Jorge Cruz,
Caracas, 19 de mayo de 2013
Escena 1
-¡¡Me acabas de romper la mandíbula!!
-¡¡Tienes suerte que fue con la izquierda!!
Este tipo de expresión de una riña hipotética es un reflejo
de lo que sucede en el país. Si el gobierno hace algo que nos perjudica debemos
agradecer porque es de izquierda.
Escena 2
En un ataque del ejército, muere un guerrillero y un
soldado. Dependiendo de quién de la noticia, los titulares serían: Ha muerto en
combate un valiente miembro de nuestro ejército liberador; también: Cayó
fulminado un miembro de la oligarquía; u otra versión: El ejército repelió ataque
de terroristas dando muerte a uno de ellos; en la lucha, un héroe fue alcanzado
por el fuego del enemigo.
Escena 3
Recientemente hubo una agresión a diputados, entre ellos una
diputada, que fue golpeada en el piso. Resulta sorprendente que muchos de esos
que respalda la no agresión a la mujer, que se oponen a la agresión o tildan de
pacifistas aplaudieron o celebraron los golpes a dicha representante del género
femenino.
En los tres casos la violencia está presente, en todos ellos
hay agredidos y agresores, en uno de ellos un asesino y un asesinado.
La polarización también se expresa en la forma como abordamos los hechos.
Justificamos la violencia dependiendo si el agresor es cercano a nuestro
partido o creencia, escondemos sus secuelas bajo un manto de eufemismos como:
justicia popular contra la violencia burguesa, hay que acabar con los
terroristas, se lo merecen por oligarcas, su muerte sirve de ejemplo, y otras
cientos de frase más que oscurecen que hay victimarios y víctimas, que hay
violencia plana y llana, que alguien apretó un gatillo o botón y otro fue
destrozado o perforado de forma letal.
No hay violencia buena o mala, ni luchadores de la libertad
que combaten a terroristas, o abnegados guerrilleros que defienden los derechos
de los desposeídos. Es simplemente violencia, agresión, es la imposición del
macho alfa sobres sus súbditos, son peleas por la toma del poder que recurren a
la fuerza de las armas o física.
No tiene que ver con ideologías, sino con demostrar quién
está al mando de la manada o quién quiere acceder al trono. Es depredación del hombre por el hombre, que
como es normal, intentamos luego justificar con discursos. Es comportamiento
animal, instintivo, de defensa o ataque, porque no intentamos o creemos que
puede haber otros medios.
Yo no justifico ninguna de las forma de violencia, en todas
ellas hay un agredido, que en el peor de los casos, significa la muerte de alguno
de ellos. Ese soldado o guerrillero tiene familia o amigos cercanos que
sentirán la pérdida, incluso hay casos más dolorosos de la desaparición de alguien
que estuvo en el momento y lugar menos indicado, son esos daños colaterales
(como eufemísticamente se les llama),
que cobran víctimas no incluidas en los objetivos (pudiera que sí, pero que se cuentan
como muertes necesarias).
En resumen, no importa si un ataque es realizado con la
derecha o la izquierda, el golpe duele y el chichón o la fractura sale. No podemos
justificarla, porque cuando nos asalta a
nosotros o cercanos, muchas veces ni siquiera podremos exclamar: “Primero fueron… ahora soy yo,
y es tarde.”