en el Estado y los que estaban en el
poder o cercano a él se apropiaban de ella.
En pocas palabras, el pasar de unos capitalistas (conocidos
en algunos casos) a un ente más etéreo o al cual yo soy parte de, no significó
que la extracción de plusvalía se erradicara, sino que pasó a manos más “desconocidas”,
aunque en muchos casos se conocían de la
corrupción imperante.
La Plusvalía
He estado hablando de la plusvalía sin aclararla. Según
David Ricardo, es un exceso de valor que se genera en la producción, luego de
restar el pago al trabajador, este restante es el que el capitalista aprovecha
para enriquecerse cada vez más.
Carlos Marx la presentó como la forma como unos hombres
toman parte del valor generado para beneficio propio, como los que la toman son
pocos y los que la producen muchos, la riqueza de los pocos se agranda con el
pasar del tiempo.
Supuestamente los regímenes socialistas, tanto del siglo XX
como el actual, buscan extinguir la
explotación. La realidad ha sido otra. Yo voy a mostrar algunas formas de
exacción de plusvalía existente en Venezuela, a pesar de tanto discurso.
Voy a tomar como ilustración el caso del Seguro Social y
utilizar un caso hipotético que me sirva para mostrar mis argumentos. El caso
hipotético no es real, pero pudiera ser.
El Sr. P ha trabajado 11 años en una empresa privada, luego
ingresó a un ente del Estado, en el cual estuvo por 19 años y posteriormente
vuelve a otra empresa privada por 15 años, ahora tiene 65 años y desea
retirarse. Él desde finales de su primer trabajo logró una posición de
supervisión, que pasó a gerencia, por lo que su salario ha sido varias veces superior
al mínimo, su ingreso en los últimos 10 años han sido de 5 veces mayor.
En el país hay una diferencia entre pensión y jubilación, la
primera es la que se logra al cotizar al Seguro Social, al menos casi 15 años y
el monto que se recibe es similar al salario mínimo vigente. La segunda se
tiene por referencia el ingreso del último año, es un porcentaje que comienza a operar desde los 20 años hasta
los 30 de labores, cuando se logra tener un 100%, en una empresa sea privada o
pública.
Veamos que ocurre con el Sr. P:
1)
A pesar de haber estado trabajando por 45 años,
solamente tiene derecho a la pensión; es decir, salario mínimo. Su jubilación
no existe porque no se toma en cuenta la cantidad de años trabajados, sino la
continuidad en un lugar de trabajo. Por cierto, uno de los atractivos de trabajar con la administración
pública es que no importa donde se trabaje, se acumula el tiempo, algo que no
sucede con la empresa privada en Venezuela.
2)
A pesar de haber contribuido más de tres veces
la cantidad de cotizaciones al SS, nunca le es reembolsado la diferencia
(plusvalía acumulada para otros en un ente del Estado)
3)
A pesar de haber contribuido con hasta 5 veces
el salario mínimo por muchos años, su ingreso por la pensión solo le reconoce
el salario mínimo (nuevamente, plusvalía que se acumula para otros en un ente
del Estado).
4)
Otra irregularidad, a pesar de que a los 60 años
se pensionó, por 5 años le han estado debitando cotizaciones de su SS.
No voy a adentrarme en otros tipos de extracción sin
retorno, como por ejemplo, la política habitacional que se descuenta por muchos
años, en algunos casos se utiliza, pero en otros no y nunca es reembolsado, o
el pago por solamente tres meses luego de caer en paro, sin tomar en cuenta que
se pudo estar cotizando para el mismo por uno o decenas de años (se toma en
cuenta desde el primer año). Tampoco voy a adentrarme en el caso de los “bonos”,
una serie de motos que reconocen tu valía
(tales como la antigüedad o profesionalidad), que no son parte “integral” de tu
estipendio, por lo que no son tomados en cuenta al momento de calcular la
jubilación. Ni voy a tocar el tema de la Misión Amor Mayor, que en una gran
cantidad de casos le ha asignado una pensión a una persona que ha tenido
ingresos, pero que nunca ha cotizado. Para los que hablan de justicia, primero
deberían pensar en los que sí han cotizado, que parte de su ingreso se vio
disminuido para que luego uno que no lo hizo tenga igual tratamiento.
Como podemos visualizar, hay una cantidad de plusvalía que,
en este caso, un ente del Estado ha ido acumulando, que, como expresé
anteriormente, no es el Estado el receptor final, sino son grupos minoritarios
de personas que se apropian de ella: los que están en el poder o cercanos a él.
La boliburguesía no es una ilusión, es tan real como estas letras. Sucedió en
el socialismo del siglo pasado y se repite en el actual.
Algunos alegarán que el socialismo aún está en construcción,
por lo que muchos derechos no se han cumplido. Yo solo les recuerdo han sido 16
años, que no estamos hablando de algo superfluo, estamos hablando de la forma
máxima de explotación del hombre por el hombre, no lo digo yo, lo dijo Carlos Marx.
Si solamente haces reformitas en el ingreso, no se está realizando una “revolución”
sino gatopardismo de la mejor especie.
Ahora en mi vida de adulto ya no le tengo miedo, ni curiosidad a los fantasmas, me he
convencido que son puro cuento.